Bill W. ¿ Como podemos mantenerlo simple ?








Escritos Bill W. : Bill W. : ¿ Cómo podemos mantenerlo Simple ?
 Grapevine July 1.960 By Bill W






Este número del Grapevine llegará a manos de sus lectores en julio, el mes en que celebraremos el 25º Aniversario de AA en Long Beach, California. Cruzaremos un nuevo umbral hacia nuestro futuro. Nos alegraremos al pensar en las dádivas y las maravillas del ayer. Y, al volver a consagrarnos a realizar la inmensa promesa del mañana de AA, sin duda consideraremos nuestra posición actual. ¿Hemos logrado "mantener AA simple" o, inadvertidamente, hemos cometido algún error?
Al reflexionar sobre esta cuestión, empecé a considerar nuestra estructura básica: aquellos principios, relaciones y actitudes que forman la sustancia de nuestros Tres Legados de Recuperación, Unidad y Servicio. En nuestros Doce Pasos y Doce Tradiciones, encontramos veinticuatro principios claramente enunciados. En nuestro Tercer Legado se incluyen unos estatutos para el servicio mundial que prevén la existencia de miles de representantes de servicios generales, centenares de miembros de comités locales, ochenta delegados de la Conferencia de Servicios Generales, quince custodios de la Junta de Servicios Generales, junto con el personal de nuestra Sede especializado en asuntos legales, financieros, de relaciones públicas y de publicaciones, y sus ayudantes. Nuestros servicios de grupo y de área contribuyen aun más a esta aparente complejidad.
En la pasada primavera, se cumplieron 22 años del establecimiento de nuestra junta de custodios para AA en su totalidad. Hasta aquel momento, no habíamos tenido principios enunciados ni servicios especiales. No habíamos ni siquiera soñado en los Doce Pasos. En cuanto a las Doce Tradiciones - basta decir que éramos unos 40 miembros con apenas tres años de experiencia. Así que no teníamos mucho que fuera "tradicional." AA estaba compuesta de dos grupos pequeños: uno en Akron y otro en Nueva York. Eramos una familia muy íntima. El Dr. Bob y yo éramos los "papás." Y en aquellos días se hacía lo que nosotros decíamos. Los locales de reunión eran los salones de estar de nuestras casas. La vida social se desenvolvía alrededor de las cafeteras en las mesas de nuestras cocinas. El alcoholismo se consideraba, por supuesto, como una enfermedad mortal. La honradez, la confesión, la reparación de daños, el trabajo con otros y la orientación eran la única fórmula para nuestra supervivencia y nuestro desarrollo. Esos eran años sin complicaciones, de sencillez alciónica. No había necesidad de la máxima: "Mantengámoslo simple." No podíamos haber sido menos complicados.
El contraste entre aquel entonces y ahora es impresionante. Para algunos de nosotros es espeluznante. Por lo tanto, preguntamos, "¿Ha seguido AA la advertencia del Dr. Bob de 'mantengámoslo simple'? ¿Cómo podríamos cuadrar los Doce Pasos, las Doce Tradiciones, las Conferencias de Servicios Generales y Convenciones Internacionales de hoy con nuestro AA original de 'café-y-pasteles'?"
A mí no me resulta difícil hacerlo. La simplicidad auténtica de hoy se encuentra, creo yo, en cualquier principio, práctica y servicio que sirvan para asegurar para siempre nuestra armonía y eficacia generales. Por lo tanto, ha sido mejor enunciar claramente nuestros principios que dejarlos en términos vagos; mejor clarificar sus aplicaciones que dejarlas indefinidas; mejor organizar nuestros servicios que dejarlos al azar o no tener ningún método para realizarlos.
Un regreso a la época de la mesa de cocina no nos daría la deseada sencillez. Solo podría significar la irresponsabilidad, la discordia y la ineficacia a gran escala. Imagínense: No habría principios orientadores bien definidos, no habría literatura, ni salas de reunión, ni apadrinamiento planificado, ni dirección estable, no habría relaciones bien establecidas con los hospitales, ni sanas relaciones públicas, ni servicios locales o mundiales. Volver a esa especie de sencillez de los días de antaño seria tan absurdo como vender el volante, el depósito de gasolina y los neumáticos del coche de la familia. El coche sería sin duda una cosa más simple - y no habría que comprar gasolina o pagar por reparaciones. Pero nuestro coche no andaría. La vida familiar apenas se podría considerar más simple; en seguida llegaría a ser confusa y complicada.
Una anarquía informe de AA, animada únicamente por el espíritu de reunámonos," simplemente no nos basta a los AA de hoy. Lo que en 1938 les daba buenos resultados a unos cuarenta miembros no va a funcionar para los 200,000 AA de 1960. Nuestro mayor tamaño y, por consiguiente, nuestras mayores responsabilidades constituyen la diferencia entre la niñez de AA y su mayoría de edad. Nos hemos dado cuenta de lo tonto que sería intentar recuperar la sencillez que conocíamos en nuestra niñez para así evitar la responsabilidad con la que siempre tenemos que enfrentarnos para "mantenerlo simple" hoy. No podemos atrasar el reloj y no debemos intentarlo.
La historia de la evolución de nuestras ideas acerca de la "sencillez para hoy" es fascinante. Por ejemplo, llegó la hora en que tuvimos que codificar - u organizar, si así se prefiere - los principios básicos que habían surgido de nuestra experiencia. A esa idea se le puso mucha resistencia. Muchos miembros expresaban la convicción firme de que, con la publicación de los Doce Pasos se estaba complicando demasiado el sencillo (aunque algo confuso) programa de recuperación transmitido de palabra. Se decía que "estábamos tirando 'la sencillez' por la ventana." Pero no era así. Sólo hay que preguntarse, "¿Dónde se encontraría hoy AA sin los Doce Pasos?" Sólo Dios sabe el bien que se ha hecho con la enunciación precisa y la publicación de estos principios en 1939. La codificación ha simplificado mucho nuestra tarea. ¿Quién podría decir lo contrario ahora?
En 1945, se levantó un clamor parecido cuando se enunciaron claramente en las Doce Tradiciones de AA los sólidos principios para vivir y trabajar juntos. Nos resultaba muy difícil llegar a un acuerdo al respecto. No obstante, ¿quién puede decir ahora que las Tradiciones han complicado nuestras vidas? Al contrario, estos principios tan claramente definidos han simplificado grandemente la tarea de mantener la unidad. Y para nosotros los AA la unidad es una cuestión de vida o muerte.
Lo mismo ha ocurrido en todas partes con respecto a nuestros servicios activos, especialmente los servicios mundiales. Cuando se creó nuestra primera junta de custodios de AA, había graves inquietudes. La gente se sentía muy alarmada porque esta operación suponía ciertos trámites legales, ciertas cuestiones de autoridad y de dinero y algunas transacciones comerciales. Habíamos estado diciéndonos alegremente que AA había "separado completamente lo espiritual de lo material." Por lo tanto, se produjo una gran conmoción cuando el Dr. Bob y yo propusimos los servicios mundiales; cuando insistimos en que estos servicios tenían que estar encabezados por una junta permanente; y cuando dijimos además que había llegado la hora de que - por lo menos en esta esfera - tendríamos que aprender a poner lo material al servicio de lo espiritual. Alguien que tuviera experiencia tendría que tomar el volante, y tendría que haber gasolina en el depósito de AA.
A medida que nuestros custodios y sus colegas empezaron a llevar nuestro mensaje a todo el mundo, nuestros temores empezaron a desaparecer poco a poco. AA no se había hecho más complicado. Se había simplificado. Podrían preguntarle a cualquiera de las decenas de miles de alcohólicos y familiares suyos que estaban llegando a AA gracias a nuestros servicios mundiales. Sus vidas sin duda habían sido simplificadas. Y, en realidad, las nuestras también.
Cuando en 1951 se reunió por primera vez nuestra Conferencia de Servicios Generales, volvimos a contener la respiración. Para algunos, este acontecimiento significaba un desastre total. Ahora las peleas y los politiqueos serian la norma. Nuestros peores rasgos de carácter tomarían la delantera. La serenidad de nuestros custodios y de todos los demás se vería trastornada (como a veces de hecho ocurrió). Se pondría obstáculos a nuestra hermosa espiritualidad y la terapia de AA. Algunos se emborracharían por este motivo (y de hecho algunos lo hicieron). Más fuerte que nunca, se oía gritar: "¡Por el amor de Dios, mantengamos esto simple!" Algunos miembros protestaban, "¿Por qué el Dr. Bob y Bill y los custodios no pueden seguir dirigiendo estos servicios? Esta es la única forma de mantenerlo simple."
Pero pocos sabían que el Dr. Bob estaba enfermo de muerte. Nadie se paró a pensar que muy pronto sólo quedaría un puñado de pioneros; y que también éstos no tardarían mucho en desaparecer. Los custodios se encontrarían muy aislados y desconectados de la Comunidad a la que servían. El primer gran vendaval los podría derribar. AA sufriría un ataque de corazón. Con casi toda seguridad el resultado seria un colapso irreparable.
Por lo tanto, los AA tuvimos que tomar una decisión: ¿qué sería realmente lo más simple?
¿Lograríamos establecer esa Conferencia de Servicios Generales, a pesar de sus gastos y peligros particulares? O, ¿nos quedaríamos en casa de brazos cruzados, esperando las funestas consecuencias de nuestro temor y nuestra insensatez? Nos preguntábamos, ¿qué seria a largo plazo lo mejor y, por lo tanto, lo más simple? Como indica nuestra historia, nos pusimos en acción. La Conferencia de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos acaba de celebrar su décima reunión anual. Con toda certeza sabemos que este instrumento indispensable ha consolidado nuestra unidad y ha asegurado la recuperación de multitudes de alcohólicos enfermos que están todavía por venir.
Por consiguiente, creo que hemos mantenido la fe. A mi parecer, así es como hemos hecho que AA sea verdaderamente simple.
Puede que algunos todavía nos pregunten, ¿No nos estamos alejando de nuestra Tradición original según la cual 'AA, como tal, nunca debe ser organizada'?" Absolutamente no. No estaremos "organizados" mientras no creemos un gobierno; mientras no digamos quién debe o no debe ser miembro; mientras no autoricemos a nuestras juntas y comités de servicio a imponer castigos por falta de conformidad, por no contribuir dinero, por mal comportamiento. Yo sé que cada AA en su corazón comparte la convicción de que nunca puede pasar ninguna de estas cosas. Simplemente organizamos nuestros principios para que se puedan entender mejor, y seguimos organizando así nuestros principios a fin de poder hacer una transfusión de la sangre vital de AA a los que sin ella morirían. En esto consiste exclusivamente la "organización" de AA. "1.unca puede haber más.
Una pregunta para terminar: "¿Ha desaparecido del mundo de AA la época de café-y-pasteles y de intimas amistades porque nos estamos haciendo modernos?" Difícilmente. Conozco a un AA de mi pueblo que lleva varios años sobrio. Asiste a las reuniones de un grupo pequeño. Las charlas que escucha son exactamente iguales que las que el Dr. Bob y yo solíamos escuchar - y a veces dar - en nuestros respectivos salones de estar. Mi amigo tiene como vecinos una docena de compañeros de AA. Se reúne con ellos regularmente alrededor de las mesas de cocina y tazas de café. Sale con frecuencia a hacer visitas de Paso Doce. Para él, no ha cambiado nada; AA es como ha sido siempre.
Puede que en las reuniones mi amigo vea algunos libros, folletos y ejemplares del Grapevine colocados en una mesa. Oye a la secretaria anunciar tímidamente que todos estos artículos están a la venta. Le parece que el Intergrupo de Nueva York es una buena cosa ya que, por medio de ello, algunos le sus amigos encontraron sus padrinos. Con respecto a los servicios mundiales, no lo tiene tan claro. Oye algunas cosas en contra y otras a favor. Llega a la conclusión de que probablemente se necesitan. Sabe que su grupo envía algún dinero para estas actividades, y no le parece mal. Además, hay que pagar el alquiler del local de su grupo. Así que, cuando le llega el sombrero, echa gustosamente un dólar.
En lo que concierne a mi amigo, estas "modernizaciones" de AA no tienen un impacto devastador en su serenidad o en su bolsillo. Simplemente representan su responsabilidad para con su grupo, su área y AA en su totalidad. Para él, éstas siempre han sido las obligaciones más simples y naturales.
Si trataras de decir a mi amigo que AA se está echando a perder por culpa del dinero, de la política y de la excesiva organización, se echaría a reír. Probablemente te diría, "Porqué no te vienes a casa después de la reunión y nos tomamos otro café."