Una historia sobre el libro Grande












"A partir de la visita que me hizo Ebby en el otoño de 1934, habíamos desarrollado gradualmente nuestro "programa verbal"; la mayor parte de las ideas básicas provenía de los Grupos Oxford, de Williams James y del Dr. Silkworth. Aunque se veían sometidas a considerables variaciones, podíamos resumirlas en un procedimiento muy consistente que comprendía seis etapas:




1. Admitimos que estábamos vencidos, que éramos impotentes ante el alcohol.



2. Hicimos un inventario moral de nuestros defectos o pecados.



3. Confesamos o compartimos nuestros defectos con otra persona, en forma confidencial.



4. Hicimos restitución a todas aquellas personas que habíamos perjudicado con nuestra bebida.



5. Tratamos de ayudar a otros alcohólicos, sin buscar recompensa en dinero o prestigio.



6. Rezamos al Dios en que cada uno creía pidiéndole la fuerza necesaria para practicar estos preceptos.




Esto era en esencia lo que, a fines del año 1938, les decíamos a los recién llegados. Varias de las otras ideas y actitudes del Grupo Oxford habían sido rechazadas definitivamente, incluyendo aquellas que podrían envolvernos en controversias teológicas".





En ese entonces los A.A. no tenían mensaje escrito, por lo que leían y estudiaban diversos textos espirituales. Sobre esto podemos leer en el libro "El Dr. Bob y los buenos veteranos":





"Se hacía hincapié en la Biblia como material de lectura, por supuesto; muchos recuerdan que "El Sermón de la Montaña" por Emmet Fox, era también muy popular. "Esa era una lectura que se les requería a todos", dijo Dorothy S. M. "Tan pronto como los hombres que estaban en el hospital podían empezar a fijar la vista, obtenían una copia del Sermón de la Montaña".





Luego estaba ese librito barato de "El Cuarto de Arriba", recordó ella. "Ellos suponían que podíamos disponer de una moneda para lectura espiritual. Imprimían en nosotros que teníamos que leer eso absolutamente todas las mañanas. No había ningún bien equipado cuarto de baño en A.A. que no tuviera una copia, y si tú entrabas y veías que no estaba abierto en el día correcto, inmediatamente comenzabas a sospechar de ellos".





Bob E. de Akron recordó que otro libro popular en ese tiempo fue "La Cosa Más Grande del Mundo", de Henry Drummond; este, junto con "El Cuarto de Arriba", les era proporcionado a los miembros por Madre G.





Aunque en esa época había por ahí una buena cantidad de material para leer, definitivamente había una necesidad de literatura dirigida específicamente al alcohólico". (del libro "El Dr. Bob y los Buenos Veteranos", pags. 160-161).





Otra de las cuestiones que mostró a los primeros miembros de la Comunidad la necesidad imperiosa de literatura propia, es descripta por Bill en el libro "A.A. llega a su mayoría de edad":





"Cuando el Dr. Bob y yo nos dimos cuenta en el otoño de 1937 de que unas ochenta personas se habían recuperado del alcoholismo, nos preguntamos: "¿Cómo podemos compartir esta experiencia? ¿Cómo podremos difundir al mundo este mensaje?". El Dr. Bob se había recuperado dos años y medio antes, y yo había estado sobrio durante tres años.



Nos había tomado todo el tiempo el perfeccionar un programa de recuperación y llevar la sobriedad a un puñado de pacientes. El número de alcohólicos en el mundo que deseaban recuperarse podía ascender a muchos millones. ¿Cómo podríamos llevar esta gran oportunidad a esas personas? Al paso lento al que nos movíamos, claramente no podríamos alcanzar a la gran mayoría de aquellos alcohólicos.





No podíamos por consiguiente continuar siendo una sociedad secreta. La comunicación verbal con los pocos alcohólicos que podíamos tratar con nuestros métodos corrientes de entonces no sólo sería muy lenta sino también peligrosa; peligrosa porque el mensaje de recuperación en el cual teníamos ahora depositada toda nuestra confianza podría ser rápidamente mutilado y totalmente deformado. Era obvio que nuestra naciente sociedad y su mensaje necesitaban hacerse públicos". (libro "A.A. llega a su mayoría de edad", pag. 155).

 
Bill W. tenía una serie de ideas y las compartió con Dr. Bob en una de sus visitas a los "akronitas".



"El Dr. Bob acogió con entusiamo la idea del libro. Pero cuando se trató de los misioneros a sueldo y de los hospitales con ánimo de lucro, se mostró francamente escéptico". (A.A. llega a su mayoría de edad, pag. 156).





Pese a la negativa de Dr. Bob, Bill continuó adelante con la cuestión de los misioneros y hospitales. Ambas "alocadas" propuestas nunca se llevaron a cabo. El tercer proyecto: un libro, fue el que se pudo encarar, con el apoyo de los grupos de Akron y Nueva York.





La cuestión libro no fue fácil de encarar. Hay muchas páginas escritas sobre las dificultades económicas y de otro tipo que debieron sobrellevar. A pesar de los obstáculos Bill comenzó a escribir.





"A medida que los capítulos iban siendo redactados, yo los iba leyendo en las reuniones semanales del grupo de Nueva York en el local de la calle Clinton. Al Dr. Bob le enviábamos copias para que las revisaran y las criticaran en Akron, donde obteníamos la más calurosa acogida. Algo muy distinto sucedía en las reuniones neoyorquinas, donde nuestros escritos eran literalmente aporreados, por lo cual fueron muchas las veces en que tuve que volverlos a redactar, para que Ruth los copiara a máquina una y otra vez. A pesar de las acaloradas discusiones, las críticas del grupo de Nueva York nos ayudaron enormemente, y sirvieron hasta cierto punto para que el entusiasmo y la confianza se incrementaran.





De esta manera fue adelantándose el trabajo hasta llegar al famoso Capítulo Quinto. Ya estaban escritos mi historia personal y tres capítulos más titulados "Hay una Solución", "Algo más acerca del Alcoholismo" y "Nosotros los Agnósticos". Nos dimos cuenta entonces de que ya teníamos suficiente material de presentación, pero que en este punto nos era necesario explicar la manera exacta como funcionaba nuestro programa de recuperación del alcoholismo. En este punto teneíamos que insertar la columna vertebral de nuestro libro. Este era un problema que secretamente me había preocupado mucho. Yo nunca había escrito nada anteriormente, ni nadie en el grupo de Nueva York tenía experiencia como escritor. Las discusiones que se habían suscitado acerca de los cuatro capítulos iniciales habían sido terribles. En ciertas ocasiones estuve a punto de arrojar todos los borradores del libro por la ventana". (A.A. llega a su mayoría de edad; pag. 169)





Es en este momento que Bill W. decide transformar los seis "principios originales", en los actuales Doce Pasos. Sobre esta difícil pero acertada decisión podemos leer lo siguiente:





"Mi estado de ánimo en la noche en que se escribieron los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos era muy poco espiritual. Me encontraba enfermo y cansado, reclinado en mi cama en el número 182 de la calle Clinton con un lápiz en la mano y un legajo de papel borrador sobre la rodilla. No podía concentrarme en mi trabajo, ni mucho menos poner mi corazón en él. Pero me encontraba frente a una tarea que tenía que hacerse, y poco a poco en mi mente se fue aclarando el enfoque que iba a darle".



Bill escribió:








"Finalmente me dispuse a la tarea de redactar más de seis etapas o pasos; cuántos más, no lo sabía. Tomé aliento y pedí ayuda divina. Con una velocidad sorprendente, teniendo en cuenta mis alteradas emociones, completé el primer borrador. Esto me tomó media hora aproximadamente. las palabras me fluían fácilmente. Cuando llegue al punto final, numeré los pasos resultantes. Sumaban doce. En alguna forma, tal número me pareció significativo; sin tener motivo ni razón especiales, los relacioné con los doce apóstoles. Sintiéndome entonces sumamente aliviado, comencé a repasar el escrito".







A continuación Bill describe los cuestionamientos que recibió de sus compañeros sobre la primera versión de los doce pasos:







"En ese momento llegaron dos visitantes. Uno de ellos, mi buen amigo de aquella época, Howard A. Con él venía un nuevo miembro, quien llevaba escasamente tres meses de abstención. Yo estaba muy satisfecho con lo que había escrito, y les leí la nueva versión de nuestro programa, ahora sí los "Doce Pasos". Howard y su amigo reaccionaron violentamente. ¿Por qué doce pasos?, preguntaron. Y luego: "Le has metido mucho Dios a estos pasos; vas a amedrentar a la gente". Además: "¿Qué significa eso de que el alcohólico tiene que arrodillarse cuando pide ser liberado de sus defectos?" Y añadían: ¿Quién va a querer que se le desaparezcan todos sus defectos?" Cuando Howard me vio un tanto molesto, añadió: Bueno, algo de esto parece que está bien logrado. Pero Bill, tienes que moderarlo un poquito. Está demasiado estricto. Un alcohólico corriente no se lo va a tragar en la forma que está". (A.A. llega a su mayoría de edad; pags. 170-171)





Este fue el comienzo de una ardua tarea a través de acaloradas discusiones para "moderar" los doce pasos. El grupo Akron gustaba mucho de los doce pasos de Bill, pero en su grupo de Nueva York, las críticas se sucedían sin cesar.





Se hicieron largo debates en los dos grupos y también se consultó a personalidades influyentes de la medicina y la religión. Los doce pasos, así como cada capítulo fue discutido y se hicieron cambios importantes a la versión original de Bill W. Lo mismo sucedió cuando buscaron un nombre para el texto. Parecía que las discusiones nunca acabarían. Finalmente el Libro Grande fue aprobado por la "conciencia de grupo" de los primeros cien alcohólicos que integraban la comunidad.





En el capítulo XI del libro "Transmítelo" (biografía de Bill W.), podemos apreciar con mayor detalle las dificultades que enfrentó el co-fundador de A.A. en su propuesta del primer libro de la Comunidad. Encontró resistencia tanto en los miembros de los grupos, así como en los amigos no alcohólicos. Además hubo "tentaciones" al recibir ofertas de editores privados.





El libro se publicó en abril de 1939 con el nombre de "Alcohólicos Anónimos" de donde la comunidad adoptó su nombre.