Ralph Pfau : La actutud hacia el inventario








Nota de AHAA : La siguiente información relacionada con el padre Ralph Pfau ha sido facilitada por Danilo Ernesto, que dice ser un A.A. de el pais de los padrinos, El Salvador, el primer pais de habla hispana donde llegó el mensaje de vida de A.A. Quiero darle las gracias a Danilo por la valiosa información que a modo de regalo nos está compartiendo. Se irá exponiendo todo el regalo de Danilo en forma de mensajes y se podrá chequear en su totalidad en "El Rincón de Danilo "


_________________________________________________________________________


. ACTITUD RESPECTO AL INVENTARIO.


a) EL INDIVIDUO QUE PIENSA “QUE NO ES NECESARIO”.

Este es el hombre que ha permanecido sobrio por pura casualidad durante un periodo de tiempo, y que le dice a los recién llegados. “No es necesario hacer un inventario. Mírame a mi, estoy sobrio, y nunca he hecho un inventario”. ¡Pobre ser engañado! Triste es decir que no ha recaído —todavía—. Generalmente es el individuo que no recae sino hasta después de un afro, o dos o tres —y nunca vuelve-. La falta de un inventario ha ocasionado que todos sus errores pasados y sus pensamientos equivocados permanezcan en su inconsciente_ No habiendo obtenido nunca una verdadera imagen de si mismo y de sus faltas y fallas, su meme y su alma son campo fértil para su firmemente arraigada soberbia, lo cual, extraño es decirlo, con frecuencia le hacen posible retener un largo periodo de sobriedad de la clase negativa. Por lo general es extrovertido, rara vez piensa con su yo interior —tiene miedo de hacerlo para no verse precisado a bajar de su pedestal de vanidad. Es a menudo un buen orador ——y frecuente— no se da cuenta de que el hecho de hablar es un intento inconsciente de alimentar su vanidad. Con frecuencia se dice de él que es un buen A.A., y de hecho lo es —exteriormente—. Es el tipo de persona que evoca el comentario: “Y pensar que Juan recayó, tras de haber estado 4 años en el programa”. En tanto que realmente nunca estuvo en el programa.

b) EL "INDIVIDUO DESCUIDADO”. Ha hecho un inventario general. Aún en ocasiones puede seguir haciendo un inventario —muy a la ligera. Estos inventarios no son hechos ni “sin temor•" ni son “minuciosos”. Mas bien se hacen "con temor" para no tener que tomar medidas sobre las culpas mayores y poder ocultarlas entre si mismo. Olvida que sus faltas nunca estén ocultas para Dios, y rara vez para sus semejantes. Ha logrado un ápice de sinceridad, pero vive agobiado por su temor o su orgullo básico —con frecuencia también por la pereza. Si su descuido es resultado del temor o de la pereza, generalmente permanece sobrio, no es feliz, y por la gracia de Dios llega por fin a reconocer su dificultad, hace algo para remediarlo, y entonces, solo entonces, logra la felicidad y la sobriedad. Si, por otra parte, su descuido se debe a la soberbia, generalmente sólo aprende a base de golpes —por medio de una recaída—. La soberbia es el principal obstáculo para recibir la gracia de Dios.

c) EL “HOMBRE ESCRUPULOSO”. “Escrupulos0” se deriva del latín, “scrupula" —-un término usado por los romanos para designar las piedrecillas que con tanta frecuencia penetraban en sus sandalias. Podemos imaginarnos el resultado: dar con temor un paso en firme, y estar constantemente irritado y detenido en el progreso deseado. Se ha suscitado una situación similar en el individuo escrupuloso. No tiene piedrecillas en sus zapatos, pero su ALMA esta cargada de piedrecillas imaginarias consistentes en pecado y agravio. Ve pecados en todas las cosas. Su inventario es una pesadilla. Lo hace una y otra vez, y nunca queda satisfecho. Le presta mucha atención a los detalles, y esta en extreme temeroso de sus pecados mas serios del pasado. Se convierte en el hombre mas desgraciado, y generalmente termina con una neurosis angustiosa, o un sentimiento de culpa. Hay muchos de estos individuos en A.A. Lo que no reconocen es que su problema básico es también la soberbia, y que es la soberbia la que está detrás de su terca negativa a admitir que son muy poco diferentes del resto de la gente. No parecen comprender que Dios conoce sus debilidades —tanto las pasadas como las presentes— mucho mejor que ellos mismos, y que todo lo que Dios pide es una admisión HUMILDE, una buena voluntad sincera, y una inconmovible dependencia de su gracia, en vez de en la propia fortaleza desamparada.

El remedio para una situación tal viene sólo a través de mucha meditación sobre la misericordia y el amor de Dios, y siguiendo ciegamente el consejo y la orientación proveniente de una fuente COMPETENTE. Estos individuos deben obedecer sin desviación las instrucciones y opiniones de otra persona —y esa persona debe estar capacitada para poder dar la orientación en tales casos —un ministro religioso o un psiquiatra. En muchas ocasiones causa mucho daño el hecho de que miembros bien intencionados aconsejen a estas personas, como por ejemplo: “tú no eres un alcohólico; eres un neurótico". Otros causan más daño aún al burlarse de estas desafortunadas personas. El mamo adecuado de estos individuos consiste en animarlos a buscar ayuda competente psiquiátrica o espiritual de alguien que esté capacitado para proporcionarla.

d) EL "INDIVIDUO GENERAL, PERO NO COMUN”. Esta persona ha hecho su inventario general tal vez más conscientemente; pero ha c0nclui$r~alli. Logra una sobriedad de buena calidad al principio. Generalmente la conserva —por algún tiempo-. Sin embargo, ya sea por no darse cuenta de la necesidad, o por causa de malos consejos, o debido a simple negligencia, no practican el Décimo Paso —el inventario— con regularidad. Como resultado, progresa —hacia atrás—. Las antiguas culpas, faltas. Pensamientos erróneos, y por último "el pensar en la copa", aparecen en su personalidad, y entonces recae. Para su asombro y malestar encuentra que ha progresado mucho --—con su alcoholismo—.

e) EL "MOROSO”. Ha estado haciendo su inventario durante meses o años —mañana—. Tiene cierta sinceridad, pero su temor o apatía mantienen a esa sinceridad solamente en un estado mental.

La acción nunca sigue al pensamiento, pues el mañana no llega nunca.

La morosidad, ayudada por las racionalizaciones, le impide a esa persona el progreso en su vida espiritual, y mantiene cualquier progreso a éxito en su vida a un mínimo. La mayoría de estos miembros permanece sobrio; ellos rara vez son felices y siempre se están preguntando el por qué. Algunos recaen y lo averiguan.

f) EL "QUE TIENE PRISA”. Esta persona hace su inventario, y de prisa. Hace su inventario generalmente los primeros días de su sobriedad. Este solo factor le impide verse con mayor claridad. Por 10 menos inconscientemente, eso es exactamente lo que desea. Al sospechar que moralmente esta en la bancarrota, teme sacar este hecho a la superficie, y por eso se apresura para hacer una lista de algunas faltas y defectos de personalidad "usuales”. Mientras más pronto hace esto, es mejor, para poder nuevamente aparecer como la persona que desea que todo el mundo crea que es, Tal individuo puede aún hacer un inventario regular de vez en cuando —de prisa——. De manera que no engaña a nadie sino a si mismo. Sufre de frecuentes conflictos interiores, rara vez es feliz, y está propenso a tener ataques de nervios periódicamente. Toda su vida transcurre de prisa. Nunca ha aprendido el valor de "t0marla con calma". Casi la única vez en que se detiene es para ver una botella —o adquirirla—.

LA ACTITUD CORRECTA: Tener la convicción de que la serenidad es imposible, y la sobriedad cuando mucho dudosa, sin hacer un inventario general sensato y sincero, con regularidad y cuidadosamente, sin prisa alguna.