El alcoholismo como enfermedad espiritual según A.A.








He aquí un capitulo vital de los albores de la historia de A, A. que no había sido publicado con anterioridad. Antes de que Bill llevara el mensajes de Bob, y aún antes de que Ebbie le llevara el mensaje a Bill, hubo otro de nombre Roland H. que le había llevado el mensaje a Ebbie. Roland H. un alcohólico sin remedio, había sido encausado por el camino espiritual de la recuperación por el célebre psiquiatra. Dr. Cari Gustavo Jung, de Zurich.


Este extraordinario intercambio de cartas revela por primera vez no sólo la histórica ascendencia directa de A. A. sino que también la fantástica situación en la que Jung, hondamente involucrado con los científicos y con una reputación científica que podía verse comprometida, sintió que tenía que ser cauto sobre la revelación de su profunda



Y constante creencia en el sentido de que las fuentes fundamentales de la recuperación son los recursos espirituales.



Los herederos del Dr. Jung han dado su autorización para publicar su carta en la revista "Grapevine" de A. A.



23 de Enero de 1961







Profr. Dr. Cari. G Jung 

Kusnacht, Zurich 

Soestresso 228 

Suiza

Muy estimado Dr. Jung.


Esta carta de reconocimiento ha sido demorada por largo tiempo.

Primero me presentaré como Bill W.- co-fundador de la sociedad de Alcohólicos Anónimos, Aunque seguramente ha tenido noticas de nosotros, dudo que esté consciente de que cierta conversación que tuvo usted una vez con uno de sus pacientes, un señor Roland H., a principios de 1930, jugó un papel crítico en la fundación de nuestra Fraternidad.

Aunque Roland H. murió ya hace mucho, ¡os recuerdos de su extraordinaria experiencia durante su tratamiento con usted, han llegado a formar definitivamente, parte de la historia de A. A.. Nuestro recuerdo de la exposición de Roland H. sobre su experiencia con usted es el siguiente:

Habiendo agotado otro medio de recuperación de su alcoholismo, fue más o menos en 1931 cuando se convirtió en paciente suyo. Creo que permaneció bajo su tratamiento por espacio aproximado de un año. Su Admiración por usted... era ilimitada y abandonó el tratamiento con un sentimiento de mucha confianza. Para su gran consternación, pronto reincidió en la intoxicación alcohólica. Seguro de que era "su último recurso", nuevamente se puso en sus manos. Siguió luego la conversación entre ustedes que había de convertirse en el primer eslabón en la cadena de acontecimientos que originaron la fundación de Alcohólicos Anónimos.

Lo que recuerdo de su narración de esa conversación es esto: En Primer lugar, usted francamente le informó sobre lo irremediable de su estado en lo concerniente a la continuación de tratamientos médicos o psiquiátricos. Esta declaración veraz y humilde por parte de usted fue, sin lugar a dudas, la primera piedra sobre la que nuestra sociedad ha sido construida.

Viniendo de usted, en quien confiaba y a quien

Admiraba tanto, el impacto en él fue inmenso. Cuando en consecuencia le preguntó si había alguna otra esperanza, usted le dijo que podía existir, siempre que pudiera llegar a sentir una experiencia espiritual o religiosa, en pocas palabras, una conversión genuina. Le hizo usted notar que tal experiencia, si llegaba a ocurrir, podría darle una nueva motivación, ahí donde ninguna otra cosa podría hacerlo. Pero si le advirtió que, en tanto que tales experiencias habían logrado a veces la recuperación de Alcohólicos, eran relativamente raras. Le recomendó que se situara en una atmósfera religiosa y que esperara los resultados. 

Creo que ésta fue la esencia de sus consejos. Poco tiempo después, el Sr. Roland II. se unió a los grupos Oxford, un movimiento de evangelización que estaba en ese tiempo en la cúspide de su éxito en Europa y con el cual está usted sin duda, familiarizado. Recordará el gran énfasis que ponían en los principios de autoanálisis, confesión, reparación y el darse en servicio a los demás. Le daban mucha importancia a la meditación y a la oración. En este medio. Roland II., encontró la experiencia de conversión que lo liberó en aquel tiempo de su obsesión de beber. 

Al regresar a Nueva York, se volvió muy activo con I o s Grupos Oxford, los que entonces eran dirigidos por el ministro episcopal, Dr. Samuel Shoemaker. El Dr. Shoemaker había sido uno de los fundadores de ese movimiento y la suya, era una personalidad poderosa, que emanaba una inmensa sinceridad y convicción. 

En ese tiempo (1932-1934) los Cupos Oxford, ya habían logrado la sobriedad de un numero de alcohólicos, y Roland, sintiendo que se podía identificar particularmente con estas víctimas, se impuso la tarea de ayudar a otros más. Dio la casualidad de que uno de ellos, era un antiguo compañero mío de escuela, de nombre Edwin T. (Ebbie-Ed.). El había estado amenazado de encierro en una institución, pero el Sr. II, y otro ex-alcohólico, miembro de los Grupos Oxford, le arreglaron su libertad bajo palabra y lo ayudaron a que lograra su sobriedad.

Mientras tanto, yo había recorrido la carrera del alcoholismo y también estaba amenazado de encierro. Afortunadamente había caído bajo el tratamiento de un médico, el Dr. William D. Silkworth, quien era admirablemente capaz de comprender a los alcohólicos. Pero así como usted se había dado por vencido en el caso Roland, él también se había dado por vencido conmigo. Su teoría era la de que, el alcoholismo tenía dos características, una obsesión que impelía a la victima a beber contra sus deseos y sus intereses y una especie de defecto metabólico que en ese tiempo llamó "alergia". La compulsión del alcohólico garantizaba que continuaría bebiendo y la alegría aseguraba que la víctima se deterioraría finalmente: perdería la razón o moriría, aunque ya había sido uno de los pocos que creyó que podía ayudar, se había al fin visto obligado a hablarme sobre lo irremediable de mi situación; también yo tendría que ser encerrado. Para mí, éste fue un golpe avasallador. Así como a Roland lo había preparado usted para una experiencia de conversión, del mismo modo me preparó a mí, maravilloso amigo, el Dr. Silworth. 

Al conocer mi problema, mi amigo Edwin T. me vino a ver a mi casa, donde estaba yo bebiendo. Para entonces era noviembre de 1934. Desde hacía mucho tiempo había considerado a mi amigo Edwin como un caso perdido. Y sin embargo, estaba en un estado de evidente " liberación " que por ningún motivo podía deberse a su mera asociación, tan reciente, con los Grupos Oxford. Sin embargo, este evidente estado de liberación tan distante de la depresión usual, era sumamente convincente. Porque era un hermano de sufrimiento, desde luego, pudo establecer comunicación conmigo a gran fondo. Supo de inmediato que debía tener una experiencia como esta, o perecer.

De nuevo voy a estar al cuidado del Dr. Sihvorth, quien podría devolverme la sobriedad y así poder tener una visión más clara de la liberación de mi amigo y de la manera en que lo abordó a él Roland H.

Desintoxicado nuevamente del alcohol, me encontraba terriblemente deprimido. Esto parecía ser causado por mi incapacidad de adquirir ni la más ligera fe. Edwin T. Me visitó nuevamente y repitió las sencillas formulas de "los Grupos Oxford. Poco después que se fue, me sentimos deprimidos aún. En el colmo de la desesperación, grité, “Si hay un Dios, que se me presente ". Inmediatamente me vino una iluminación enorme en impacto y dimensión, algo que desde entonces he tratado de describir en el libro "Alcohólicos Anónimos y también en "La Mayoría de Edad de A. A.", Los textos básicos que le estoy enviando. 

Mi liberación de la obsesión alcohólica, fue inmediata En ese momento supe que era un hombre libre. Poco después de mi experiencia, mi amigo Edwin fue al hospital y me llevó un ejemplar de "variedades de Experiencias Religiosas" de William James. Este libro me hizo comprender que casi todas las experiencias de conversión, cualquiera que sea 

Su variedad, tienen un común denominador de un colapso afondo del ego. El individuo se enfrenta a un dilema imposible. En mi caso, el dilema había sido creado por mi compulsión por beber, y el profundo sentimiento de desesperanza había sido ampliamente ahondado por mi doctor. Este fue profundizado aun más por mi amigo alcohólico cuando me dio a conocer el dictamen de usted sobre lo irremediable del caso de Roland H.

En el amanecer de mi experiencia espiritual, me llegó la visión de una sociedad de alcohólicos en la que uno se identificará con el otro y transmitirá su experiencia a otros más, en forma de cadena. Si cada víctima llevará la noticia sobre la incurabilidad científica del alcoholismo a cada nuevo candidato, podría estar capacitado para preparar a cada recién llegado para que viviera una experiencia espiritual. Este concepto demostró ser la base de un éxito tal como el que ha logrado Alcohólicos Anónimos, esto ha hecho posible que se operen experiencias de conversión casi al por mayor prácticamente todas las variedades indicadas por James-. Las recuperaciones que se han sostenido durante los primeros 25 años, ascienden a 300,000 aproximadamente. En los Estados Unidos y a través del mundo, hay ahora (1961) 8,000 grupos de A. A.


De tal modo que es a usted, al Dr. Shoemaker de los grupos Oxford, a William James y a mi médico, el Dr. Silkworíh, a quienes nosotros los miembros de A. A., les debemos este tremendo beneficio. Como lo comprenderá ahora claramente esta cadena sorprendente de sucesos, de hecho empezó hace mucho tiempo en su consultorio, y fue fundada directamente sobre la base de su humildad y su honda percepción.


Muchos miembros de A. A., se han dedicado a estudiar sus escritos. Y debido a su convicción de que el hombre es algo más que el puro intelecto, las emociones y un puñado de productos químicos con valor de dos dólares, ha sido usted especialmente acreedor a nuestro cariño.



La explicación de cómo creció nuestra sociedad, como desarrolló sus tradiciones para su unidad y como estructuró su funcionamiento, aparecen en los textos y folletos que le envío.



También le interesará saber que, además de la "experiencia espiritual", muchos Alcohólicos Anónimos han tenido una gran variedad de fenómenos psíquicos, cuyo peso acumulado es muy considerable. Otros miembros de A. A., han recibido una gran ayuda de sus colegas, después de su recuperación del alcoholismo en Alcohólicos Anónimos.



Puede usted estar seguro de que su lugar en el afecto y en la historia de nuestra fraternidad, es incomparable.





Con todo agradecimiento



William G W.

REPUESTA DEL DR.JUNG

Kusnacht, Zurich, 30 de enero de 1961



Sr. William G W. 

Alcohólicos Anónimos 

Nueva York 17



Estimado Sr.W. 



Su carta ha sido verdaderamente bienvenida.



No volví á tener noticias de Roland H., y con frecuencia me he preguntado qué rué de él.



Nuestra conversación, sobre lo que él le dio a usted un informe adecuado, tuvo un aspecto que desconocía Roland. La razón por lo cual no le pude decir todo, fue que en ese tiempo tenía yo que tener sumo cuidado respecto a lo que me decía. Me había dado cuenta de que se me mal interpretaba en todas formas. Por tanto, tuve mucho cuidado cuando hablé con Roland H. Pero lo que realmente pensaba, era sobre el resultado de muchas experiencias con personas de su clase.



Su deseo vehemente de alcohol equivalía, en un plano inferior, a la sed espiritual de nuestro ser de integrarse, expresada en lenguaje "medieval", la unión con (*) Dios.



¿Cómo podía uno formular tal percepción en un lenguaje que no fuera mal interpretado en nuestro días? (*) "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía" (Mi alma tiene sed de Dios. Salmo 41,2).



La única forma correcta y legítima para tal experiencia, es que si le sucede al ser humano en la realidad, y que sólo puede sucederle cuando camina por un sendero que lo ¡leva a una compresión más elevada. Puede uno ser dirigido hacia esa meta por medio de un acto de gracia o a través de contacto personal y sincero con amigos, o a través de una educación más elevada de la mente, por encima de los límites de mero racionalismo. Por su carta me doy cuenta de que Roland H., escogió el segundo camino, que, bajo las circunstancias, era el mejor de ellos.



Estoy firmemente convencido de que el principio nocivo que prevalece en este mundo, lleva a la desconocida ¡necesidad espiritual, a la Perdición si no es contrarrestada, ya sea por medio de una percepción religiosa, o por la pared protectora de la comunidad humana. Un hombre común que no esté protegido por una acción proveniente de arriba y que esté aislada en la sociedad, no puede resistir el poder del mal, que es adecuadamente llamado "el malo" (débil). Pero el uso de tales palabras suscita tantas equivocaciones, que no puede uno hacer otra cosa que conservarse a distancia de ellas lo más posible.



Estas son las razones por las cuales no le puede dar a Roland H., una explicación lo suficientemente completa, pero la estoy arriesgando con usted, porque he llegado a la conclusión por medio de una carta sincera y razonable, que ha logrado tener un punto de vista que está por encima de las trivialidades que usualmente se escuchan acerca del alcoholismo y que conducen a conclusiones erróneas.



Como usted ve, alcohol en latín es " espíritus ", y ustedes usan las mismas palabras para la más elevada experiencia religiosa y para el veneno más destructivo. Por lo tanto, una fórmula provechosa es;



"espíritus "contra espíritu "



Nuevamente le agradezco su amable carta y quedo suyo





Carl G Jung. 

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