Las misas negras del alcoholismo
Este libro no ha sido aprobado por la Conferencia Mundial de AA, y como dijo Don Teofilito: Nunca lo sera
Este libro negro queda prohibido para muchos culeros que no aceptarÌan
verse reflejados en sus errores; de allÌ que no sea recomendable para hipÛcritas,
puritano, patriarcas, jerarcas, santos, fan·ticos, sabios, filÛsofos, maestros, oradores,
guÌas espirituales, padrinos especializados y otra variedad de personalidades de AA
que me desajustan.
Tampoco se lo sugiero a neurÛticos, cardÌacos, diabÈticos ni ulcerosos.
En el Grupo XII
Hasta el Diablo
Tiene sus derechos
Loco, locoÖ..
Pero lo coloco
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DEDICATORIAS ESPECIALES
Estas babosadas con todo respeto y cariÒo las dedico a mi padrino Pedro (a)
ìLa peludaî, quien me pasÛ el mensaje y me llevÛ a un grupo de AlcohÛlicos
AnÛnimos, indic·ndome todas las veredas y atajos de esta maravillosa AsociaciÛn; me
enseÒÛ todo lo bueno y todo lo maloÖPero sobre todo, lo maloÖ.Me ayudÛ a hacer
mis pinitos y me enjaretÛ como pudo el Programa. No le entendÌa gran cosa (porque
era muy corajudo), pero despuÈs fui yo el latoso (y Èl el tolerante). Le prometo ñ
palabra de alcohÛlico-, que si alg?n dÌa llego a ser un polÌtico chingÛn, en
agradecimiento a todo lo que hizo por mÌ, una callecita culera de cualquier pinche
rancho rabÛn llevar· su nombre.
oooOooo
A mi segundo padrino Alberto H. del Distrito Federal, quien influyÛ en mÌ
como un gran maestro. Se las sabe de todas todas, y no es ning?n pendejo. Lo
declaro p?blicamente mi Ìdolo universal (ojala que nunca se derrumbe), porque es de
los pocos cuerdos que he conocido, y aunque no est· muy centrado que digamos es
de lo mejorcito de AA. Ojala que este personaje sirva de ejemplo a todas las
generaciones venideras y que se divulgue su modo de interpretar los 12 Pasos del
Programa de AA. …l es de los poquÌsimos capacitados para indicar quiÈn lleva bien (o
mal) el Programa, y no como tanto pinche metiche que a cada momento se mete con
quien se deja. Cuando fui dueÒo absoluto del Grupo XII, lo nombrÈ representante
vitalicio del D.F., con las siguientes facultades y atribuciones: impartir terapia de
nalga, reelegirse en todos los servicios habidos y por haber y dar (sin que se las
pidieran) sugerencias a todo AA que se le parara enfrente; autorizar recaÌdas, impartir
bendiciones e indicar cÛmo deben de llevarse las juntas; negar sÈptima a todo el
grupo, hablar de los quintos pasos ajenos y asistir (sin previa invitaciÛn) a todos los
convivÌos; codearse al t? por t? con todos los jerarcas y, sobre todo, impartir
conferencias (sin lÌmite de tiempo), modulando la voz y gesticulando como mejor
quisiera.
Este padrino me cae bien porque es el ?nico miembro de AA que me ha
soportado durante cuatro horas seguidas sin arrebatarme la palabra; es estoico e
Ìntegro, tolerante, trabajador, jalador y cumplidoÖNo es mitotero ni asustadizo. No
urde intrigas ni es ventajoso. Me invita a desayunar, comer o cenar y siempre paga las
cuentas (y hasta me ha prestado dinero que nunca le pienso pagar).
Felicidades padrino por tu 9 aniversario.
Atentamente t? ahijado n 10
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P R O L O G O
El medio ambiente en el que vive el alcohÛlico es duro, brutal y grotesco. La
mente alcoholizada distorsiona los valores universalmente aceptados, y transforma sus
ideas en fÛrmulas convencionales para defender su dependencia del alcohol.
El alcohÛlico que ha caÌdo en el fondo m·s bajo reduce su personalidad a un
bloque amorfo de huesos y carne hinchada; no tiene entonces otro pensamiento que
una copa y su ?nico deseo consiste en vivir para beber y morir en la raya.
El grupo social de los alcohÛlicos activos tiene tambiÈn su propio lenguaje y
su muy particular alimentaciÛn; todo lo que le rodea presenta un aspecto de suciedad,
abandono y desolaciÛn. Se ignora asÌ mismo (o tratan de hacerlo siempre), sus
reacciones son explosivas; oscilan entre el relajo y la tristeza infinita.
Si se atiende a esta conducta no resultar· difÌcil entender que el alcohÛlico
no puede cambiar de la noche a la maÒana ìsu particular modo de serî. El autor de
estas p·ginas nos presenta en forma cruda el rostro de un grupo de AA que cuenta
entre sus miembros con alcohÛlicos de diversas condiciones sociales.
°AtrÈvase a conocer el grupo XII de AA! En Èl encontrar· una manera muy
especial de ver las cosas; un desprecio absoluto por los formulismos y una libertad
increÌble de expresiÛn; aquÌ se habla sin barreras ni cortapisas; importa menos como
expresan lo que sienten y piensan; en todo caso hablan como est·n acostumbrados a
hacerlo y nada m·s.
El Grupo XII de AA es la casa de la escoria humana, de los hombres que han
perdido todo, salud o su fe en sÌ mismos. Digan lo que digan y hagan lo que hagan su
?nico fin consiste en liberarse del alcohol para transformarse en hombres ?tiles a la
sociedad.
El proceso es largo, porque el cambio requiere tiempo; de primera impresiÛn
el Grupo XII de AA muestra una realidad no del todo agradable. Ellos de definen como
un conjunto de pÌcaros, lÈperos y grandes humoristas.
Acercarse a su mundo para tratar de comprenderlos es una necesidad social
m·s que una acciÛn humanitaria.
Alfonso C.
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I
INTRODUCCI”N, DEDICATORIA Y (UNAS CUANTAS) SUGERENCIAS
Juro decir la verdad,
sÛlo la verdad y
nada m·s que la verdad.
oooOooo
Distinguidos y muy queridos compaÒeros:
Mi nombre es Rogelio P. y soy un alcohÛlico trinquero, jugador y raterillo.
Reciban todos ustedes un cordial saludo; les deseo la mejor de las suertes y
un adelanto constante dentro del Programa que nos une; si nada les hiciera falta para
ser felices est·n cumplidos mis deseos. Va un saludo sincero a los alcohÛlicos
verdaderosÖ.no a los imitadores.
Soy un humilde y fiel servidor del Grupo XII, que los invita a participar y
convivir (por medio de estas babosadas) en la maravillosa fraternidad que existe en
ese grupillo ya famoso dentro de AA. El Grupo XII es propiedad de todos y de nadie;
es la casa predilecta de los alcohÛlicos violentos y torcidos; es el paraÌso de los malos
y el infierno de los buenos.
Este libro negro lo dedico cariÒosamente a mis compaÒeros de grupo que
me enseÒaron a reÌr y a burlarme de la vida misma y de la muerte; a reconocer la
naturaleza exacta de mis faltas y a confesarlas ñsin temor de desajustar a nadie- la
historia de todas mis chingaderas. EnvÌo un saludo a mis inolvidables amigos de
infortunio: ìFray Arcadioî, ìAguayÛnî, ìLa Cotorraî, ìMÈdico Albertoî, ìTerrible
Acapulcoî, ìCapit·n Garfioî, ìCochambresî, ìMam· Moyî, ìQuicoî, ìChuy Tortasî ,
ìPapiî, ìRayî, ìZarco de Tepicî, ìMalena de Aguascalientesî; Sergio, del D.F.; RocÌo de
LeÛn, Gto.; ìChico Fresasî, de Irapuato; ì—etasî, ìMarcelino el ateoî, ìTranquileÒoî,
ìSeÒoritoîÖ..y otro montÛn de bichos raros que resultarÌa aburrido mencionar.
Lo dedico de todo corazÛn a los compas de todo el mundo que no se toman
tan en serio; para aquellos que pisaron fondo (y fondillo) y que no se asustan de
ning?n borracho aunque traiga el culo cagado. Este libro es tambiÈn para los que
perdieron todo en la borrachera (hasta el quinto); para los humillados de los grupos;
para los recaÌdos y, en especial, para los cuates de la pulcata; los teporochos, los
desahuciados, los de la banda del botecito y todos los rebeldes que militan en los
grupos de AA.
Pues bien ojetes, voy a relatar mis impresiones acerca del fabuloso Grupo XII
de AlcohÛlicos AnÛnimos, tal como yo lo vivÌ durante sus tiempos de esplendor en los
aÒos 1976 y 77. EmpezarÈ por decir que es donde no existÌa ninguna pinche regla ni
formulismos inventados a lo pendejo por jerarquillas iluminados, quienes se sienten
dueÒos y gerentes de los grupos y que francamente ya me tienen hasta el gorro.
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En el Grupo XII nada estaba prohibido (o todo estaba permitido). Tal parecÌa
que reinaba la anarquÌa, pero no se daÒaba a nadie, a excepciÛn de unos cuantos
recuperados de otros grupos que iban a fiscalizarnos y que se asustaban de la forma
como llev·bamos las juntas, olvid·ndose por completo del lamentable estado en que
llegaron a AA; totalmente madreados de cuerpo, espÌritu y mente; compaÒeros
hipÛcritas que pretenden tapar el sol con un dedo para demostrar que son alcohÛlicos
puros, y sin ninguna otra desviaciÛn.
Tal parecÌa que el Grupo XII era una cantina de mala muerte y con olor a
orines; sin embargo, tenÌa un ambiente de poca madre, como nunca encontrÈ en
ninguna piquera en mis tiempos de borracho y jugador. Si de algo se hacÌa
ostentaciÛn era del humor de todos y cada uno de sus componentes; es de suponer
que resultaba irritante para gente fina y superior que prefiere intercambiar
experiencias entre compaÒeros de grupos de altura, esos donde nadie se truena un
pedo.
Al Grupo XII lo definÌan todos como la caldera del diablo, el nido de los
alacranes, los patitos feos del Programa, la guarida de los chicos malos, la cueva de AlÌ
Bab· y los 40 ladrones, el excusado de AlcohÛlicos AnÛnimosÖ. pero en realidad era
un lugar satÌrico donde se hacÌa de la tragedia una comediaÖ. y de la comedia una
charlotada.
SonrÌe cabrÛn, te est·n televisando, rezaba un letrero enorme colgado
en la pared frente al vomitadero (tribuna). Partiendo de este maravilloso principio
voy a escupir mi sabidurÌa, voy a chupar sangre a montones y voy a reÌrme de mÌ
mismo hasta el cansancio; estas son las ?nicas fÛrmulas que he encontrado para no
lacerarme tanto con mi pasadoÖ.lo hecho, hecho est·; Ö. BorrÛn y cuenta
nuevaÖ.°Arriba cansado!....°Canta y no llores!.
Quiero expresar lo que pienso, si es que pienso; no soy escritor ni quiero
serlo. Desconozco las reglas de redacciÛn, pero hay se va que es carretera.
Seguramente habr· un chingo de errores, pero eso ser· parte del ambiente. A pesar
de que a causa de mi alcoholismo me quemÈ las neuronas pendejas, debo reconocer
en todo momento que soy muy Ìdem para muchas cosas, por lo que los lectores no
deben esperar gran cosa de este libro negro. Por lo tanto, respetable, honorable y
distinguido lector te sugiero que no sigas leyendo si te encuentras en cualquiera de los
siguientes casos:
Si eres fan·tico de AA o crees que los jefes te regaÒan.
Si crees que AA es religiÛn, universidad o casa de beneficencia.
Si eres borrachito de poco fondo, puro y respetable.
Si te consideras un sabio que domina la filosofÌa, la Ètica, la religiÛn y la
lÛgica.
Si eres de los que observan minuciosamente los principios y crees que te
puede desajustar conocer otro tipo de experiencias.
Pero si eres terco como las mulasÖ.sigue leyendo; al fin y al caboÖ.°arrieros
somosÖ.y en el camino andamos!.
Digo todo esto porque creo que es mejor hablar francamente desde este
momento; el alcohÛlico aunque se ponga aureola, alcohÛlico se queda.
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Aclaro que en ning?n momento me hago responsable de que por culpa mÌa,
de mis palabrotas o mis malas actitudes, un tarugo se vaya a chupar BacardÌ o cerote
embotellado con tapÛn irrellenable. El que por su gusto es buey, hasta la coyunda
lame, y el que nace paí maceta, no sale del corredor.
Si eres alcohÛlico entender·s el idioma.
Dos alacranes no se pican (y dos alcohÛlicos no se temen).
oooOooo
Nadie me dijo que escribiera sobre los chicos malos del Programa, pero no
debe creerse que estos pillos pretendan imponer sus ideas. °Ni madre! Simplemente
debe entenderse que ellos son asÌ, asÌ nacieron; tienen su forma especial de
comportarse y no hay por quÈ culparlos. °Bocones y todo!, pero se sienten a gusto.
Cada quien tiene su forma de cagar y su propio sistema para matar sus pulgas. Que
cada quien se rasque con sus uÒas y que cada quien cargue su costal.
oooOooo
Lector: si quieres conocer la caldera del diablo y sus sucursales prep·rate
desde ahora para soportar y tolerar; para comprender y no ser comprendido; para
amar y no ser amado. Una junta en el XII o en sus grupos hijos, vale por un mes de
sobriedad; ahÌ se ven muertos vivientes por todos lados; hay historias dram·ticas y
patÈticas, que a lo mejor se comparan con las tuyasÖ Pero si no tienes fondoÖ °te
presto el mÌo!.
Si no has llegado tan lejos en tu alcoholismo no tienes la obligaciÛn de seguir
hundiÈndote, porque tampoco se trata de que una pinche competencia para demostrar
quiÈn es m·s pendejo que otro. Dentro de AA no se tiene a g¸evo a nadie, pero si
alg?n dÌa dudas que eres alcohÛlico date una vueltecita por el grupo XII para que
mires hacia donde vas. Escucha sus historias porque quiz·s te puedan servir de algo;
pero si en nada te ayudan, recuerda que las cantinas siguen abiertas y que puedes
seguir chupando hasta que revientes o arrojes gusanos por el culo.
Marginados o no, los muchachitos del Grupo XII est·n demostrando que el
Programa de AA opera a?n en los casos m·s desesperados, ya que ha conseguido
verdaderos milagros en la recuperaciÛn de alcohÛlicos, por medio de los 12 Pasos
sugeridos. AhÌ cada quien es el actor de su propia pelÌcula; yo por ejemplo estoy loco,
pero soy feliz con mi locura.
A estas alturas el Grupo XII y sus filiales son m·s populares dentro de AA
que el hog-dog y la coca-cola. øCÛmo es posible que se lleven tan bien esta bola de
marginados sociales?. La respuesta es sencilla (y r·pida): a todos ellos les partiÛ la
madre el alcohol.
Para muchos (y por no decir tambiÈn para la mayorÌa de los AA), los niÒos
malcriados del XII son lo peorcito que hay dentro del Programa, gentuza que no
debiera ser admitida y que de modificarse la Tercera TradiciÛn (La Tercera TradiciÛn dice: ìEl ?nico
requisito para ser miembro de AA es tener el deseo de dejar la bebidaî) no lograrÌa colarse en la AsociaciÛn.
Pero yo estoy dentro y ahora me aguantan, porque tambiÈn yo aguanto a los dem·s.
Quiz·s mi Poder Superior me envÌa para que prueben conmigo su toleranciaÖ.Me
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costÛ trabajo admitir que era alcohÛlico y ahora me siento orgullos de serlo, porque
tengo a quien echarle la culpa de todos los desmadres que hice y que sigo haciendo.
Debo recordar que no soy nadie para emitir juicios, que no soy juez ni
verdugo de mis propios hermanos, sanos o enfermos, porque todos tenemos derecho
a la vida. Pero seg?n parece en AA hay cabrones entrometidos que quieren erigirse en
jerarcas y olvidan que Dios es el ?nico dueÒo y la ?nica GuÌa.
El Grupo XII ha cumplido ya 14 aÒos de existencia, pero tal parece que fue
fundado ayer.
Hay quien insiste en que no sirve para nada y utilizan su tribuna para vomitar
lo que en otros grupos no se atreven siquiera a comentar. øQuiÈn soy yo ñborracho
asqueroso- para criticar a los del XII?. Que cada quien haga de su culo un papalote. El
programa es personal y est· al alcance de todos por igual. Este Grupo es el esmeril
donde se afila la tolerancia.
Si opinas que este grupo es el excusado de AA, me gustarÌa invitarte para
que vayas y te cagues en Èl (a condiciÛn de que no salpiques demasiado); ve cuando
quieras o cuando tus jefecillos balazos te permitan asistir; las puertas est·n abiertas
para todos. Me gustarÌa escuchar tus experiencias y tu perfecto conocimiento de la
literatura, pero no te vayas a desajustar si te interrumpen en tus mentiras o si alguien
no te presta atenciÛn. Los del XII son asÌ, desatentos y maleducados, no hacen caso
de las personalidades, ignoran las reglas de cortesÌa y no se apantallan ante los
bombÒeros Viene d bombo ìLos que se consideren que el alcohol no los dejÛ bien bombos, por favor: no se den por aludidosî
que se cuelguen.
ìLa palabra cabrones se hace poca para ustedesî ñdijo alguna vez un compa
moralizador del D.F.-, irritado porque no le prest·bamos atenciÛn. °Pobrecito pendejo!,
se sentÌa orador. Sin pensarlo mucho le atinÛ a la palabra, ya que abarcÛ con este
tÈrmino- que en lugar de enojarnos nos gustÛ- a todos los socios de ese congal que
narran sin complejos ni tapujos sus experiencias, sin reservarse ning?n secreto para
llev·rselo a la tumba.
Los bombaÒeros del grupo XII podr·n ser todo, menos alcohÛlicos puros y
respetables, ya que todos tienen doble, triple, cu·druple o quÌntuple problema; son
amigos en extremo problem·ticos que se fortalecen cont·ndose sus historias que
impresionarÌan hasta al mismÌsimo diablo; defienden a capa y espada la tercera y
cuarta TradiciÛn y desglosan los Pasos 4 y 5 con la mayor naturalidad. Sus tres
axiomas esenciales: Entre putas y cabrones no hay fijones, Somos como la
Cruz Roja, recogemos de todo y Has lo que quieras est·s en tu casa.
No debe de extraÒar entonces, que dentro de sus filas militen todo tipo de
alcohÛlicos, algunos de los cuales poseen adem·s los siguientes atributos: ateos,
renegados, drogadictos, morongueros, mariguanos, apostadores, g¸evones,
pordioseros, ratas, putaÒeros, padrotes, homosexuales, putas, fayuqueros,
vendedores de chueco, asesinos (y uno que otro viejo buey).
Por eso (y otras razones) las grandes personalidades y dignidades alcohÛlicas
no se atreven a tratar de comprender a esa escoria de AA; prefieren atacarlos y
vociferar en su contra, porque les recuerda aquellos momentos en los que andaban
todos hinchados por el alcohol.
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Pero, øde quÈ se asustan mis compaÒeros alcohÛlicos?. Dentro del Programa
sÛlo he conocido a uno que es Perfecto, y no porque lo fue, sino porque asÌ se llama.
A propÛsito, si alguien lo ve por alg?n grupo le ruego que me lo salude y que no deje
de enviar sus tarjetas y su bendiciÛn a sus hijos que tanto quiere, porque no se
apantallan por el hecho de que lleve treinta y tantos aÒos sin beber.
øPor quÈ casi nadie lleva sus esposas al Grupo XII?.
Bola de compaÒeritos asustadizos, hipÛcritas e hijos de laÖmala vida; jam·s
aceptan que sus esposas conozcan a la clase de amigotes que tiene en AA, aunque en
parte tienen razÛn. Cuando yo llevÈ a mi esposa al Grupo XII durÛ como 1000 y 1 dÌas
riÒendo y procurando ña travÈs de Al-AnÛn- Al-AnÛn es un Programa que funciona paralelo al de AA y que
pretende lavarles el coco a los familiares de los alcohÛlicos para que aprendan a soportarlos. clausurar ese grupillo que
pervertÌa a todos sus esposos; ahora caigo en la cuenta que ni la propia esposa ni los
hermanos ni los padres comprenden la mente turbulenta del alcohÛlico. Ni doctores ni
curas ni psiquiatras entender·n jam·s a los alcohÛlicos; mucho menos los sociÛlogos,
hechiceros similares a la suegras y los cuÒados. øLa causa?. Se necesita ser alcohÛlico
para entender al alcohÛlico.
Los compaÒeros del Grupo XII, acostumbrados como est·n a su tipo de
terapia, a su propia y muy particular forma de ser, pensar, obrar y sentir, causan
malestar estomacal, mental y espiritual cuando vistan otros grupos o participan en
alguna junta de informaciÛn o aniversario, reuniÛn en la que alg?n compa festeja
pomposamente algunos aÒos de sobriedad y pretende presumir de sus logros a sus
familiares y amigos NO alcohÛlicos.
Cuando participan los chicos malos del XII en cualquier junta de cualquier
grupo del mundo, casi todos los ven como bichos raros de zoolÛgicos; los tratan como
a leprosos, o pandilleros que pretenden llevarse la sÈptima Se refiere a la SÈptima tradiciÛn. Es el
dinero que se recoge en las sesiones y que se da voluntariamente para sufragar los gastos internos, ya que AA no recibe ayuda de fuera
y cada grupo debe sostenerse a sÌ mismo. En realidad no tiene nada de raro, simplemente hablan con
la verdad desnuda; y como la verdad no peca pero, incomoda, muchos culeros
intentan desconocerlos como miembros y al grupo pretenden borrarlo hasta de los
directorios. Por todas estas razones el XII es conocidÌsimo por todo el mundo. Muchos
hablan de Èl y ni siquiera lo conocen; yo convivÌ con ellos durante dos aÒos y todavÌa
no los conocÌ a fondo. Siempre, seg?n he comprobado, se conocen nuevos pillos, pero
casi nadie le imprime al grupo su sello personal, como en otros grupos que conozco;
siempre tan atentos a las indicaciones del viejo guardi·n o de los fundadores (y pobre
de aquel que pretenda cambiar la autonomÌa).
En la mayorÌa de los grupos de Guadalajara los jerarcas prohÌben
terminantemente a los nuevos miembros asistir a las misas negras del XII, como si
ellos tuvieran facultades o poderes especiales para ello; no quieren que sus borregos
se les insubordinen; no quieren competencia en las tribunas y quieren que los nuevos
conserven siempre esa condiciÛn; aspiran a tenerlos siempre como oyentes o como
alumnos; pretenden tener siempre a sus pendejos que les hagan caso y les crean a
g¸evo sus piadosas virtudes. °Perdona SeÒor a los jerarcas, porque no saben lo que
hacen!.
Antes de continuar quisiera preguntar: øquiÈn puede LEVANTAR LA MANO
para decir yo soy seÒorito?. Se dice com?nmente que no hay borracho que sea quinto
y que borracho dormido, culo perdido (me refiero tanto a la mujer como al hombre).
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Si se aceptan estos principios fundamentales en el cÛdigo del alcohÛlico, se
comprender· por quÈ somos tan reservados y por quÈ somos AN”NIMOS.
Lo anterior va para sociÛlogos, psiquiatras, trabajadores sociales, curas,
hechiceros, polÌticos, jueces y todos aquellos que pretenden estudiar la conducta
humana y especial la mente turbulenta del alcohÛlico. Si no han dormido en baldÌos, si
no han sentido los estragos de las crudas fÌsicas y morales; si no han hecho cuanta
chiringaza horrorizarÌa a una persona cuerda; si no han estafado a cuanto bato se les
ha puesto por delante; si no han vomitado sangre; sÌ a?n no los ha hecho buey la
vieja; si no ha robado, matado o violado; si no fueron hospitalizados, procesados o
embargados; si no han sido desheredados, golpeados, ultrajados o violados (para no
decir cositas peores) es natural que no se comprenda a los alcohÛlicos. Digo todo esto
para que en un futuro recurran a AlcohÛlicos AnÛnimos si llegan a tener problemas
con el vino, o si alg?n familiar o amistad est· cargando la cobija y sus conocimientos
universitarios valen madre para enderezar a la vÌctima que ha caÌdo en las garras del
alcohol.
Personalmente aprendÌ m·s en la adversidad que durante los 10 aÒos que
estuve en la Universidad. Cuando los sabios del mundo quieran comprender a los
alcohÛlicos pueden asistir a cualquier grupo de AA en busca de informaciÛn (pero
cuidado, porque a lo mejor se quedan como miembros). No importa si se quedan
dentro de AA; para ser alcohÛlico no es requisito ser universitario; en nuestra
asociaciÛn militan todo tipo de personas, ya que se ingresa por borrachote, no por
pendejo. Adem·s, dentro de nuestra asociaciÛn no he conocido a un solo tarugo. M·s
bien todos se las saben de todas todas. Sabemos desde polÌtica hasta religiÛn,
pasando por las ciencias y los deportes. Criticamos todo y se nos hace chico el mar
para echarnos un buche de agua. Presumimos de saberlo todo y no sabemos nada.
SÛlo de una cosa estamos seguros: hemos aprendido a vivir sin beber alcohol, esa
pinche droga alteradora que los gobiernos estimulan por el interÈs de los impuestos y
de la cual sacan tajada desde el cuico hasta no sÈ quiÈnÖ.
Un parÈntesis: øValdr· la pena meterse a fondo en este problema mundial?.
Le dejo la respuesta a los estudiosos. Lo ?nico que sÈ es que a mÌ el alcohol me partiÛ
toda la madre, y de pilÛn me llevÈ entre las patas a un chingo de gente que se
encontraba a mi alrededor. Ojala que alg?n dÌa recobren la confianza que depositaron
hace mucho tiempo en mÌ, pero lo dudoÖ quedaron chisqueados y traumados; la mula
no era arisca, la hicieron.
Volviendo al tema, a mÌ no me importa que los del XII hagan lo que quieran;
que brinquen y retocen, griten, rÌan o lloren; que blasfemen, recen o maldigan; si de
ese modo se desahogan o se sienten a gusto por que creen que ese es el camino para
recuperar la sobriedad y solucionar sus problemas, °que hagan lo que se les hinche!. A
mÌ quÈ me importa; ellos son ellos y yo soy yo. El Programa es muy personal y cada
alcohÛlico es un mundo; despuÈs de todo cada quien habla de la feria seg?n le fue en
ella.
He aquÌ el gran secreto de ese formidable grupo; la m·s completa libertad;
claro que para muchos asustadizos era aquello libertinaje que envilecÌa, prostituÌa y
degeneraba a los alcohÛlicos (°!!).
En la Caldera del Diablo no se necesitaban maestros ni metiches; asÌ el que
querÌa hablaba hasta por los codos, mientras unos leÌan revistas pornogr·ficas u otros
comÌan tacos callejeros. Cualquier cabrÛn podÌa echarse un pedo sin temor a molestar
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a los dem·s; el que querÌa bostezaba, dormitaba o roncabaÖhablar, escuchar o
reÌrÖ.entrar y salir del grupo cuantas veces querÌaÖ.jugar a la soga, tocar la flauta,
jugar al trompo, canicas o baleroÖ. utilizar el local como hotel y hacer lo que se le
hinchabaÖ.todos tenÌan llaveÖ.todos eran dueÒos y servidoresÖ.se podÌa mascar
caÒa, pitar el cuerno, sentarse en el micrÛfono, hablar por telÈfono, mentarle la madre
a cualquiera o llevarse la sÈptima si tenÌa necesidad. Lo importante era hacer algo: ìSi
tu problema es no hacer nada, favor de hacerlo en otro grupoî, esa era la norma.
Los compaÒeros del XII eran turbulentos y mendigos; se morÌan de risa
cuando alguien trataba de desconocerlos como grupo, porque tal parece que se
crecÌan al castigo. Debido a sus palabrotas y actitudes, muchos de los grupos que los
invitaban a participar con sus experiencias, casi nunca volvÌan a convidarlos; y es que
la terapia de los Chicos Malos es fuerte, cruda y cruel, no sugerible para muchos
dÈbiles mentales o neurÛticos.
Contra todo lo que se ha dicho, los bombaÒeros del XII se mantienen sobrios
durante las 24 horas del dÌa; y se conforman con no beber y ayudar a otros
desahuciados a recuperarse del alcoholismo. Yo me siento feliz con no beber y por eso
ingresÈ a esta fraternidad de hombres y mujeres a la que tengo honra de pertenecer y
servir. No lleguÈ ahÌ para convertirme en santo, ni filÛsofo, ni maestro.
Que no es nom·s ponerle tapÛn a la botellaÖ.es concepto que alguien
inventÛ.
Que AlcohÛlicos AnÛnimos es UniversidadÖ.es cosa que no entiendo.
Que AA es religiÛnÖ.es una pendejada.
Que AA es maravillosoÖ.no lo pongo en duda.
Que AA es un hospital psiqui·trico y mentalÖ.°mejor no digo nada, porque a
lo mejor le atinan!.
En mi opiniÛn AlcohÛlicos AnÛnimos es una sociedad internacional de
borrachos arrepentidos de las chingaderas que hicieron; ya no quieren beber porque el
alcohol les partiÛ toda la madre (o estuvo a punto). Entendieron a tiempo que el vino
se inventÛ para los reyes, no para los bueyes, y que el mejor bebedor es el que no
bebe.
Pobre de aquel que se enfada o encabrona dentro de AA. L·stima de
aquellos que se creen superiores a otros o que se sienten herederos de Bill y Bob fueron
los fundadores de AA Dentro de AlcohÛlicos AnÛnimos todos tienen los mismos derechos, no
importa que se tenga un dÌa o 100 aÒos de sobriedad; no importa que se haya asistido
a una sola junta o 516,789. Hay compaÒeros con sÛlo tres meses que se muestran
m·s centrados que otros que tienen 10 aÒos. Olvidan que todos estamos en la misma
distancia de la botella y que el fin que nos mantiene unidos es el mismo. Dejar de
beber. Cualquier otro concepto vale madre. Los trillones de trillones de palabras que a
diario se hablan dentro de AA se reducen a dos culeras: NO BEBER.
En AlcohÛlicos AnÛnimos no se necesitan maestros ni instructores; tampoco
se requiere de grandes pensadores, filÛsofos, oradores, lÌderes, santos o moralistas. El
Programa es sencillo y no tiene nada de complicado.
Los lÌderes que se dediquen a la polÌticaÖ.si pueden.
Los maestros que se vayan a la UniversidadÖ.si los admiten.
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Los instructores que se larguen al cuartelÖ.si son disciplinados.
Los santos que se vayan a las iglesias y pidan al SeÒor por los alcohÛlicos;
ojala que nunca fallen todos estos virtuosos, para que vivan y reinen en AlcohÛlicos
AnÛnimos y sirvan de guÌas espirituales y poderes superiores, por todos los siglos de
los siglos santos. Ojala que cuando se ingresara en un grupo de AlcohÛlicos AnÛnimos
se quedaran en la calle los tÌtulos, oficios y posiciones econÛmicas y sociales. Ojala
que al traspasar las puertas, ?nicamente se viera al enfermo alcohÛlico sin importar su
condiciÛn econÛmicaÖ.Y digo esto, porque hay quienes cuentan su dinero delante de
los pobres. Tal parece que ignoran que hay desgraciados que no tienen derecho ni a la
luz solar, mucho menos a la elÈctrica que es m·s caraÖ
Ellos buscan su sobriedad y parece que la est·n lograndoÖ.buscan la
felicidad y esto es un derecho natural que ning?n pinche jerarca tiene la facultad de
quitarles. En el Grupo XII ha habido numerosos bombaÒeros que antes dormÌan en
mesones, banquetas, parques y jardines y que ahora se han integrado a su familia y a
la sociedad. En el XII nadie se siente arrimadoÖ.todos sienten y viven esta maravillosa
fraternidad.
Hay quien se ha llegado a imaginar al grupo XII como una olla de grillos o un
nido de alacranes, pero asistiendo un poco a las juntas, conviviendo con estos pillos y
haciendo aun lado todo tipo de prejuicios han terminado por comprender su misiÛn.
No debe olvidarse la zona geogr·fica donde trabaja; el grupo es duro porque sus
miembros son indomables y turbulentos, no son alcohÛlicos de burÛ ni borrachitos de
poco fondoÖdate una vuelta y lo comprobar·s.
El que aguanta la terapia de la Cueva de AlÌ-Bab· y sus 40 ladrones, soporta
las pinches autonomÌas de cualquier grupo y la terapia de cualquier cabrÛn. En el XII
se aprende a tener TOLERANCIA: palabra m·gica dentro de nuestro Programa.
Para entender y comprender al XII no se necesita estar locoÖ.pero ayuda
bastante.
Cuando te sientas superiorÖ.Ve al XII.
Si crees tener toleranciaÖ.Ve al XII.
Para terminar con este pinche capÌtulo quisiera aÒadir que todos los grupos
son iguales en cuanto a principios, pero varÌan en cuanto a funcionamiento interno.
Son como las gotas de agua, tan iguales y tan distintas. El grupo XII rompe todas las
barrerasÖ.tal parece que es una gota de aceite puerco mezclado entre otras muchas
de agua pura y cristalina.
El Grupo XII es el agua negra de deshechoÖ.pero que tambiÈn sirve para
apagar incendiosÖ.no es m·s que un prietito del mismo arroz.
El Grupo XII es el padre de varios grupos y no tiene comparaciÛn.
Ninguna huella digital es igual en el mundoÖ.Hay de grupos a grupos y no
hay que confundir:
No es lo mismo el mondongo de Tapachula, que t·pate chula el mondongo.
No es lo mismo la cÛmoda de tu hermana, que acomÛdame a tu hermana.
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No es lo mismo Carlos Emeterio Saturnino GuajardoÖ.que sacarlo, meterlo,
sacudirlo y guardarlo.
En fin el Grupo XII se presta a controversias. Para muchos ñy yo me
encuentro entre ellos-, es el grupo m·s fabuloso del mundo; para otros es el grupillo
m·s mierda de AA y hasta piensan que debe de ser borrado del mapa. Pero hay una
cosa en la que estamos de acuerdo:
ìEl Grupo XII es
un grupoÖ..
°fuera de serie!î
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II
UBICACI”N Y DESCRIPCI”N
Borracho que no conoce el
barrio de San Juan de Dios
no conoce el ìombligoî de
Guadalajara.
Yo soy de los ìmachosî de San Juan de Dios,
donde se acuesta uno y amanecen dos.
El Grupo XII de AlcohÛlicos AnÛnimos se encuentra ubicado en plena Zona
Roja de Guadalajara en el popularÌsimo y legendario barrio de San Juan de Dios, calle
5 de Mayo n 28, para ser m·s precisos ocupa un cuartucho maloliente d 6 metros de
largo por 4 de ancho, y aunque separado por pared, el local forma parte de un
hotelucho de ?ltima categorÌa y sin nombre, clausurado cotidianamente debido a los
desmadres que ahÌ ocurren y habitado (cuando est· en servicio) por prostitutas,
homosexuales y mariacheros.
En la acera de enfrente se encuentran varios prostÌbulos disfrazados de
fondas y ostionerÌas y otro hotelucho, habitado exclusivamente por mariposillas de
todos tamaÒos y colores que enseÒan las piernas hasta las nalgas y dispuestas a
ofrecerse de inmediato al mejor postor. Muchas de estas trabajadoras sexuales
ofrecen descuentos a los bombaÒeros de AA; si los atributos galantescos del candidato
no est·n muy devaluados, pueden conseguir alg?n taco de cachucha. Son famosas
aquellas palabras pronunciadas por ìLa Chivaî y que despuÈs se convirtieron en
axioma: ìTengo lo alcohÛlica por el hocico, sopor el culoî.
El arca que circunda la compone m·s de 20 manzanas infestadas de billares,
cantinas, hoteles y hoteluchos, mesones, centros diurnos y nocturnos, vinaterÌas,
taquerÌas, fondas y ostionerÌas; por ahÌ caminan como son·mbulos cientos de hombres
y mujeres alcoholizados y drogados, y tambiÈn un chingo de cuicos que macana en
mano reclaman la cuota.
Suele decirse que alcohÛlico que no conoce el barrio de San Juan de Dios, no
conoce el ombligo de Guadalajara. Cualquier bombaÒero que quiere recordar su
pasado suele darse una vuelta por esos parajes, donde el alcohol y la droga corren a
manos llenas (y a la vista de todos).
Si llegas a andar de turista por esos rumbos, no creo que tengas
inconveniente en participar en esas juntas, que se inician diariamente a partir de las
dos y media de la tarde, Puedes coordinar, si gustas, y tambiÈn abordar el vomitadero
en el momento que quieras, ìsin lÌmite de tiempoî.
Cuando lo conocÌ, el Grupo XII ocupaba un local que tenÌa una cortina
met·lica despintada y sin engrasar; tampoco tenÌa ning?n escudo de la asociaciÛn.
Levantarla costaba un g¸evo, ya que el candado estaba descompuesto y abrirlo
requerÌa cierta maÒa.
En una esquina se encontraba un mingitorio pequeÒo, especie de resumidero
que apestaba a diablos porque rara vez se lavaba y desinfectaba. HabÌa dos letreros
que rezaban: ìDale gracias a Dios porque lo que tienes en la mano no lo tienes en el
anoî y ìA las tres sacudidas es puÒetaî. En las paredes y el techo pintados de verde
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seco habÌa varias telaraÒas. El escaso mobiliario era de madera corriente y de color
amarillo canario. En la esquina izquierda se encontraba la tribuna, con un letrero que
la identificaba como vomitadero. Sobre este armatoste se encontraba un micrÛfono
de utilerÌa, un artefacto de fierro en forma de pene, de aproximadamente 20
centÌmetros de largo por 5 de di·metro; se utilizaba para que el orador en turno
pronunciara frases como: ìEl Programa te va a doler, pero te va a gustarî, ìEsto es de
poco a poco, porque me sofocoî; ìAquel que se sienta jerarca, que se siente en el
micrÛfonoî; ìDespacito, porque soy seÒoritoî, y otras frases por el estilo.
Detr·s del vomitadero colgaban los siguientes letreros: ìQue bueno que
tengo problemas, ellos reafirman mi car·cterî; ìSin excepciÛn de bombaÒeros, no se
admiten chismesî y ìSÛlo de pensar que voy a cagar, me dan ganas de empezar a
repartirî. En la esquina derecha se habÌa instalado la cafeterÌa, compuesta por un
pequeÒo mueble alacena de madera, donde se guardaban muchas ch·charas,
herramientas de trabajo, y, de cuando en cuando; az?car, cafÈ, tÈ y literatura de AA.
Arriba de la alacena se habÌa colocado dos ladrillos para separar el calor de las dos
parrillas elÈctricas, casi siempre descompuestas; en dos ollas de peltre,
descarapeladas, abolladas y tiznadas, se preparaba aquel cafÈ espeso y abundante
(orgullo del Grupo XII), que se repartÌa sin tacaÒerÌa a cuanto culero llegaba, asÌ
fueran gorrones que no dieran la sÈptima.
Al lado de la cafeterÌa se encontraba una mesita destartalada de madera
donde se colocaba la escasa losa, rajada y percudida. Al fondo y al centro, metido en
una especie de cueva formada por la escalera del hotelucho anexo se encontraba el
lugar del coordinador. HabÌa adem·s un escritorio pequeÒo, y encima varias revistas
pornogr·ficas, el Libro Grande, el cartabÛn y un telÈfono (que no funcionaba porque
no habÌa lÌnea), pero que servÌa para apantallar a los visitantes, quienes creÌan que el
XII contaba con este importante servicio, ya que nunca faltaba alg?n pillo que
simulaba hacer llamadas a un amigo o a la oficina intergrupal de servicios.
El coordinador se sentaba en un equipal viejo y sucio, atr·s, clavado de la
pared, se encontraba un clavijero grande con cuernos de buey, que quedaba
precisamente a la altura de la cabeza del coordinador para sentirse y recordarle que su
tarea no tiene ninguna complicaciÛn, ya que cualquiera que aguante los cuernos
puede hacer el servicio de dirigir la junta. A su lado habÌa el siguiente letrerito: ìSi son
tuyos, recl·malosî.
De las paredes colgaban, adem·s cuadros y banderines (como en todos los
grupos), un montÛn de chingaderas distribuidas en completo desorden y propias, m·s
bien de un bazar en bancarrota; los objetos representaban el origen de sus socios y
casi siempre contenÌan un mensaje.
Recuerdo los siguientes: una gorra y macana de cuico, un casco de motorolo
y otro de guacho, un incensario, un hisopo y una olla de cobre; unos calzones de vieja
y un brasier; un reloj elÈctrico (inservible), una chicota de cuero, un cuerno, dos
bacinillas y una soga; un tornillo grande, 5 campanas (de varios tamaÒos), 6 cucharas
de madera de diversas medidas y una muleta; un cubilete, un trompo, un balero, un
rosario y un sombrero (nuevo) de charro; una corneta, un tambor, una flauta y una
llave grande; una andadera (tambiÈn descompuesta), un fondo viejo, negro y
mugroso; una moneda grande de cobre, una cartera vieja de cuero y otro chingo m·s
de cosas.
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Completaban la decoraciÛn cerca de cincuenta postres de viejas buenotas y
encueras en diferentes poses. Alguien escribiÛ sobre uno de los carteles: ì$ 300.00
con derecho a todoî.
Como puede suponerse el Grupo XII causaba terror entre los puritanos,
quienes andan por todos lados impartiendo c·tedra y que, sintiÈndose apÛstoles, se
dedican a seÒalar los defectos de los dem·s.
SIGNIFICADO Y MENSAJE DE
LOS ARTEFACTOS
Vomitadero: Lugar de lamentaciones y lavadero de los pensamientos
sucios; funcionaba como medicina para los enfermos, como pasatiempo para los
curados y como p?lpito para los ateos. Era una suerte de tribuna por el que pasaban
los grandes maestros. En el Grupo XII ning?n cabrÛn se paraba la nalga; todos podÌan
pasar y habÌa ocasiones en las que hasta tres pelados al mismo tiempo hablaban. Un
promotor sugiriÛ instalar dos tribunas en el mismo local, dado que se abusaba mucho
del rollo.
Cucharas: ServÌan para tomar la ìmedicinaî y se disponÌan de varios
tamaÒos. Quienes subÌan al vomitadero tomaban la que necesitaban, identific·ndola
por sendos letreros que ilustraban sus caracterÌsticas: ìSaluda y b·jateî, de 5, 10, 20 y
30 minutos; y ìSin lÌmite de tiempoî. Seg?n la gravedad de la enfermedad era el
tamaÒo de la cuchara; los curados nunca tomaban ninguna, dando a entender con ello
que no la necesitaban; pero curiosamente eran los que m·s tiempo permanecÌan en la
tribuna.
MicrÛfono: Popular artefacto que en una ocasiÛn se propuso mandarlo a
hacer de oro de 18 kilates. /til sobre todo para los oradores payasos, quienes lo
acariciaban y tienen el vicio de modular la voz; gesticulan como artistas para tratar de
impresionar a los dem·s. Sin embargo, siempre se les vio como polÌticos fracasados.
Hay quienes duplicado y lo utilizan como consolador en sus noches de soledad.
Andadera: /til mueble de madera que se encontraba colgado del techo por
medio de una argolla y que servÌa para que los nuevos dieran sus primeros pasos.
Como le faltaba una ruedita, muchos se caÌan a la menor pinche descuidadita. Esta
andadera significaba que se tenÌa que andar con cuidado y sin prisas dentro del
Programa.
Aureola: Colocada arriba y al centro del vomitadero, tenÌa como fin iluminar
la cabeza del orador cuando Èste hablara con mucha espiritualidad. El coordinador se
encargaba d encender y apagar este artefacto por medio de un apagador instalado a
un lado del escritorio. (Se le menciona a pesar de que nunca se colocÛ esta
chingadera, porque la idea quedÛ en puro propÛsito).
Bacinillas: ServÌan para recoger la sÈptima. Casi todos depositaban ahÌ sus
excrementos econÛmicos, generalmente de menor valor, que encontraban en sus
bolsillos (imitando a Bill). Cuando estos compaÒeros iban a los grupos de altura daban
monedas de cinco y diez pesos, y algunos hasta billetes de 20 o 50 pesos; sin
embargo, cuando estaban en el XII nos conform·bamos con que dieran 20 centavos.
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No debe de extraÒar entonces que el grupo llegase a deber hasta 7 meses de renta y
que de vez en cuando le cortaran la luz. (La ?ltima vez que me di cuenta, la ComisiÛn
Federal de Electricidad habÌa recogido el medidor). Como no habÌa compaÒeros que
tuvieran carros ni buenos trabajos o bienes raÌces, resultaba muy difÌcil escoger
tesorero, ya que hasta los pocos honradotes que habÌa terminaban por robarse el
dinero (que nunca fue mucho por cierto); ahÌ del que ning?n visitante se animara a
entregar su sÈptima, pues siempre existÌa el temor de que su dinero se malversara.
De las dos bacinillas, la que se usaba a diario era fea, cochina y
descarapelada, mal pintada de amarillo por dentro, daba la impresiÛn de estar cagada,
la de lujo se encontraba adornada con dibujos bien pintados; sÛlo se utilizaba los
domingos y dÌas festivos, cuando visit·bamos otros grupos o habÌa alguna coleada.
Cuerno: Se utilizaba para llamar a la bueyada al cafÈ. A veces los bueyes
entraban de uno en uno o otras en manada; cuando entraban dos al mismo tiempo se
decÌa que era una yunta; si entraba un compaÒero gordo era el toro apis; si era joven,
novillo despuntado; si era compaÒerita, vaquilla, si ya estaba pasada de aÒos, vaca
cualquiera y suiza y holandesa cuando tenÌa senos grandes y llamativos; si la
compaÒera era seria y muy respetuosa, entonces era vaca sagrada. Los alcohÛlicos de
nalga eran toros o vacas echados. Los pitidos eran tambiÈn la contraseÒa para iniciar
la junta, ya que era rarÌsimo que un teporocho de XII tuviera reloj.
Gorro de cuico: Simbolizaba el amor de cachucha. Dentro del grupo habÌa
de vez en cuando parejas que intercambiaban experiencias en la cama, por lo que se
aseguraba que las juntas de ombligo resultaran beneficiosas. Los bombaÒeros del
grupo admitieron alguna vez en sus filas a un joto con todo y su mayate, ya que los
dos se declararon alcohÛlicos. Las sesiones eran fabulosas cuando ambos compaÒeros
se sacaban tus trapitos al sol.
Casco de soldado y motorolo: ServÌan de protectores para los
compaÒeros privilegiados que no querÌan daÒarse sus neuronas, sensibles a la menor
desviaciÛn del Programa. Como nunca existieron en el XII inteligencias
superdesarrolladas que pudieran seÒalar quien llevaba bien o mal el Programa, los
cascos se utilizaban para protegerse de las pedradas, canicazos y resorterazos que se
producÌan cuando habÌa guerras intestinas toc·ndose la segunda TradiciÛn.
Incensario, hisopo y olla: Se utilizaban para bendecir de vez en cuando al
XII y alejar los malos espÌritus de otros grupos. VÈase ?ltimo capÌtulo. En el incensario
se quemaba incienso, con el hisopo se rociaba el agua maldita y puerca que se llevaba
en la olla de cobre. La ceremonia de bendiciÛn era tradicional cuando se visitaba otros
grupos, para pedir en coro por el buen funcionamiento y para alejar a las
perturbaciones e ideas que obstaculizan la supervivencia.
Chicota de cuero: Esta cuarta representaba a la misma TradiciÛn, llevada a
su extremo. Quien no se sujetaba a ella, se le daban cuatro cuartazos leves y
simbÛlicos para que entendiera con claridad la autonomÌa del Grupo. Cuando alguien
protestaba por la exagerada libertad que privaba en el XII, no faltaba alg?n mamÛn
que gritara: ìExplÌquenle a ese buey la cuarta tradiciÛnî.
Otra gorra de cuico y macana: Accesorios que utilizaba el cafetero del
dÌa. Significaban la autoridad y el poder de los fieles servidores para chotear a los que
crÌan que se gobernaba. Bastaba con que cualquier bato se pusiera la gorra y agarrara
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la macana para que se convirtiera de inmediato en un saca borrachos con facultades
para expulsar latosos, recaÌdos o escandalosos.
Cartera vacÌa: La dejÛ el ìAguayÛnî para simbolizar que el Programa no
tenÌa nada de material. Se les mostraba a aquellos ingenuos que creÌan que
AlcohÛlicos AnÛnimos era una Sociedad que sufragaba quiebras econÛmicas de los que
andaban en el pedo. Con eso se demostraba que AA no era casa de beneficencia y
que no tenÌamos por quÈ financiar gastos de mesÛn ni de petate.
Clavijero con cuernos: Especiales para el distinguido coordinador del dÌa.
ServÌan para recordar que m·s de alguna vez nos hizo buey nuestra sufrida y querida
vieja por andar de pedotes y no cumplir con las obligaciones. Se comprendÌa que para
ser fiel una mujer debe de estar bien comida, bien vestida y bien cogida.
Tornillo: Un axioma explicaba la razÛn de su existencia: ìSin este tornillo no
funcionasî. Otro compa escribiÛ despuÈs: ìSi te hace falta, pÛnteloî. (Nade lo solicitÛ,
razÛn por la cual es muy cierto aquello de que ìNo hay alcohÛlico pendejoî, similar a
otro que reza: ìNo hay borracho que trague lumbreî.
Soga: Era un sÌmbolo para ofrecerle una salida a todos aquellos a los que se
les agotaran todas las autojustificaciones de sus recaÌda. Era delgada y podrida, por si
alg?n vale tomaba en serio esta mamada y se le ocurrÌa colgarse de verdad.
Cubilete, trompo y balero: Juguetes para que los usaran cuando quisieran
aquellos que no querÌan ser hombres o que eran tan tercos que no se atrevÌan a dar
su 6 Paso.
Llave: Era el sÌmbolo de la buena voluntad, aunque adem·s se usaba como
destapador o martillo.
Caricatura del Capit·n Garfio: ExistÌa un cuadro bien hecho, con marco,
vidrio y toda la cosa, del tamaÒo de los cuadros que figuran en la mayorÌa de todos los
grupos con las fotografÌas de Bill y Bob. TenÌa la siguiente inscripciÛn: SE BUSCA, por
tranza y trinquetero, $ 10,00 de recompensa. Se trataba de dar a entender que nadie
deberÌa intentar igualarse a Bill y Bob.
Rosario: Este artÌculo religioso lo llevÛ un ateo por la Gracia de Dios. Estaba
pendiente de un clavo debajo del ventilador y lo dejÛ ahÌ para burlarse de Èl cada vez
que subÌa al vomitadero.
Sombrero charro: Lo dejÛ en el local un trovador de la zona y simbolizaba
la mitad de la fama jalisciense: el que no es mariachero es puto. Cuando llegÛ por
primera vez ese compa, un bombaÒero que le daba la bienvenida y d·ndole muletazos
y apapachos, le decÌa:Ö..el Programa es tan sencillo que cualquier hombre de
sombrerote lo entiendeÖ.no se ocupa saber leer ni escribir; aquÌ en este grupo no se
necesita ning?n pinche compromiso. No volvÌ a saber nada de ese paisa borrachote,
jugador y enamorado que nos dejÛ el sombrero como recuerdo.
Muleta: Un lisiado la dejÛ en el grupo. Se le prestaba a cualquier visita que
quisiera darnos muletazos para congraciarse con los asistentes a las sesiones.
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Fondo negro: Prenda Ìntima que dejÛ una distinguida dama de la zona roja
para que lo tocara todo aquel cabrÛn que no lo hubiera hecho. Aparte de negro estaba
roto y cochino, y se encontraba colgado a un lado del vomitadero.
Moneda de cinco pesos: Era una pieza grande de cobre como de 7
centÌmetros de di·metro; estaba pintada en amarillo oro y servÌa para recordar que
andando borracho se pierde f·cilmente el 5. Alguien colgÛ de este sÌmbolo dos
axiomas: ìNo hay borracho que sea 5î y ìBorracho dormido, culo perdidoî.
Cheque en blanco: Lo llevÛ el ìTerrible Acapulcoî para que cada culero
anotara en la imaginaciÛn los dÌas, meses y aÒos que llevara sin tragar alcohol. Se
giraba con cargo al Banco Mundial de la Sobriedad y se extendÌa a nombre del
portador.
Cobija: La abandonÛ en el local un compaÒero recaÌdo que la usaba para
taparse del frÌo de diciembre, una vez que se la prestÛ el congal para que le sirviera
como hotel durante mes y medio. Se colgÛ de un lazo y se le presta a todo aquel que
crea que a?n no la arrastraÖ.
Cartel de mitotes: ServÌa para clavar y pegar todos los informes,
invitaciones y cartulinas que llegaban de todos lados; era una especie de periÛdico
mural para mantenerse al dÌa de todas las puntadas de humor negro. Un bombaÒero
lo usÛ una vez para avisar que todos estaban invitados a su 3 Aniversario, motivo por
el que habrÌa un gran convivio.
M E N U :
Tacos de cabeza dura y pelada.
Patitas al hombro.
Papaya en su mes.
Pitomate en su jugo.
Chile mascabelito.
Huevos pasados con lengua y
Pl·tano con crema.
Para terminar con este capÌtulo que ya me tiene enfadado sÛlo dirÈ que fuera
del XII, todo era Nueva York.
oooOooo
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III
EXPERIENCIAS DEL ì—ETASî
Una pequeÒa historia de un jefecillo
de la banda del botecito.
Amo y seÒor de las banquetas
de la ìcalle de los espejosî.
Mi vida in?til empezÛ con una cerveza que tomÈ un dÌa de mi santo. De ahÌ
en adelante seguÌ bebiendo porque me sentÌa a gusto; el dÌa que no tomaba estaba
triste y decaÌdo; llegÛ un momento en que me hacÌa falta la copa para sentirme a toda
madre, para trabajar con m·s ganas y hasta para hablarles a las muchachas.
Hace mucho tiempo tuve una novia; yo la querÌa mucho, pero ella no me
correspondÌa. Posiblemente era un espejismo, pero yo la adoraba.
-T? eres lo que siempre he querido- le decÌa.
Ambos est·bamos chiquillos; ella tenÌa unos 15 y yo 16 aÒos. Ya no puedo
querer a nadie como a ella quise. IniciÈ mi alcoholismo por decepciÛn y desesperaciÛn.
No me daba jalÛn, pero yo pensaba que a lo mejor viÈndome borracho se fijaba en mÌ;
querÌa que se sintiera orgullosa de enterarse de que me emborrachaba por ellaÖ.a lo
mejor le servÌa de prueba de que realmente la querÌa. Sin embargo, nada pendeja me
mandÛ a la chingada. Tiempo despuÈs tuve otras novias, pero siempre pasaba lo
mismo.
La enfermedad del alcoholismo agarrÛ carrera en mÌ; cada dÌa empinaba m·s
el codo y empecÈ a descuidar el trabajo, hasta que llegÛ un momento en que casi no
me importaba.
Antes de agarrar mi patÌn loco tenÌa un cuartito bien equipadito y arreglado;
tenÌa buena ropa, comÌa bien y no tenÌa ning?n pinche vicio; pero cuando agarrÈ
bajada, que chinga me parÛ el alcohol.
Mi alcoholismo se desarrollÛ tanto que empecÈ a perder el conocimiento; por
esa razÛn ya no me querÌan en mi casa, porque no actuaba ni razonaba como un ser
normal.
Un dÌa hubo una fiesta en la casa; se celebraba el santo de un hermano mÌo
y como invitada asistiÛ la mujer que ahora es mi cuÒada. Yo no la conocÌa entonces,
mucho menos sabÌa que era la novia de mi carnal.
Ya entrado en copas la invitÈ a bailar y ella me despreciÛ. Me encabronÈ y la
quise sacar a bailar a g¸evo; est·bamos forcejeando cuando de pronto llegÛ su novio
(mi hermano) y me grita:
-øQuÈ chingados pasa aquÌ?
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-°QuÌtate pendejo, que ella tiene que bailar conmigo!
-Est·s loco carnal, ella es la novia y tienes que respetarla.
-°Me vale madre!
-EntiendeÖ.es mi novia.
Est·bamos por agarrarnos a fregadazos cuando llegaron otros dos hermanos
mayores. No recuerdo que pasÛ despuÈs, pero el caso es que amanecÌ amarrado a la
cama.
-øQuÈ pasÛ aquÌ? ñ le preguntÈ a i mam·.
-°C·llate cabrÛn!, no tienes verg¸enza.
-Pero por quÈ estoy amarrado, no me acuerdo de nada.
-No te hagas pendejo.
Hoy sÈ que existe lo que aquÌ llamamos lagunas mentales, pero soy un
cabrÛn si me acuerdo de muchas pendejadas que cometÌ durante mi alcoholismo.
Aclaro que hasta la fecha no me ven con buenos ojos ni mi hermano ni mi cuÒada.
Poco despuÈs abandonÈ de plano el trabajo para dedicarme de lleno al vino.
Por esa Època me incorporÈ a la ìBanda del botecitoî. Cada vez que iba a casa de mi
madre, ella me veÌa con tristeza, pero me invitaba a comer; siempre salÌa a la carrera,
por miedo a que llegara mi padre, ya que desde aquel dÌa no me querÌa enfrentar
porque Èl me humillÛ y yo lo ofendÌ.
-Te tengo aquÌ por l·stima- me dijo en esa ocasiÛn.
Eso me doliÛ tanto que hasta le mentÈ la madre (aunque despuÈs me
arrepentÌ). Recuerdo que una vez tratÈ de cortarme las venas; me doliÛ bastante y me
asustÈ al ver el sangrerÌoÖ. Me apretÈ la muÒeca y me fui a la Cruz Roja para que me
auxiliaran y les dije que habÌa sido por accidente.
ProgresÛ tanto mi alcoholismo que mi propia madre me decÌa:
ìMejor que te murieras para que no estuvieras causando l·stima; me
mortificas mucho y me est·s acabando dÌa a dÌa. °Ya no sirves para nada!î.
Esto me calÛ hasta los huesos, pero lo tomÈ como justificaciÛn para seguir
bebiendo.
Si ya no sirvo para nada ñpensaba-, pues seguirÈ chupando con mis cuates
hasta que me lleve la chingada.
Siempre que andaba alcoholizado ofendÌa mucho a mi familia, a mis amigos y
a toda la gente. Las pocas veces que me aparecÌa por la casa nom·s iba a echarles la
bronca, hasta que de plano me juzgaron loco. Mi familia sabÌa que andaba con los del
botecito, pero ya no me levantaban como al principio. SabÌan que andaba todo
mugroso, cagado y con hambre, pero ya no les importabaÖni a ellos ni a mÌ. HabÌa
perdido todo, era un perdido, un loco y un holgaz·nÖ.Me dejaron libre y me
permitieron hacer lo que quisiera. °Los tenÌa hartos!.
Nunca golpeÈ a mi madre, pero sÌ la ofendÌ a m·s no poder. Le decÌa que no
era mi madre y que me habÌa recogido de un hospicio; que no me querÌa; que no
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volverÌa con ella y otras muchas cosas de las cuales estoy arrepentido. Recordando mi
vida anterior he logrado evitar tomar otra primera copa.
Me acuerdo cuando comÌa de los basureros del mercado de San Juan de Dios;
recogÌa naranjas y pl·tanos pasados, pero con el hambre rezagada °que bueno sabÌan
los condenados!. LleguÈ a acostumbrarme a recoger la comida que encontraba en el
suelo, como un perro vagabundo cualquiera. Me humillaba ante los que estaban
comiendo en el mercado, las fonderas me corrÌan pero siempre me las ingeniaba para
volver a mendigar el taco, y casi todas las veces me lo daban por compasiÛn. RecogÌa
las sobras en una bolsa de pl·stico y en otra bolsa recogÌa los culitos de cerveza.
Cuando las llenaba me iba con los cuates para repartirlas. Eso me hacÌa sentirme el
m·s chingÛn de los borrachitos, porque les demostraba que sabÌa conseguir comida,
algo de dinero y alcohol, que tom·bamos puro o rebajado con agua.
Un alcohÛlico es capaz de todo con tal de conseguir bebidas o dinero para
comprarla. Descalzo y con los pantalones todos rotos (para causar l·stima) cantaba,
bailaba cuando iba a la Plaza de los Mariachis; y servÌa de payaso a cambio de un
trago. La gente se reÌa de mÌ porque trataba de imitar a Jorge Negrete, a Pedro
Infante, Javier SolÌs, Cornelio Reyna y otros. De cualquier modo sÛlo recibÌa insultos y
humillaciones.
Cuando traÌa algo de dinero me metÌa a los cines para recoger del suelo las
palomitas de maÌz y algunos pedazos de pan, galletas y dulces. Cuando llenaba mi
bolsa me sentaba para ver las pelÌculas que estaban exhibiendo, pero casi siempre me
quedaba dormido. Luego caminaba por las calles, siempre con la vista al suelo,
tratando de encontrar un pan o alg?n peso; no querÌa trabajar en nada, pero no
porque fuera realmente un g¸evon, sino porque estaba acomplejado y me aferraba a
que no servÌa para nada.
Varias veces perdÌ la nociÛn del tiempo, y habÌa momentos en que no sabÌa si
era de noche o era de dÌa; vagaba como son·mbulo por todo el barrio, vegetando por
la calle de Gigantes o ìcalle de los espejosî, donde convivÌa con mis compaÒeros los
borrachitos, durmiendo en las banquetas o afuera de los mesones. Simulaba que todo
me valÌa madre, pero en el fondo era un hombre triste y amargado que se sentÌa peor
que basura.
En momentos de desesperaciÛn me les atravesaba a los camiones y a los
coches para que me mataran, pero siempre que lo hice tuve suerte y nom·s me
aventaban o frenaban a tiempoÖ.Buscaba la puerta falsa del suicidio.
En una ocasiÛn las ìmuchachasî que trabajaban frente al local del grupo me
ofrecieron dos pesos para alcohol, pero con la condiciÛn de que me masturbara
delante de ellas y a la vista de todos los que pasaran. Yo estaba crudo y necesitaba
desesperadamente mi alcohol, asÌ que no tuve m·s remedio que aceptar el trato. Pero
no sÛlo tuve que soportar esas pinches humillaciones; tambiÈn vendÌa muchas veces
mi sangre para seguir bebiendo. Hubo ocasiones en las que fui al banco dos veces por
semana. SalÌa a la calle y veÌa el sol bien rojo. Cada dÌa estaba m·s madreado, era casi
un muerto en vida y francamente deseaba la muerte. Yo creo que el gobierno debe
evitar estos asesinatos en masa, pero no tanto por cuidar a los borrchales, sino por los
pacientes que pagan la sangre sin haber investigado su procedencia.
Andando por las calles vi a muchos cuates muertos a consecuencia del chupe;
amanecÌan destripados de cuclillas, frÌos por una congestiÛn alcohÛlica o simplemente
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atropellados; nadie investigaba las causas de sus muertesÖ..Otro perro m·s que morÌa
y punto. Entre ellos recuerdo a Alvarito, que muriÛ en la raya. No les caÌa bien a
muchos, pero yo platicaba a toda madre con Èl. Un dÌa le preguntÈ a un compa:
-øPor quÈ no le hablas a Alvarito?
-Porque es muy ojete y nunca pasa el pisto.
La ley del toporocho es dura; el que consigue algo debe compartirlo y es
necesario sobrevivir en esa vida de miseria.
Alg?n tiempo le hice a otro tipo de drogas, pero m·s que por necesidad era
por payasada o porque nunca faltaba quien invitara:
-°Orale hermano!, Èntrele, ya se acabÛ el alcohol.
Y asÌ inhalÈ gasolina, thiner, aguarr·s y cemento; nunca llegaron a ser un
h·bito poderoso, si no que chinga me hubieran dado.
Un dÌa de tantos, nos llevaron a todos los borrachitos al Servicio Secreto y yo
le hice al ingenuo. øPor quÈ nos detienen seÒor?, ?nicamente nos gusta tomar y no
ofendemos a nadie.
-Es que entrÛ nuevo Presidente y ordenÛ encerrarlos a todos ustedes, por
vagos, mal vivientes y ebrios consuetudinarios.
Una vez que traÌa una cruda espantosa y ning?n centavo para cur·rmela,
todo desesperado acudÌ conÖ.un conocido que era pintor y le dije:
-Dame tantito de esa botella, °que ya me anda de cruda!.
-°No tomes, es aguarr·s!.
Sin importarme nada le di dos o tres tragos fuertes, y despuÈs me ardieron
un chingo las tripas. Le avisaron a un cuÒado mÌo, quien me llevÛ a su casa y me dio
un cafÈ bien cargado; creo que despuÈs me sentÌ mejor.
En otra ocasiÛn me sentÈ con un cuate afuera del mesÛn. Era diciembre y
hacÌa un frÌo de poca madre, de esos que hacÌa aplaudir las sentaderas; no tenÌamos
vino ni periÛdicos con que envolvernos, asÌ que abrazados y bien juntitos nos d·bamos
calor. Durante la noche el muchacho ese se puso a temblar y durante las primeras
horas de la madrugada se puso mal; le entrÛ fiebre y empezÛ a sudar.
-LlÈvame a mi casa por favor ñme dijo.
-øHasta donde vives compita?
-En la colonia Providencia.
-°Charros!, esa colonia es de millonetas.
-°AhÌ vivo, pide un carro de sitio y que nos lleven; all· pagan en la
casa;Öap?rate, que me siento mal!.
No le creÌ de momento, pero al verlo temblar me entrÛ miedo. Pensaba que
estaba delirando y me animÈ a llevarlo donde decÌa, pero pronto me desengaÒÈ.
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-øVives en esa casota?
-SÌ, toca el timbre y a ver si nos reciben.
SaliÛ de la casa una sirvienta, le pagÛ al chofer y nosotros nos quedamos ahÌ
como pendejos, tratando de convencer a la gata.
-°H·blale a mi madre, MarÌa; dile que estoy aquÌ.
-No puedo seÒor, me dijeron sus padres que no le abriera.
-Me estoy muriendo Mari, hazlo por el amor de Dios.
-PerdÛneme, pero mientras ande borracho sus padres no quieren saber nada
de usted.
Tuvimos que regresarnos a pata y congelados de frÌo; a medio camino nos
alcanzÛ un automovilista que se compadeciÛ de nosotros y nos dio un aventÛn hasta la
Cruz Roja para que atendieran a mi compa. AhÌ lo dejÈ y nunca jam·s volvÌ a saber de
Èl.
Recuerdo otra vez en la que me acerquÈ a un seÒor que estaba platicando
con una trabajadora sexual. A este cuate ahorita le llegÛ ñpensÈ.
-°P·sate para un alcoholito cuate, ando bien crudo!-le dije con voz lastimera.
Cuando volteÛ el seÒor me reconociÛ y me dio verg¸enza. HabÌa sido hace
tiempo mi patrÛn. TratÈ de escurrirme, pero Èl me alcanzÛ y me dijo:
-°Hasta donde has llegado cabrÛn!
Me llevÛ hasta su carro y me invitÛ a comer. Pero despuÈs que llenÈ la
barriga, con todo y pena insistÌ:
-Pasa para un alcoholito, jefe.
-°Alcoholito madre!, pÛngase bien y le doy trabajo.
-DÈme ahorita para un alcohol y despuÈs lo veo en la chamba, patrÛn.
-Por comida, ropa y alojamiento no te preocupes; te voy a ayudar para que te
levantes; pero en estos momentos no te voy a dar nada para que bebas. Si tienes
interÈs en levantarte, maÒana te presentas en el trabajo.
Oportunidades como esta tuve varias, pero las desperdiciaba; no querÌa
trabajar y estaba convertido en una hilacha, sin fe, ilusiones ni esperanza. Lo ?nico
que querÌa era beber a diario, pues sÛlo asÌ podÌa soportar mi tristezaÖ.
Las mariposillas entienden al toporocho y lo ayudan a sobrevivir, porque le
tienen compasiÛn y se auto-justifican pretendiendo que hay seres m·s desdichados
que ellas. Ellas tienen la ventaja de poder ganar dinero, aunque a cambio de aflojar las
nalgas.
Una de esas chamacas me daba dos o tres pesos cada vez que me veÌa.
Cuando la conocÌ era delgadita y estaba m·s o menos; ahora est· muy acabada de
tanto talonear y francamente ya no me cayÛ bien.
PasÛ el tiempo y empezÛ mi peregrinar por la Granja de RecuperaciÛn para
enfermos mentales. AhÌ me aplicaban los famosos electros shocks. Recuerdo que
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reaccionaba favorablemente, porque despuÈs de las sesiones preguntaba por mi
familia y platicaba de mi situaciÛn con las enfermeras.
En ese lugar me tocÛ pasar una Navidad. En la tarde llegaron algunas
personas elegantemente vestidas (de la llamada sociedad) y nos llevaron cobijas, sacos
y chamarras; nos quebraron piÒatas y nos regalaron dulces y pasteles. Una enfermera
corriÛ a darme un abrazo y yo la rechacÈ llorando, todo porque recordaba las
navidades anteriores. No sÈ que pensarÌa la enfermera, porque no me dijo nada. Ella
se fue y yo me quedÈ otra vez solo, m·s solo que nunca.
Mis caÌdas a la c·rcel preventiva fueron tan constantes, que creo tener
derecho a calendario. La ?ltima vez que me encerraron llegÛ mi padre para recogerme
y llevarme a casa. Le costÛ trabajo localizarme, porque me hacÌa llamar ìJuan
Armentaî. Me cuentan que me encontraron en el campo deportivo de la c·rcel jugando
solo con una pelota desinflada. Dicen que corrÌa y que me hacÌa ilusiones de que era
un futbolista famoso. Me imaginaba que estaba en un gran estadio con mucho p?blico
y que yo era la estrella y anotaba muchos golesÖ
Un buen dÌa que estaba con la botella en la mano y despotricando contra mÌ
familia llegÛ un hermano y me dijo:
-Si no te comportas te voy a llevar al bote.
Vi que mi hermano salÌa de la casa, pero mi hermana se compadeciÛ y me
dice:
-Salte, porque sÌ te van a llevar al bote.
Completamente desesperado huÌ por la azotea, descalzo, sin camisa, lleguÈ
hasta una esquina vestido con el puro pantalÛn. SeguÌa caminando porque no sabÌa
para donde agarrar; seguÌa caminando como son·mbulo y a media cuadra me topÈ
con un Grupo de AlcohÛlicos AnÛnimos. Por la Gracia de Dios se me ocurriÛ meterme;
ahÌ me dieron la bienvenida y me sentÌ reconfortado yo que unos minutos antes me
sentÌa el peor de los humanos.
-°S?bete a la tribuna! ñme dijo alguien.
SubÌ y hablÈ; querÌa desahogarme, deseaba platicarle a alguien mis
problemas y lo que estaba sintiendo. Nadie me impidiÛ que hablara ni que me subiera.
Les contÈ que mi problema era el modo desesperado como bebÌa, que no tenÌa
verg¸enza, que a diario la regaba y otras cositas m·s.
Me respondieron que el alcoholismo era una enfermedad mental, progresiva,
incurable y mortal por necesidad; que atacaba en tres fases: mental, fÌsica y espiritual;
que no era un vicioso, sino una persona m·s importante.
SentÌ comprensiÛn y vi que estas personas habÌan pasado por las mismas
experiencias; no cabe duda que quien habla del camino es porque lo tiene
andado.
A partir de entonces asistÌ a mis juntas; ahora me considero un enfermo
alcohÛlico y sÈ que nunca dejarÈ de serlo, porque hasta la fecha se me sigue
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antojando de vez en cuando; ya no lo bebo, pero nom·s hablan de vino y se me hace
agua la boca, a pesar de que paguÈ un precio tan alto por consumirlo.
Si no estuviera dentro de AA sÈ que me hubieran internado de por vida en la
Granja de RecuperaciÛn para Enfermos Mentales, en la penitenciarÌa del Estado o de
plano en cualquier panteÛn. Hoy tengo un Programa al que le debo la vida, porque he
comprendido que primero tengo que reconocer mi derrota ante el alcohol. Ahora tengo
una razÛn para vivir y sÈ que tambiÈn tengo cualidades y no puros defectos como
antes me imaginaba.
Lo pasado ya pasÛ; ahora empiezo a tener confianza y ya tengo hasta
trabajo. Estoy iniciando una vida nueva, queriÈndome primero yo mismo para despuÈs
querer a las dem·s personas. Ya no me molesta que en la casa me digan de vez en
cuando que fui limosnero, morronguero o vago. Quiero reintegrarme a la familia,
donde parece que siempre me han querido; antes nada m·s la regaba y no me
entendÌa ni yo mismo. øCÛmo me iban a entender todos los dem·s?.
Por lo menos ya no quiero regresar a la Granja para Enfermos Mentales, ni
sentirme como un robot caminando alelado de un lado para otro. Ya no quiero vender
sangre, ni dormir en banquetas o en lotes baldÌos; tampoco deseo regresar a la c·rcel
ni hacer sufrir a mi madrecita. Por eso y porque he encontrado la energÌa necesaria
para seguir luchando dÌa a dÌa estoy en AlcohÛlicos AnÛnimos.
Pronto cumplirÈ un aÒo (Se refiere el —etas al principio de febrero de 1978, cuando compartiÛ p?blicamente
sus experiencias) de sobriedad y pienso festejarlo en el XII el mero 10 de mayo, como un
regalo a mi madre y por todo el tiempo que la hice sufrir; ofrecerÈ unas tostadas con
caviche, asÌ que quedan invitados todos ustedes desde ahorita. Mi madre me ha pedido
de todo corazÛn que ya no beba y que quiere verme sin tomar durante los dÌas que le
resten de vida.
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IV
LAS VACACIONES DE JOS…
Las leyes de la tierra, dictaron mi sentencia
Me dieron sin clemencia 20 aÒos de prisiÛn;
Y aquÌ estoy prisionero mirando tras la reja
?nicamente al cielo donde se encuentra Dios.
La mujer que quise me dejÛ por otro,
Le seguÌ sus pasos y matÈ a los dos;
Yo no fui culpable porque estaba loco
Loco por los celos, loco por su amorÖ
(Trozos de una canciÛn que no me acuerdo
de quiÈn es).
oooOooo
ìVoy a dar un por menor de lo que a mÌ me ha pasado,
Que me hayan tomado preso, siendo un gallo tan jugadoÖî
oooOooo
Una noche empecÈ a beber en una cantina; entrÈ con el ·nimo de tomarme
una copa y esa fue la que me partiÛ la madre. DespuÈs de la primera me tomÈ la
segunda y la segunda pidiÛ la tercera y asÌ sucesivamente hasta que me puse bien
puerco. Con esa noche de peda partiÛ mi fracaso.
Antes de empezar a beber habÌa estado en mi trabajo, en una fabrica que
estaba en el barrio del Retiro (Guadalajara), pero como lleguÈ tarde la encargada me
dijo que regresara al dÌa siguiente. En la calle me encontrÈ con otro cabrÛn castigado
(por 15 dÌas), que ya llevaba cuatro o cinco dÌas en la peda.
-Ya somos dos los castigados ñme dijo-, vamos a echarnos unos tepaches con
alcohol.
-Vamos, al fin que hasta maÒana en la noche entro a trabajar. Y nos fuimos a
libar en la cantina de don zaca; estuvimos ahÌ hasta que el cuate ese se quedÛ bien
jetÛn porque se le cansÛ el caballo; como estaba joven yo aguantÈ m·s, asÌ que como
a las 12 de la noche pensÈ en irme a mi casa.
-øCu·nto le debo don zaca?
-Nada, el seÒor que est· dormido pagÛ todo.
Cuando lleguÈ a la casa ñque era propia- no podÌa ni atinarle a la cerradura;
pero la puerta se abriÛ cuando me recarguÈ, porque nom·s estaba emparejada; fui a
caer casi hasta media pieza, iluminada a medias por una veladora, y empecÈ a tallarme
los ojos.
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TenÌa como cinco meses de casado y nom·s vivÌamos en la casa mi mujer y
yo. Dicen que los borrachos ven doble, pero yo veÌa a otro cabrÛn a un lado de ella,
que estaba todo encuerada. CaminÈ a gatas hasta la cama y les tentÈ las rodillas a los
dos para desengaÒarme. Y efectivamente los ojetes estaban ahÌ. °Mi vieja me estaba
haciendo buey con un amigo de mis confianzas!.
-Ahora ver·n estos cabrones- pensÈ, ahorita me la saco.
Tuve el cinismo de apoyarme en las rodillas de mi ìamigoî para pararme; me
crucÈ al otro lado del cuarto hasta llegar a donde estaba el ropero; abrÌ la puerta y
durÈ un rato sacando el montÛn de garras, hasta que hallÈ la cÛconita. DespuÈs me
parÈ frente a ellos, que todavÌa estaban sentados sobre la cama pelando los pinches
ojos.
-øTodavÌa est·n aquÌ, hijos de la chingada?
-°AquÌ vas a chingar a tu madre- le dije al fulano; quitÈ el cabrÛn seguro, le
metÌ el pinche cargador y se lo descarguÈ todo en la panza. QuedÛ muerto en el acto,
atravesado sobre la cama.
-°V·monos vieja, ya lo chinguÈ!. AquÌ en el ropero tengo algunos pesos;
v·monos pelando paí otra parte antes que se haga pedo.
°Descarado cÌnico!. Ya mataste a ìfulanoî; mira como lo dejasteÖ.mejor me
hubieras matado a mÌ.
-°V·monos vieja! ñtratÈ de convencerla- y le llorÈ porque nos fuÈramos a otro
lado. Estaba hincado a su lado, cerca de la cama, y por toda contestaciÛn me dio un
patadÛn en el pecho.
-°M·tame a mi tambiÈn desgraciado!.
No me lo dijo dos veces la hija de su pinche madre; me levantÈ, fui de nuevo
hasta el ropero y que le pongo a la cÛcona el otro cargador. Nom·s le metÌ 18 tiros,
igualito que al otro cabrÛn.
Se hizo un esc·ndalo de la chingada y todos los periÛdicos y revistas de la
Època hablaron del caso. Hubo uno tan arg¸endero que hasta publicÛ fotos y declarÛ
el hecho ìmonumento al amorî.
Est· bien, me ofusquÈ, y de no haber estado borracho lo podrÌa haber
evitado. Pero lo hecho echo est·, y no me arrepiento, porque quiÈn se arrepiente de lo
que hace es un pendejo.
Me metieron al bote y me sentenciaron en plena juventud. ConocÌ el ìGran
Hotelî de Guadalajara los departamentos de ìLa lobaî ìLa bartolinaî ìEl rincÛn del
diabloî ìEl rastroî y ìEl corralitoî. SÛlo me aguantaron ahÌ 6 aÒos, ya que ahÌ me
pasaron a las Islas MarÌas, donde me pasÈ otros 12 aÒos con 10 meses. En el islote vi
tantas cosas que antes no sÈ por quÈ no me volvÌ loco.
Recuerdo que no habÌa cabrÛn que dijera que matÛ o cometiÛ otro delito en
sus cinco sentidos; casi siempre sacan el cuento que andaban bien destrampados o
algo por el estilo.
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-°Andaba pedo!
-°No me acuerdo!
-°Se me pasÛ la mano!
Cuando lleguÈ al islote quise apantallar a los presos para que me guardaran
respeto, pero all· valÌa madre y no servÌa ni paíl arranque. ConocÌ a muchos que ya
llevaban 8 cabrones nada m·s ahÌ en el penal. Una vez me preguntÛ un prisionero:
-øY t? de donde eres?
-°De Guadalajara!
-°Uh!, hasta puto me saliste.
-øY de cu·ntos es la carga?
-°Pues de tantos!
-°Uh!, pues vales pito, yo aquÌ llevo 12 cabrones.
Ya mejor ni decÌa nada, todos me apantallaban.
-Tienes mucha concha- me decÌa un preso.
-Se ve que est·s a gusto ñdecÌa otro buey.
-Te gusta la pinche tajada ñgruÒÌa otro pendejo.
-°No, no es eso cabrones!; no es que estÈ a gusto aquÌ; agarren la pinche
onda; vean las circunstancias.
-øQuieren que me cuelgue como aquel cabrÛn que parecÌa piÒata?
-øQuieren que me encaje el pinche machete?
-øQuieren que me aviente al mar para que me coma don Tiburcio?
-Hijos de su pinche madre, no se trata de eso, sino de llevar la vida seg?n se
presente. No crean que soy feliz; no me gano nada con llorar, poniÈndome a rezar y
d·ndome golpes de pecho. No seÒores, aquÌ vine a chingarme, a cumplir con mi
condena, a pagar por la chingadera que hice y punto.
Durante mi condena casi siempre fui leÒador; era el preso n 7736, marcado
en mi chaquetÌn de loco y en mis calzoncillos de manta. Me dieron unos guarachitos de
tres correas, una chanita para cobijarme, un petate y una pinche piedra para que me
sirviera de almohada.
Al otro dÌa de mi llegada me mandaron hacer mi tarea, pero antes me
examinaron el culo, creo que para averiguar si era quintilÌn.
øCu·l era mi tarea?. Hacer diariamente 3 metros de largo, 2 de alto y medio
de ancho; nunca supe quÈ le hacÌan a tanta leÒa ni para dÛnde la llevaban ni de quiÈn
era el negocio.
DespuÈs de terminar mi tarea me iba a cazar palomas, que despuÈs le vendÌa
a tostÛn al general de Balleto; reunÌa de 7 a 8 y sacaba mis tres cincuenta o mis cuatro
pesos.
Con el producto de la venta compraba mis dos ìfaritosî (vendÌan a peso cada
cigarro) y ya tenÌa para fumar; luego le daba un peso a un jotÛn para que se dejara
fornicar (porque no crean que era de gorra); todavÌa me sobraba otro peso para
guardarlo o comprarme otro cigarro.
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Estaba duro portarse bien, porque hay muchos cabrones que buscaban pleito.
HabÌa unos desesperados y otros locos safados, pero todos quieren rajarse la madre
para desahogarse, de modo que cuesta mucho trabajo hacer concha y llevarla bien.
Nadie puede fugarse porque hay un chingo de tiburones en el mar que rodea
las islas; no se usa guardia en las costas ni en la playa. °QuiÈn chingados se anima a
salir!!. El islote m·s importante es Balleto, donde se encuentra el cuartel general; los
dem·s son: RÌo hondo, RÌo escondido, RÌo verde y San juanico. En ese tiempo no habÌa
mujeres ni casas, sino puras galeras.
All· en el islote se hace lo que se ordena y se pregunta lo que se ignora. Y un
dÌa me lo ordenaron:
-°T?mbese el pantalÛn g¸ey!
Y creo que toda la bola de borrachos sabe para quÈ era eso, porque no creo
que nadie de los teporochos sea quinto. No tengo por quÈ asustarme, y es m·s, lo
confieso a lo cuerÛn: °A MÕ ME DIERON PAí DENTRO!.
En las Islas MarÌas no se consigue vino, uno fabrica el suyo. Por cierto, un
dÌa que andaba de pedote me dieron un castigo. DespuÈs de terminar la talacha, un
compaÒero y yo nos fuimos a descansar debajo de un ·rbol. Est·bamos bajo aquella
sombra cuando mi compaÒero se dio cuenta que la tierra estaba suelta donde tenÌa el
machete.
-Mira cabrÛn ñme dijo-, °aquÌ est· el tesoro!
-Ahorita te ayudo a escarbar.
Escarbamos con las manos hasta hacer un pozo como de medio metro, y all·
abajo encontramos una pinche ollota con puro tepache de primera. °Eso es cosa
chula!. Cortamos a madres unos pitillos y empezamos a sorberle; con el calor y el
tepache bien fermentado nos pusimos luego bien pedos.
Est·bamos a toda madre disfrutando de nuestra bebida, cuando llegÛ el jefe
de vara, es decir el que mide las tareas en el campo, asÌ que se armÛ la gorda.
-Ya andan pedos, °hijos de su pinche madre!
Y sin m·s ni m·s, le dio un patadÛn en el culo a mi amigo.
-øPues quÈ te traes buey?
Como nosotros traÌamos machete y hacha y Èl sÛlo una vara para medir, nos
levantamos para darle en la madre, pero como est·bamos pedos, corriÛ en chinga
gan·ndonos la delantera.
-Vente chacal, vamos a seguir mamando.
No tardaron en llegar dos cabrones changos, o sea guachos. Y como no hay
borracho que trague lumbre, hasta corrimos a encontrarlos.
-°A sus ordenes jefes!
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Cuando llegamos ante el general la cosa se puso fea; y ahÌ cuÌdate con decir
mentiras, hay que hablar al chingazo.
-A ver usted, cabrÛn, øpor quÈ quiso matar a este buey? ñle dijo a mi
compaÒero.
-Ver· mi general; nosotros est·bamos tomando tepache, cuando llegÛ este
hijo de su perra madre y me dio un patin en el culo; nos paramos y lo seguimos con el
fin de matarlo, pero no lo alcanzamos.
-øY usted? ñse dirigiÛ a mÌ
-Lo mismo digo, mi general; todo es cierto, yo le iba a ayudar a mi
compaÒero.
-øY quÈ estaban haciendo ahÌ?
-Tomando vino, mi general; una pinche ollota de tepache que nos hallamos.
-Entonces, øno lo niegan?
-No, mi general; no somos tan pendejos, conocemos bien las reglas. Si lo
negamos nos va peor.
-°BuenoÖ.bueno! øY las tareas?
-°Ah! øEse es el problema? La tarea est· terminada mi general.
-Entonces øpor quÈ dice este cabrÛn que nom·s estaban ahÌ de g¸evones?
-°No, mi general! Mande usted investigar: campo n 5 lote n 4.
EnviÛ a dos soldados a checar y cuando regresaron pasaron el siguiente
informe:
-Con la novedad, mi general, que las tareas est·n completas!!!
El pinche ìsapoî (que debÌa como 135 ìmoridosî) mintiÛ, asÌ que el general
nos mandÛ castigar a todos. Para el ìsapoî un kilo de azotes; para mi compaÒero
medio y para mÌ un cuarto. (Un kilo equivale a doce chingadazos en el culo, a calzÛn
quitado; el verdugo se encarga de echarle a uno un bote de agua en el ìno me
nieguesî para que duela m·s).
Nos formamos en hileraÖ. El mayor castigo por delante. Aplican el yugo fijo:
te agachas, te meten la cabeza, te fijan las manos y queda uno en posiciÛn de retratar,
agachado y doblado, con las nalgas al descubierto.
DespuÈs del primer chingadazo, un pujido; del segundo en adelante ya no se
siente nada, porque ya est· uno desmayado. Y se cumple el castigo completo, aunque
alguien se muera. Al verdugo le importa madre; all· no andan con chiquitas, ahÌ uno
se chinga; es castigo, no premio.
Al ìsapoî le dieron sus doce chilazos. Cuando lo levantaron el cabrÛn cayÛ
hacia un lado, desmayado; el verdugo le aventÛ otro chingo de agua por el hocico para
que volviera en sÌ.
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-øDÛnde estoy?
-°A la chingada cabrÛn! °El que sigue!
Cuando le tocÛ el turno a mi compaÒero, pobrecito alambrito, casi lo
ìquebraronî con su medio kilo de azotes.
DespuÈs vino mi turno. El pinche bato me sonÛ con fe en el ìno me nieguesî,
y nom·s echÈ un pujido y ya no supe de mÌ, hasta que me echaron m·s agua para que
volviera en sÌ.
DespuÈs de la pela que nos dieron todavÌa nos mandaron al pozo de San
Juanico por 72 horas. Es un pozo cuadrangular con 8 metros de fondo y 3 y medio de
ancho. Por detr·s y por los lados de costado es pura piedra pelona de cerro; al frente
(con vista al mar) est· una reja con tres metros de alto por 3 de ancho, colocado casi
al ras del mar.
Nos bajaron de cantarito y empezamos a sufrir con ìLa lobaî, una pinche ola
como de tres metros que revienta contra la reja cada 7 u 8 minutos; dÌa y noche,
porque la ola no descansa. Eso es vida y todo por andar de borrachote.
Cada vez que venÌa ìla lobaî tenÌamos que agacharnos para no golpearnos
contra la pared del fondo. Una sola vez me aplicaron este castigo (y no me gustarÌa
que me repitieran la dosis).
En el islote no estuve en la gloria; es un lugar de castigo y el que se
desespera pierde, se vuelve loco y se lo lleva la chingada.
En una ocasiÛn me preguntÛ un prisionero:
-Oye ìChacalî, øQuÈ estar· haciendo mi vieja ahorita?
-°Te estas haciendo buey!
-No me chinguesÖ.øquÈ estar· haciendo mi prieta ahorita?
-Est· cogiendo con otro cabrÛn.
El cuate que me preguntaba ya estaba ìlucasî desde hacÌa mucho tiempo,
cada dÌa se destrampaba m·s. Con lo que le dije lo mandÈ a la chingada m·s pronto,
ya que despuÈs supe que se echÛ un clavado al mar desde el malecÛn, para servir de
comida a don Tiburcio.
Eso que hice es lo mejor que se puede hacer en esos casos, porque si lo
consiento y le doy por su lado entonces me vuelve loco a mÌ tambiÈn.
Cuando estaba por quedar en libertad, el director del penal me dijo:
-Usted cabrÛn, ya se va a la chingada; tiene que vivir como la gente porque
va a convivir con la sociedad.
-øCu·l es la sociedad seÒor?
-°Pues la que vive all· fuera!
-Pero tambiÈn esta es sociedad, øo no?
-Si, pero Èstos son puros cabrones y los de afuera no.
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De momento lo considerÈ un pendejo, porque no entendÌa que los que
estaban adentro venÌan de afuera y, por lo tanto, era la misma cosa.
Cuando salÌ notÈ luego la diferencia; fue muy difÌcil que consiguiera
acomodarme en algo.
-SeÒor, quiero trabajar.
-øTienes carta de recomendaciÛn?
-øTiene usted trabajo para mÌ?
-øDe donde vienes?
-Acabo de salir de las Islas MarÌas.
-Ö.
Se me hizo duro, como a la reciÈn casada, pero batallÈ un tiempo hasta que
me encontrÈ a un exprisionero:
-°Quih?bole mi Chacal! øCÛmo te ha ido?
-°De la chingada!
-Pues øQuÈ te pasÛ mi buen?
-Ando bien jodido, sin dinero y sin chamba.
-øno has conseguido jale?
-Siempre me piden recomendaciones y yo no conozco a nadie.
-øY que haces luego?
-Les enseÒo mi ìsalvoconductoî del islote.
-°No seas pendejo! Dile que vienes de Guanajuato, de Michoac·n, de
Teocuitatl·n, o de donde sea; pero no le enseÒes el papel.
Tiempo despuÈs me conseguÌ un trabajo y otro fundillito, porque ni modo que
me quedara de puto. RegresÈ a tupirle macizo al vinoso y formÈ una cuadrilla de 7
cabrones; todos se han muerto y sÛlo quedo yo, gracias a AA y gracias a que tuve
voluntad y quise quedarme aquÌ. En ese entonces sÌ reconocÌ que era un criminal de
alta potencia, porque estaba matando de hambre a mi familia. Recuerdo que muchas
veces alguna de mis dos hijas me pedÌa algunos centavos:
-Pap·, dÈme un 20 para comprar pan.
-De donde te lo doy, hija de la chingada. °Si trajera un veinte lo estarÌa
gastando en San Juan de Dios!
Eran pinches contestaciones de chacalote baboso, porque en realidad sÌ traÌa
unos billetes escondidos en los calcetines.
Ya mi vida ha cambiado bastante, ustedes no tienen idea de lo sorprendido
que yo mismo estoy. No tiene nadie por quÈ asustarse de mi pasado, el presente es el
que cuenta. Que matÈ a tres o cuatro o los que hayan sido, eso ya pasÛ; ya hasta
purguÈ mi condena.
Hoy me porto de otro modo, no digamos que soy un tipo muy derecho, y creo
que es hasta imposible lograrlo; por algo sigo dentro de AA, porque todavÌa ando fallo
en muchas cosillas. No sÈ como dicen muchos en AA que ya est·n aliviados y curados,
porque si ya se sienten asÌ, no se que pitos tocan entonces aquÌ. Yo pienso que aquÌ
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en AA es como un hospital, donde el cabrÛn enfermo que ya se aliviÛ se va a la goma
y desocupa la cama para que la use otro cabrÛn.
Yo sÛlo sÈ que estoy reteniendo mi alcoholismo, pinche enfermedad que no
tiene remedio.
Una noche serena y oscura estaba yo bien crudote (como siempre) recargado
en la pared de la casa mirando pasar la gente, cuando de pronto se me acerca un
pinche bato loco:
-Buenas noches don JosÈ ñme dijo.
-°Hola!, buenas noches.
-øQuÈ pedo le gorgorea?
-Nada, aquÌ, con una cruz chingona. °PrÈsteme dos pesos!
-Mire don JosÈ, si usted me acompaÒa a donde yo lo lleve, no se los presto,
se los regalo.
Entonces empezÛ a hablarme de AlcohÛlicos AnÛnimos. El cabrÛn logrÛ
sugestionarme porque habÌa sido un pinche borracho igual que yo, aunque tenÌa como
un aÒo que no tomaba. Mi vieja siempre me lo ponÌa de ejemplo, asÌ que ya me caÌa
gordo.
-JosÈ, ya vienes otra vez borracho, aprende de don fulano que ya no bebe.
-Te prometo que ya no vuelvo a beber viejaÖ.
Pero diario andaba con los pinches cachetes todos hinchados y dado al traste.
Las mÌas eran ojetadas, sobre todo despuÈs de haber estado preso a causa de la
bebida.
Mi vieja seguÌa insistiendo:
-Mira JosÈ, aprende de ìdon pedotesî, que ya no toma.
-°Si, ya sÈ que ese cabrÛn ya no traga vino!
A mÌ se me hacÌa raro que este vale ya no bebiera y que siempre me sacara
la vuelta. Pero nunca me habÌa dicho nada, hasta ese dÌa. HabÌamos dejado de platicar
hacÌa mucho tiempo, y yo pensaba que le habÌa caÌdo gordo; Èl habÌa convivido
conmigo en el botecito durante dos aÒos, y ahora lo tenÌa frente a mÌ, con los ojos
pelones, pas·ndome el secreto que usaba para no beber y muy pendiente de lo que yo
pudiera contarle:
-Entonces que dice don JosÈ, øme acompaÒa?
-SÌ, sÌ,Ö..ahorita lo acompaÒo.
Claro que fui por el interÈs del dinero que me ofrecÌa, porque yo andaba de
rata muerta; pensaba que este bato tragaba pisto a escondidas y que en alg?n aguaje
se echaba sus teporochas. A mÌ no se me quitaba la idea de que seguÌa siendo un
borrachito igual que yo; pero ya tenÌa un aÒo que no pelaba y hasta lo criticaba porque
no aceptaba cuando lo invitaba a chupar.
-Este bato ya se hizo de los otros ñpensaba.
Pero no me llevÛ a ning?n aguaje, sino a un grupo de AlcohÛlicos AnÛnimos.
LleguÈ todo tembloroso; me dieron mi aplaudida (aunque ya venÌa todo aplaudido);
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me dieron por mi lado y me dijeron que era la persona m·s importante. Me sentÌ
chingÛn cuando me dedicaron la junta.
Cuando me ofrecieron cafÈ pensÈ que le ponÌan piquete, pero sÛlo me dieron
pura agua de calcetÌn; francamente me dio coraje, pero me aguantÈ por educaciÛn (a
pesar que iba todo crudote). TratÈ de portarme como caballero y pelar bien las orejas.
Que chinga me parÈ escuch·ndolos, y todos por conseguir una pinche feria.
Cuando se acabÛ esa tocada le dije a que me llevÛ:
-P·same los dos pesos. Ya me voy para la casa.
-EspÈrese un rato don JosÈ, nos vamos juntos.
-Tengo prisa, me est· llevando la chingada.
-EspÈrate un rato; vamos a platicar un poco.
-øM·s? Nom·s dÌgame: me los va a dar o no; lo prometido es deuda.
-No se enoje don JosÈ. AquÌ est·n sus dos pesos.
-°P·seme tambiÈn para el camiÛn!
-AquÌ est·n tres pesos y que le vaya bien.
Cuando me dio los centavos, tarde se me hizo para irme a San Juan de Dios a
comprar mi dos cincuenta de alcoholoro (rebajado con agua) en mi botella ìlul?î.
Cuando lleguÈ a la casa ya se me habÌa bajado le cuete por la pinche
caminada; fueron como cincuenta cuadras a pincel, °asÌ cualquier cabrÛn se le baja el
pedo!
-°ViejaÖ.viejaÖ.ya vine!
-°ViejaÖ.viejaÖ.ya vine!
-øQuÈ tal te fue en la junta?
Se me hizo a toda madre. Fui el m·s importante.
-Si t? eres el m·s importante, øcÛmo estar·n los dem·s? Y soltÛ la carcajada.
Mi pinche vieja se morÌa de risa y yo me desconcertÈ.
-No sÈ vieja; pero ahÌ habÌa cabrones de traje y de corbataÖ.y decÌan que
tambiÈn a ellos les partiÛ la madre el alcohol.
A veces me encuentro en la calle a los compaÒeros de prisiÛn:
-°Quih?bole chacalote! øTe avientas una teporocha?
-°No loco! Ya no le hago a esa chingadera.
-°Ujule, hasta culero te est·s volviendo!
No les hago caso y nom·s les doy la maroma; cada quien su pinche rollo.
Es a toda madre vivir sin beber. No es que los desprecie y no es que los
desconozca o que me admire; son pobres tipos que no comprenden y que tambiÈn se
chingaron conmigo en el islote.
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Pero cuando cada quien sabe por quÈ sufre y sabe lo que siente, por eso
subo a las tribunas y platico lo mÌo para recordar mis chingaderas y ya no volverlas a
hacer.
øUstedes creen que sea un bebedor social?
øUstedes creen que de pendejo vaya a hacer la prueba?
Es como si le dijera al gobierno que me llevaran de nuevo a las Islas MarÌas.
°Charros!
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V
LAS BLASFEMIAS DE MARCELINO
ìSOY ATEO
POR LA GRACIA DE DIOSî
Se sugiere a los fan·ticos de cualquier religiÛn,
no leer este capÌtuloÖ.mejor brÌnquelo.
Cuando lleguÈ a un Grupo de AA, empecÈ a leer todos los letreros que
colgaban de las paredes; leÌ tambiÈn los 12 Pasos y las 12 Tradiciones. EscuchÈ a las
personas que abordaban la tribuna y tratÈ de formarme un criterio acerca de AA. No
me gustÛ la forma como condujeron esa junta, ya que las personas que hablaron en
esa ocasiÛn eran muy incultas y fan·ticas. Sin embargo, hubo tambiÈn uno que otro
compaÒero con cierta cultura y preparaciÛn, gracias a los cuales iniciÈ mi relaciÛn con
la AsociaciÛn.
Algunos decÌan que habÌan dejado de beber por la gracia de Dios, asÌ que
pensÈ que la forma de llevar ese Programa se apoyaba en la religiÛn. Como yo soy
ateo, comprendÌ que me serÌa muy difÌcil hablar de beaterÌas, y que ese Programa no
me servirÌa.
Pero como escuchÈ que en la AsociaciÛn habÌa libertad de expresiÛn, pasado
alg?n tiempo me animÈ a subir a la tribuna para decir, si mal no recuerdo: ìYo no tuve
necesidad de dar los Pasos para dejar de beber; soy una persona inteligente y
razonable, y deje de beber porque me di cuenta que el alcohol me hacÌa daÒo y punto.
Durante muchos aÒos tuve un problema de salud en un pie a consecuencia
de la bebida; notaba que cuando tomaba se me hinchaba y que cuando dejaba de
beber se me componÌaî.
ìTranscurridos 15 aÒos tuve que escoger entre dos sopas: seguir estando
enfermo y morirme de borracho o dejar el alcohol para siempre y conservarme sano.
Como soy razonable me decidÌ por lo segundo. Desde entonces estoy sano y no
recurro ni a Dios ni a las vÌrgenes ni a los santos; simplemente utilicÈ el razonamientoî.
SubrayÈ que yo no era tÌtere de Dios ni me sentÌa ayudado por El, y que
estaba molesto porque alg?n beato habÌa escrito bajo el cuadro de las Tradiciones una
frase choteada: ìH·gase SeÒor tu voluntad y no la mÌaî. Dije tambiÈn que no podÌa
aceptar eso, porque hacerlo era aceptar ser tÌtere de un Ser Superior. Si la AgrupaciÛn
no es una AsociaciÛn religiosa, era lÛgico que me parecieran tontos todos esos
letreritos que hablan de Dios.
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El que subiÛ a la tribuna despuÈs de mÌ parecÌa bastante ofendido, pero yo no
me di por enterado; me dijo que sentÌa l·stima por mÌ, porque no tenÌa a quien darle
las gracias o a quiÈn pedirle; me pendejiÛ y me cabroneÛ hasta que se cansÛ.
DespuÈs me retirÈ de ese grupo y comencÈ a visitar otros, pero en todos
sucedÌa lo mismo, asÌ que la mayorÌa de las veces me concretÈ a oÌr para no lastimar
castos oÌdos. Me divertÌa ver el circo que muchos compaÒeros armaban arriba de la
tribuna y notÈ que muchos grupos estaban mangoneados por cursis que suponen que
no m·s sus chicharrones truenan.
A lo largo de mi militancia en AA he tenido algunas experiencias de ataques
directos por parte de patriarcas y lambiscones que no aceptan que no se crea en Dios.
A pesar de que muchos aceptan la libertad de expresiÛn, otros son tan fan·ticos que
llevan las cosas hasta las manos.
Durante mi peregrinar por los grupos encontrÈ que en sÛlo dos de ellos
existÌa la libertad m·s absoluta para expresar los propios conceptos: ìEl Guadalajaraî y
el ìXIIî, ya que en todos los restantes la conceden de puro pico.
Lean las Tradiciones de vez en cuando, pero no las entienden o se hacen
pendejos. En estos dos grupos (y m·s bien en el XII) no se asustan ni tiemblan cuando
hablo, motivo por el cual me gusta asistir a sus reuniones.
Tiempo despuÈs varios compaÒeros y yo formamos el grupo ìSer libreî, con
base en la libertad m·s absoluta para todas las personas y el respeto m·s completo
habÌa la forma de hablar, obrar y pensar.
Seg?n sus tradiciones AA es una sociedad sui generis, de hombres y mujeres.
No conozco otra asociaciÛn que funcione asÌ; basta y sobra con que se lea (y
comprenda) la tercera TradiciÛn, para entender que no se tiene ni pizca de miedo a
nadie, por muy torcido o violento que sea.
El Grupo ìSer Libreî empezÛ a funcionar en forma muy especial, sin reglas
protectoras y en forma muy parecida al Grupo XII, eliminando las beaterÌas y el rito de
rezar el padrenuestro y persignarse, como si fueran al catecismo. El ?nico letrero que
existÌa en nuestro Grupo decÌa ìDios no existe, la materia se mantiene a sÌ mismaî. El
Nigromante. (Digo que existÌa porque en la actualidad nuestro grupo es ambulante, ya
que andamos buscando un local adecuado a nuestras necesidades). AclaraciÛn: dentro
del local no colocamos el cuadro de los Pasos, porque lo consideramos razonamientos
pendejos y babosos que en la mayorÌa hablan de Dios.
Un amigo mÌo y gran compaÒero en AA me entregÛ en una ocasiÛn el folleto
ìConceptos b·sicosî, de Bill W.; ahÌ leÌ que dentro de AA existÌan cerca de 20 mil ateos
en Estados Unidos de NorteamÈrica. Eso me dio gusto, ya que comprobÈ que no eran
beatos todos los que estaban dentro de nuestra AsociaciÛn. En la literatura se
menciona a un tal Ed, que al ?ltimo dio las nalgas, motivo por el cual algunos se
empeÒan a toda costa que yo las dÈ; en ese ejemplo se apoyan para estar chingue y
chingue, jode y jode. Me atacan, insultan, me niegan las tribunas y me rechazan la
sÈptima. Quieren que me convierta, pero hasta ahora se la han pelado conmigo (y se
la van a seguir pelando).
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La mayorÌa de los jerarcas y patriarcas que manejan AA a su capricho no
aceptan que hable en las tribunas porque daÒo a los nuevos y como ellos se convierten
en sus pilmamas, inventan constantemente reglas y se pasan por debajo de los g¸evos
la 3™ TradiciÛn.
El Grupo ìSer libreî fue siempre tolerante con todos los compaÒeros de todos
los grupos, actitud que no ha sido recÌproca. Prueba de ello es lo que voy a referirles y
es conocido de todos ustedes; aquella ocasiÛn en que nos visitaron como 15 de este
Grupo XII y lo cual estoy recordando en este momento.
Antes de iniciar la junta nos preguntaron decentemente quÈ entendÌamos por
autonomÌa, a lo que contestamos que consistÌa precisamente en ser libre; que aquÌ era
como en el XII, donde cada quien habla lo que quiere y como puede.
-Pues bien- dijo el hacÌa de jefe-, con su permiso. SacÛ un librito y un gran
rosario, y todos empezaron a rezar a viva voz, hincados y con los brazos en cruz. Y se
echaron un rosario completo, con letanÌa y con c·nticos religiosos entre misterio y
misterio.
°Hijos de la chingada! ñpensÈ-, no tienen madre estos cabrones del XII. De
momento me quedÈ sorprendido; era un cuadro de locos.
El guÌa del grupo, hincado y con el rosario y el libro entre las manos parecÌa
muy solemne; los dem·s: ìGarfioî, ìCotorraî, ìAcapulcoî, ìDesmadreî y toda la bola,
contestaban a coro y a voz de cuello: Santa MarÌa, madre de Dios, ruega SeÒora por
nosotrosÖ.etcÈtera.
-Vayan a la chingada con sus chingaderas ñdijo ìChenchoî- y se retirÛ
acompaÒado por otros. Finalmente sÛlo nos quedamos un compaÒero y yo.
Mientras rezaban y cantaban me acordÈ de mis tiempos de monaguillo.
Cuando entonaron aquel c·ntico de ìBendito, bendito sea Diosî, me puse a cantar con
ellos y me dije: °ChingadoÖ. Pues que tiene!.
Observaba que muchos rezaban de corazÛn, muy devotos y con mucha
seriedad, pero otros vacilaban mucho y no dejaban oÌr bien. En la letanÌa machacaban
fuerte: °Ruega por ellos!.... °Ruega por ellos!.
-Ni modo ñpensaba-, aquÌ dijimos que se trataba d ser libres y no queda m·s
remedio que aguantar la vara.
Cuando terminaron el guÌa dijo: Esta es nuestra experiencia y estamos aquÌ
para compartirla con ustedes.
-Vamos hablando de un tema especÌfico ñles dije-, øQuÈ les parece si
hablamos de religiÛn?.
-°SÌ! °SÌ! ñdijeron unos- y otros corearon:
-Ese tema sÌ nos gusta, matarileÖ.lireÖ.rÛnÖ.!
-EmpiÈzale Marcelino ñdijo alguien-.
-Pues bien compaÒeros ñempecÈ diciÈndoles-, la religiÛn sÛlo sirve para
castrar al ser humano y mocharle los g¸evos. Y agreguÈ, refiriÈndome en especial al
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ìcapit·n Garfioî ( a quien en ese tiempo no lo conocÌa): ìAhÌ tiene por ejemplo a ese
seÒor fuerte, de regular estatura y grandecito, que todavÌa permanece hincado
despuÈs de que terminaron con su payasada. Esa cosa que trae colgada del cuello es
un mono todo cateado dado a la chingada, ese cabrÛn es un espantap·jaros, es un
amuleto para gente ignorante y tonta que cree que se va a proteger de los peligros;
esas son puras babosadas.
ìEl capit·n Garfioî no aguantÛ m·s y se me echÛ encima intentando
golpearme, sÛlo que los dem·s lo calmaron.
-Yo tengo muchos g¸evos y te parto la madre ñdecÌa ìGarfioî.
Pues sÌ, pero la religiÛn te los est· mochando.
-Yo tengo muchos g¸evos y me doy con quien sea.
-SÌ, tendr·s muchos, de acuerdo; pero yo no estoy peleando, yo estoy
hablando de la religiÛn que te hace que te hinques, que te humilles y que te arrastres
y toda tu hombrÌa queda en la nadaÖ
DespuÈs de la tempestad vino la calma. La junta terminÛ y cada quien de fue
para su casa.
Un mes despuÈs de que nos embutieron el rosario a domicilio, asistÌ a la junta
de delegados en la Oficina Intergrupal de servicios como representante del Grupo ìSer
libreî. Cuando el que hacÌa de jefe preguntÛ que si habÌa alguien que asistiera por
primera vez a la junta, levantÈ la mano. Y me aplaudieron, como es la costumbre.
EmpezÛ la protesta en grande porque algunos que se sentÌan jefazos no me admitÌan
como delegado; se tratÛ de poner el asunto a votaciÛn, como si AA fuera un sindicato.
Unos alegaron que el ìSer libreî no estaba ni siquiera en los directorios. Otros que el
Grupo habÌa sido desconocido como tal. Alguien dijo que ese grupo habÌa sido
expulsado del seno de AA. Otro m·s alegÛ que como no nos sujet·bamos a los
principios no podÌamos tener delegado. Alguien m·s mencionÛ que la mayorÌa de los
miembros de ìSer libreî no creÌan en Dios y que por tanto no nos sujet·bamos a la 2™
TradiciÛn. Yo por mi parte alegaba que se respetara la 3™ TradiciÛn.
-No podemos admitirlo compaÒero porque usted no cree en Dios ñme dijo un
dirigente-; aquÌ estamos puros delegados que nos sujetamos a los 12 Pasos, asÌ que
haga el favor de salirseÖ.
Est·bamos en esta alegata cuando entraron en la sala ìEl capit·n Garfioî y
ìEl cotorraî, delegado del Grupo XII; de momento pensÈ: ìAhora si se va a poner peor
la cosa, ya llegÛ este beato cabrÛn hijo de la chingadaî. Cuando ìGarfioî se dio cuenta
del mitote, se parÛ inmediatamente y sin pedir la palabra les dijo encabronado:
ìøQuienes son ustedes, bola de borrachos mierderos y asquerosos igual que yo, para
impedir que Marcelino represente a su grupo?. Creo que est·n equivocados al negar la
existencia de un grupo que existe. No se trata de aprobar o no aprobar, querer o no
quererÖ. Marcelino tiene sus propios derechos, asÌ nos pese a todos los creyentes;
Dios no necesita pistoleros. El que manda est· arribaÖ. …l es parejo con todos sin
importar sexo ni nacionalidad; sin distinguir formas de pensar, obrar o sentir; por mi
parte, y esto lo digo recio y quedito, entre Dios y yo no quiero a ning?n pinche
entrometido. Y para acabar pronto: øquÈ hubiera hecho el Todopoderoso en este
caso?î.
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La alegata se acabÛ como de rayo y por fin los delegados se pronunciaron a
favor del Grupo ìSer libreî, con todo y delegado.
Palabra que me quedÈ desconcertado ante la actitud de ìGarfioî; un hombre
con el que habÌa tenido una dificultad m·s o menos seria se pronunciaba ahora a favor
de nuestro grupo. Pero eso es lÛgico ñpensÈ-, ya que en el Grupo XII hay libertad
completa y comprenden al dedillo el significado de la 3™ TradiciÛn. Sin embargo pronto
se reanudÛ el incidente y otra vez los beatos dicen que sÌ hay jefes; delegados actuales
han desconocido nuevamente al ìSer libreî y no quieren saber nada del Grupo ni de
sus representantes (Comento todo esto con el fin de que se vea claramente cÛmo se
las gastan la mayorÌa que son creyentes; en cambio los del XII no son fan·ticos y
toman cualquier punto de vista con mucha naturalidad; conocen la literatura de AA,
pero no son dogm·ticos ni fantoches iluminados. Por eso me caen a toda madre).
Finalmente decidimos no enviar a ning?n delegado a la Oficina Intergrupal,
con el doble propÛsito de no tener dificultades y no hacernos cÛmplices de sus
pendejadas, ya que esa bola de beatos han convertido a AA en una secta religiosa,
tergiversando todas las Tradiciones y experiencias de aquellos gringos que nos las
heredaron. Pensamos que como todo est· de la chingada, el ìSer libreî se convertir·
en un grupo ambulante; sÛlo vamos de preferencia a los grupos ìGuadalajaraî y ìXIIî
ya que de la mayorÌa de los dem·s nos correnÖ. (cuando menos a mÌ).
°Pobres cuates!. Cuando cuento mis experiencias se ponen muy machos y
empiezan por querer golpearme. Si yo quisiera pelear tambiÈn lo harÌa; todo es
cuestiÛn de agarrarle la palabra a un compaÒero que tambiÈn es ateo y que es el jefe
de un sindicato de unos 30 jÛvenes fuertes , buenos para los chingadazos y que en
cualquier momento podemos juntarlos con otros ateos y partirles la madreÖ.°O que
nos la partan!.
Cuando he tenido la suerte de que me permitan la tribuna el coordinador casi
siempre me suena el timbre para obligarme a bajar, o me ordena que me sujete al
tema y muchas de estas tonterÌas. Dentro de AA hay muchos profesionistas y ricos que
suspiran, declaman y chillan arriba de las tribunas; pero a ellos nunca les dicen nada ni
les tocan el timbre; y es que estos compaÒeros se sienten dirigentes iluminados y se
han posesionado de los grupos implantando reglas a lo gorras, como si fueran
propietarios y accionistas.
Yo realicÈ un solo paso y fue definitivo: ìNo tomo alcohol porque es un
veneno, no fumo porque es un tÛxico, no masco chicle porque es una pendejada y no
creo en Dios porque es una babosada y un espejismoî.
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VI
LAS PUNTADAS
DEL ìTERRIBLE ACAPULCOî
/nico en el mundo que dentro de AA est·
sano, aliviado, curado y recuperado.
Mi nombre es ìTerrible Acapulcoî y me apellido ìEl incultoî; soy el ?nico en el
mundo que est· SANO, ALIVIADO, RECUPERADO Y CURADO. Soy el dueÒo absoluto de
AA y niego ante Dios que exista cualquier pinche imitador.
En este capÌtulo quiero recordar mis tiempos de jovenazo (aunque recordarlos
sea muy pendejo). De muchachÛn conocÌ a un seÒor al que los boleros le decÌan ìEl
puto Carlosî porque lloraba mucho. Casi siempre le veÌa la misma pinche camisa (que
se notaba a leguas que la lavaba Èl, porque nunca estaba planchada) y con unos
pantalones que brillaban de mugre, los cuales se fajaba con un cinturonzote ancho.
Una vez que me daba grasa le preguntÈ por quÈ motivo tomaba. Se me
quedÛ mirando por un rato, y despuÈs me dijo, en forma muy decente y sin groserÌas:
ìBeto, si yo supiera te lo decÌaî. øSabes por quÈ me dicen puto?.
-No sÈ Carlitos, le contestÈ.
-Porque me da tristeza y sÈ que estoy haciendo mal por tirarme a la
borrachera; o ser· porque no tengo mujer ni hijos, aunque nunca falta un zapato roto
para un pie podrido.
No sÈ por quÈ tomo ñsiguiÛ diciendo-, pero contigo voy a ser sincero. A
propÛsito, ø a ti te gusta el rompope?.
-Bueno, si me tomo mi copita de vez en cuando.
-øY te gusta el anicito, ese del mono?
-°CÛmo no! Es muy sabroso.
-Beto, siento decÌrtelo; pero asÌ empecÈ yo.
-°Ah cabrÛn!Ö. No te creoÖ. No puede ser.
-Como te lo digo telo sostengoÖ. Una copita de rompope, una probadita de
anicito; despuÈs una copita de vino o una cervecita. TambiÈn yo pensaba que una
borracherita de vez en cuando no era malaÖ. Y asÌ por el estilo Beto.
-°No te creo Carlitos!, le dije.
-Te deseo de todo corazÛn que nunca llegues a tener necesidad del trago. Y a
propÛsito Beto, øte has puesto ya tus borracheritas?.
-Pues sÌ Carlitos, pero no como usted lo hace. Yo nada m·s en AÒo Nuevo.
-°Igualito que yo! øY quÈ otra fecha?
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-BuenoÖ.el 15 y 16 de Septiembre; en NavidadÖ.en alg?n cumpleaÒos de un
amigo y en otras fiestecitas sin chisteÖ
-°Igualito que yo! °AsÌ empecÈ tambiÈn!
Hasta la fecha recuerdo al ìputo Carlosî, quien creo que ya muriÛ. TambiÈn
me acuerdo de una pinche vieja borracha que iba a sonsacar a mi mam·. Por ella yo
odiaba de todo corazÛn a todos los pinches borrachos, hijos de su puta madre.
DespuÈs empecÈ a dedicarme a la m?sica. CreÌa que debÌa compartir los
momentos felices con las personas para las cuales tocaba, aunque desgraciadamente
no era asÌ. Hubo ocasiones en que los mismos clientes me decÌan: ìTe disparÈ el
pedoÖ. Te disparÈ la cena, todavÌa quieres que te pague por haber cantado?î.
Y en realidad tenÌan razÛn, porque aparte de que me gorreaban la copa, me
soportaban, porque hasta bronca les echaba cuando no querÌan pagarme, aunque
nunca fui capaz de llamar a la policÌa porque un cabrÛn borracho no me querÌa pagar
las canciones, como he visto que hacen otros hijos de la chingada que tambiÈn son
cancioneros.
Me hundÌ muy r·pido en la borrachera, ya que a los 22 aÒos estaba pidiendo
en una cantina de Poza Rica un tequila para calmarme los putos nervios. Quise agarrar
la copa, pero no pude; me temblaban los labios, las manos y todo el cuerpo. De plano
no pude agarrar la copa. Pero ahÌ en esa cantina que se llamaba ìBocamboî se
encontraba otro borracho que comprendiÛ mi situaciÛn y solÌcito me dijo:
-øPuedes agarrarla?
-No, no puedo.
Como pudo me agarrÛ del cerebro y me dio la copa.
DespuÈs de las borracheras pagaba el precio en las crudasÖ.verdaderas
crudas, no chingaderas. Esto es lo que me caga el palo aquÌ en AA; cuando los
compaÒeros hablan de las crudas, se refieren casi siempre a las crudas morales. Las
crudas fÌsicas eran las que a mÌ me afectaban un chingo; no poder comer, dormir, ni
coger, caminar, cagar o hablarÖ.°Puta madre! Esas eran crudas fÌsicas ni quÈ crudas
morales ni quÈ la chingada.
-øQuÈ tal se siente cagar espuma?
-Yo siento igual que t? ñdecÌa mi amigo.
-°Dios mÌo! Si en la borrachera te ofendÌ, en la cruda me sales debiendo.
AsÌ fui escribiendo mi historia y seguÌa viviendo esa pinche carreraÖ
AhÌ mismo en Poza Rica vivÌa un cabrÛn que se llamaba AndrÈs; era un
constructor de guitarras que tocaba y cantaba bonito. Trabaj·bamos en la misma
cantina asÌ que nos hicimos bien cuates, a cual m·s de pedos.
Un dÌa que est·bamos crudos nos encabronamos contra el vino, y le dije:
ìVamos a hacer una pinche basca de esta mendiga chingaderaî. En el patio del lugar
donde est·bamos, que era para puro borracho asqueroso, habÌa tirada una bacinica
grande y vieja, mugrosa y descarapelada, la recogimos y nos meamos dentro de ella.
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Yo traÌa una pantaletas de unos 12 o 15 dÌas todas mugrosas y cagadas; me
las quitÈ, las rompÌ y las lavÈ dentro de los meados y nos lavamos las manos tambiÈn.
Le echamos 3 o 4 cervecitas caballito y unos chingadazos de aguardiente y lo
batimosÖ
-A ver si asÌ, hijo de la chingada, nos da asco y ya no lo tragamos.
Pero como buenos teporochos nos acabamos esa mezcolanza y hasta nos
servimos m·s. De nada sirviÛ nuestra capirotada.
Una vez llegÛ un cantinero de Cerro Azul al que creo le gustaba la forma
como cant·bamos, porque nos dijo:
-øPor quÈ no se van a Cerro Azul?, ahÌ hay un chingo de dinero y por casa no
se preocupen, yo los aliviano.
-°Casa, vestido, vino y sustento!. Pues v·monos paíCerro Azul.
En Cerro Azul habÌa un chingo de cabrones que bebÌan puro aguardiente,
pero por litrosÖ AhÌ llegaban burros con cargas de latas llenas. Toda la gente estaba
acostumbrada a tomar puro aguardiente y Mr. Q de esos refrescos grandes que
venden por all·.
Pero si en Poza Rica no aguantaban la varga, en cerro Azul menos. El cabrÛn
de la cantina comprendÌa que desquit·bamos con las canciones y que Èramos la
atracciÛn de los borrachos, asÌ que nos regalÛ un barrilito y dos tripitas, una para mi
compaÒero y otra para mÌ.
Diario and·bamos pedos, nom·s despert·bamos del suelo y
-°Salud guango!
-°Salud guango!
Por eso el dueto se llamaba ìLos Guangosî; diario nos ech·bamos una buena
chupadita de aguardiente y un pinche trago de Mr. Q °Cu·l trabajo, cu·l sobriedad,
cu·l nada!. El puto cantinero nos corriÛ de la chamba porque ya no podÌa con
nosotros, asÌ que nos fuimos de nuevo a Poza Rica.
AhÌ pasÈ alg?n tiempo, hasta que por fin pude huir de esa ciudad, esta vez
para Acapulco. Pero °ay! Chingados, creo que fue peor. EntrÈ a un pinche barrio que le
dicen ìPetaquillasî donde habÌa puro pinche hinchadoÖ y de nuevo al trago °papacito
lindo!. De plano me quedÈ plantado en las siete esquinas a convivir teporochamente
con ìEl Sopasî, un cabrÛn que le daba por parar los carros en punto pedo. Un dÌa el
cabrÛn me dice:
-No cantas tan mal pendejo, deberÌas irte a MÈxico y dedicarte al canto; te
voy a enseÒar un tango que me sÈ y que la letra dice:
Tango que me hiciste mal
Y que sin embargo quiero,
Porque vos sos el mensajero
del alma del arrabal.
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No sÈ que canto fatal
tienen tus notas sentidas,
que en la milonga guarida
mi corazÛn se me ensancha,
como pidiÈndole cancha
a un dolor que hay en mi vida.
Por vos me he morfado
M·s pelos que tengo en el mate,
Por vos hizo el disparate
de envenenarse mÌ hermana.
-°Ya vas pinche sopas! °Salud sopas! °Sopas perico!!
Diario era tragar mierda embotellada. °En la madre SeÒor! A veces no abrÌan
la culera cantina y ya est·bamos tocando la puerta para poder entrar.
Pinche carrera vertiginosa hija de la chingada, hasta que ñconsecuencia
lÛgica- un buen dÌa me quedÈ tuberculoso, ya que casi no comÌa, puro chupe y chupe,
coge y cogeÖ. AsÌ cualquier cabrÛn se queda tuberculoso. °Puta madre!.
Eso es precisamente lo que a veces me da coraje de cuando algunos
cabrones maman a cada rato con sus crudas morales. °Que cruda moral puede tener
un pinche tuberculoso!. Lo ?nico que pasa es que te est·s llevando la chingada. No
entiendo quÈ es la cruda moral. Unos dicen que porque le dieron unos chingadazos
fuertes a su vieja; que porque dejaban a sus hijos sin comer; que porque no
alcanzaban para zapatos; que porque le mentaban la madre a sus compadres. °Eso
cualquier cabrÛn lo hace!.
Que yo me acuerde ya no podÌa hacer m·s chingaderas porque no podÌa, ya
que andaba en las esquinas deteniÈndome en un palo de escoba. DurÈ un aÒo y dos
meses para curarme de la tuberculosis, me acuerdo que quedÈ todo madreado de
tanta mendiga inyecciÛn.
Cuando me aliviÈ, la primera pregunta que le hice al mÈdico fue que si podrÌa
volver a tomar.
Hijo de la chingada, pendejo, øno ves que acabas de salir del hoy? øQuÈ no
ves que te estabas muriendo?.
-Pues sÌ doctor, pero es que soy cancionero. Otra vez la mendiga y puta
equivocaciÛn que les decÌa al principio.
-Est· bien cabrÛn, pero toma con m·s medida y no tan gacho como la
agarraste. °Otra vez la burra al trigo! °Otra vez a cagar el palo!.
DespuÈs de mi tuberculosis, empecÈ otra vez a dar las nalgas al seÒor
alcohol, pero en esta ocasiÛn sÌ me estaba llevando la chingada. Yo no me acuerdo,
pero dice mi vieja que los vecinos le decÌan que se hiciera el ·nimo de darme por
muerto y que el dÌa que ya no llegara era seÒal que la puta calaca me habÌa llevado.
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AsÌ que un dÌa llegaron los cabrones de AA, iban a dar una conferencia y fui a
ver de quÈ se trataba. Me dieron la pinche muleta de ìde que era la persona m·s
importanteî y que ìera bienvenidoî, que me sintiera mejor que en mi casa y que ahÌ
ning?n cabrÛn ordenaba nada, que todo era sugerido por el Programa. Me acuerdo
que el coordinador me dijo claramente:
-°AquÌ es para hombres, no pa`putos! °Y le estoy diciendo a usted , joven!
-øPues cu·l joven? ñpensÈ-. Todo avejentado, arrugado y amargado por el
pinche alcohol; todo jodido y con el cutis reseco y con los ojos saltadosÖ. °Y todavÌa
me decÌa joven el seÒor! Pero tambiÈn me dijo que el Programa era para hombres y
eso me calÛ un poco.
Dudaron que yo me quedara porque me vieron todo madreado. Me acuerdo
que un culero me dijo:
-QuÈdate viendo en el espejo que tienes ahÌ enfrente y retr·tate para que te
compares dentro de seis meses si es que de chingadera te quedas (todavÌa conservo
las fotos y me da risa).
En la primera junta de AA no entendÌ ni madre, pero me dije: øpor quÈ no me
voy a quedar? øQuÈ ser· esto?. Y asÌ empezÛ mi vida dentro de AlcohÛlicos AnÛnimos
en el Grupo Acapulco. DespuÈs me salÌ del puerto para ir a saludar a todos los compas
de este mundillo de AA; un nuevo mundo que francamente me gustÛ y que nunca soÒÈ
en conocer; mundo maravilloso y sencillo que me hizo sanar y rejuvenecer.
DespuÈs me vine a vivir a Guadalajara, pero en ninguna parte me dieron
chance porque era rebelde, no me dejaba de ning?n culero y no quise ser el pendejo
de nadie. LleguÈ a Guadalajara sin dinero y sin personalidad; lo ?nico que pudieron
sacarme fue mi experiencia, y se las di.
En mi caminar por la ciudad caÌ como anillo al dedo al pinche Grupo XII; ahÌ
encontrÈ a ìChuy tortasî, a ìDiosî, ìLa cotorraî, ìFray arcadioî, y un chingo de
cabrones que sÌ tenÌan madurez emocional. En este Grupo me forjaron a base de
meterme la madre y tratarme sin remilgos y sin chiqueos, pero tambiÈn sin intrigas ni
hipocresÌas.
-°°S·cate a chingar a tu madre!!
-Ya c·llate ojete.
-Con tus pulgas a otra parte.
-°Crees que no chocas cabrÛn!
De momento y al principio sentÌa que me zurraba, pero ni modo; me gustÛ el
grupo y asÌ eran estos cabrones; no me quedÛ otra cosa que aguantar la verga
redonda, cuadrada o derecha. °Como fuera, me daba igual!.
Fui tan indeseable en el grupo XII, que me nombraron inmediatamente RSG.
Y ahÌ va este hijo de la chingada pendejo a ver que era eso de Servicios Generales;
pero tampoco me quisieron ahÌ. Parece que no encajaba muy bien que digamos con los
RSG, pura gente de 3 aÒos de sobriedad, bien educada, bien vestida y de corbata,
puros y respetables y yo un mendigo malhablado y dicharachero sin dinero y sin carro.
Todo descorazonado fui al Grupo y les dije:
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-°CompaÒeros! °No quieren al RSG del XII!
-°C·llate hijo de tu chingada!
-°No eres el primero que corre, cabrÛn!
-Dejen darles el informe cuando menos ñtratÈ de justificarme-, pero todos me
gritaron:
-°Tu informe mÈtetelo por el culo!
-No queremos chismes ni mitotes.
-En el XII no queremos culeros.
-°Est·s hasta la chingada de piojos!
Me desconcertÈ ya que si en otros grupos desajustaba a muchos pendejos en
el XII valÌa madre. øQuÈ chingados era este grupo?. Era ni m·s ni menos que La
Caldera del Diablo, como todos le decÌan.
Cuando me domestiquÈ y me amansÈ en este formidable grupo del que sigo
siendo amo, seÒor y RSG vitalicio, los dem·s grupos me vinieron ìG¸ilsonî. En una
ocasiÛn en que regresÈ al Grupo Acapulco del que habÌa nacido por poco me agarran a
cabronazos. Se asustaron tanto de cÛmo hablaba que un cabrÛn me saliÛ al brinco y
me dijo:
-Yo soy Kalim·n y te voy a romper la madre.
Pero saliÛ otro pinche grandote que le dijo:
-DÈjame a mÌ partirle el hocico primero.
Total ning?n culero me partiÛ la jeta; puros pinches batos culeros.
Y yo que pensaba que me iban a recibir con los brazos abiertos por haber ido
a darles las gracias por haberme recibido en una primera ocasiÛn. Pinche y triste
ironÌa; el grupo donde habÌa nacido no querÌa saber nada de mÌ. °Palabras de
bienvenida que se las lleva el viento! °Prometer no empobrecer, cumplir es lo que
aniquila!. Desde entonces tengo cuidado antes de ofrecerle al nuevo cosas que nos las
voy a cumplir. °Valen madre los recibimientos hipÛcritas que se dicen con tal de
atrapar al nuevo!.
No cabe duda que no cualquier cabrÛn entiende al XII. Para pertenecer a este
grupo hay que aguantar a calzÛn quitado el ìmicrÛfonoî. El que pasa la prueba sin
quejarse vale la pena entregarle una credencial. Durante el tiempo que he militado en
el XII se me ha quitado lo pendejo. Me siento m·s chingÛn en filosofÌa que el mismo
SÛcrates. Soy lo m·ximo en sabidurÌa.
Es a toda madre perder de vez en cuando el tiempo en congresos y
convenciones , alegar en otros lugares pendejadas de todos los tiempos:
-øQuÈ es tocar fondo?
-øT? pisaste fondo negro y dram·tico?
-øQuÈ tal si pisamos fondo?
-øPor quÈ no buscas tu propio fondo?
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Puras pinches mamadas a las que no les encuentro ning?n chiste, pero que
sirven para que toda la bola de g¸evones cotorriÈ el punto. Yo nunca pisÈ m·s fondo
que cuando fui al mar. Pero, øfondo en la borrachera?. Cuando yo ingresÈ en AA
estaba tan desorientado que no sabÌa para donde quedaba el norte, mucho menos
podÌa saber que diablos era el fondo. Hay cabrones que nunca los jalÛ la policÌa pa¥l
bote, pero se quiebran la pinche cabeza tratando de explicar quÈ significa tocar fondo.
-Yo tengo m·s fondo que t?.
-Si no tienes fondo, te presto el mÌo.
-øQuiÈn de todos se pondrÌa m·s pedo?
-øQuiÈn harÌa mas chirigotadas?
-Mi fondo fue dram·tico, cruel y cochino.
Hasta la fecha he hecho lo que se me hinchan los pinches g¸evos, aquÌ y en
donde quiera; he sido indomable ayer, hoy y siempre y m·s ahorita que alcancÈ un
alto grado de cultura y que me considero un gran chingÛn y mucha tolonga. Ahorita
me siento como un muchacho de 18 aÒos, pero m·s capacitado para no ser tan
pendejo de andar buscando broncas entre pandillas. Dicen que la juventud es la
enfermedad m·s rara e hija de la chingada y que se cura con el tiempo. °Pero yo no
quiero curarme de juventud!. No hay nada m·s bonito que gozar del dÌa en toda su
plenitud; viajar por todos lados, correr, saltar, caminar, conocer montaÒas y rÌos,
barrancas y volcanes, reÌrse de todo y no tener amargurasÖ. °Eso es juventud!. No
quiero ser huraÒo ni dÈspota, no quiero morir acomplejado.
Dentro de AA he aprendido muchas cosas, pero la m·s importante ha sido:
NO HACERLE CASO A NING/N HIJO DE LA CHINGADA, aunque me costÛ un g¸evo y
un chingo de trabajo poder hacerlo. Pr·cticamente ya logrÈ todo lo que establece el
Programa: ya lo pasÈ y hasta se me olvidÛ.
Soy de los pocos que han dado los 15 Pasos; el doceavo es traer un nuevo; el
13 tener una querida; el 14 cogerse un puto y el 15 que se lo cojan a uno. TambiÈn he
cumplido con las 15 Tradiciones; las 12 que ya est·n escritas; las que yo escribÌ y las
que est·n por escribirse.
Pero lo m·ximo que he aprendido en AlcohÛlicos AnÛnimos es tener la
facultad de hacer pendejo a todo el mundo, incluyendo a muchos AA; esto es lo
m·ximo y no cualquiera lo logra. Al principio muchos me veÌan la cara de pendejo y me
daban gratuitamente sugerencias y m·s sugerencias sin pedirlas; pero lleguÈ al XII y
despertÈ. Ahora pobre pendejo que se crea de mÌ, porque tengo la capacidad de hacer
pendejos a todos.
Hace un aÒo me llevÈ ñcon el fin de apadrinarla- a una pobre borrachita que
estaba en el Grupo XII; a veces como que puja y se me anda queriendo ir al
cementerio. Cuando se le medio corta el pedo me dice:
-Beto, øno te das cuenta de que somos un par de cabrones que nos hacemos
falta?.
La he llevado a muchos grupos de AA con la pinche esperanza de que se
quede, pero ella no le interesa; no quiere dejar de beber; dice que no es alcohÛlica y
aunque sÈ que est· desahuciada por la medicina, la psiquiatrÌa y la religiÛn, le digo que
AlcohÛlicos AnÛnimos la recibir· siempre con los brazos abiertos.
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Pero esta vieja es m·s terca que una pinche mula y se la saca con que no
tiene nada que contar; que no tiene historial. °No sÈ entonces dÛnde se enseÒÛ a
tomar, y aunque es cosa que no les importa, les voy a contar un poquito de esta
experiencia.
Hace m·s de un aÒo acababa de regresar de gira y estaba pipa y guante en
el XII con un poquito de dinero. Me vestÌ de corbata, sombrero, tacuche y toda la
chingada, y me fui a cotorriar el punto. Estaba a toda madre disfrutando de mi cafÈ,
cuando llegÛ un hijo de la chingada de AA y le dice a la muchacha con quiÈn llegÛ:
-Mira, con ese del trajecito te arreglas.
-QuÈ traes ñle dije-, øeres alcohÛlica?
-No, no soy alcohÛlica.
-øQuÈ eres entonces?
-Soy trabajadora social.
-°Ah!, pues siÈntate aquÌ a mi lado.
Y como asÌ les llamamos en el XII a las muchachotas que trabajan a la
redonda, pensÈ que trabajaba en alg?n cabaretÖ.me caÌ que tuve esa pequeÒa
equivocaciÛn. Y como yo tengo permiso de acostarme con todas las mujeres que no
sean alcohÛlicas, entrÛ el deseo morboso de seguir adelante.
-øTienes hambre?
-SÌ, desde ayer.
-Te voy a invitar a comer.
DespuÈs de la comida le di mi domicilio para que me visitara cuando quisiera;
le dije que dormÌa sÛlo, dejaba la puerta abierta y que no se apurara por nada, ya que
la invitaba de todo corazÛn y sin ning?n compromiso.
Al otro dÌa ya estaba en mi cuarto cuando llegÛ la g¸erita de ojos azules; yo
estaba en calzoncillos, asÌ que lo que tenÌa que pasar pasÛ, y desde entonces vivimos
juntos. En AlcohÛlicos AnÛnimos encuentra uno todo, °hasta vieja!.
Pobre vieja, a veces tengo que limpiarle el culo cuando se caga y muchas
veces tengo que acostarme en sus orines. AsÌ es el alcohol y pobre de aquel que no lo
crea. Por m·s lucha que le hecho ella no quiere ingresar en AA porque ìson una bola
de locos y mentirososîÖ.no sÈ como se dio cuenta, pero parece que lo descubriÛ
pronto.
Por lo pronto le siguen dando sus ataques alcohÛlicos y temo que se me
muera en cualquier momento. Le sigue entrando al alcohol puro y ya se me rodÛ una
vez por la escalera, raj·ndose media madre en medio de cuajarones de sangre. Sin
embargo, °dice que no es alcohÛlica!. Pero como no tengo la facultad de seÒalar quien
es y quien no es, all· ella y su problema.
-Si te llegas a morir que hago ñle digo.
-Por mÌ no te preocupes; si quieres me llevas al Ayuntamiento o a la Cruz
Roja, o de plano me tiras donde quieras.
Estos g¸evotes no se ven a diario y no cualquier culero llega a teporocho,
digo esto porque aquÌ dentro de AA hay un chingo de asustados; nom·s les digo que
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estoy sano, aliviado, curado y recuperado y se ponen a rabiar, a llorar y maldecir
sobre el Grupo XII, dicen que porque no se sujeta a la Tradiciones.
°Pobre mi borrachita!. Ojala alg?n dÌa llegue a recuperarse; lo veo difÌcil,
aunque no imposible. Seguido me llega toda raspada y con moretes; ya perdiÛ el reloj
y el abrigo que le comprÈ. No cabe duda: sÛlo un teporocho entiende a otro teporocho.
Yo siempre he sido hablador y muy hocicÛnÖAsÌ nacÌ y asÌ soyÖ. Si no me
quieren ni modo. Y hasta pronto culerosÖ. °Ojala que pronto se recuperen!.
NOTA:
Este libro est· incompleto faltan los capÌtulos 7 (CANCIONERO REFRANERO B£SICO DEL
BORRACHOTE ESTUPIDO) 8 (HOJAS SUELTAS) y 9 (AUTODIAGNOSTICO ESPECIAL PARA CUALQUIER
BORRACHOTE) no los he incluido por carecer de importancia y no tener ninguna
trascendencia con el tema, quiz·s el 9 que se parece al cuestionario de AA øES AA
PARA USTED?.
Con mi agradecimiento a todos mis compaÒeros del Grupo Renacer de CEUTA
Ceuta, 2 de diciembre de 2006
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LAS MISAS NEGRAS
DEL
ALCOHOLISMO
EL LIBRO NEGRO DE ALCOH”LICOS AN”NIMOS
Rogelio P. (Grupo XII de A.A.)
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En Guadalajara existe una lacra: el Barrio de San Juan de Dios.
Y allÌ opera un importante grupo de AlcohÛlicos AnÛnimos, el
ìexcomulgadoî GRUPO XII, situado frente a una peluquerÌa,
entre hoteles de baja categorÌa y desperdicios de la ciudad,
uno de los cuales son los hombres y mujeres que viven de la
delincuencia, los vicios, la prostituciÛn.
LAS MISAS NEGRAS DEL ALCOHOLISMO, es un testimonio
·gil y veraz de la forma de comportamiento de este ìterrible
Grupo XIIî, tan censurado por la comunidad de A.A. y que,
pese a todo, dentro de sus particularidades, ha logrado
grandes triunfos. Es cierto que quienes allÌ asisten no logran
desligarse de todo su pasadoÖ.pero tienen una ventaja: el
ladrÛn, la prostituta, el homosexual, en fin todos ellos ya no
beben: se enfrentan ante la vida con plena lucidez. Y analizan
los casos los discuten y de esas sesiones el autor Rogelio P.,
ha extraÌdo estas p·ginas bromistas y terribles.
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EPILOGO
Y colorÌn, colorado
se ha terminado
°SONRIE CABR”N!
TE EST£N TELEVISANDO
ADVERTENCIA
El que preste este libro
es muy ingenuo; pero
el que lo devuelva es
muy pendejo
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----------------------- Page 53-----------------------
TODAS LAS PALABRAS QUE OS RESULTEN RARAS O EXTRA—AS Y NO
COMPRENDAIS, LA ENCONTRAREIS EN ESTA DIRECCI”NÖÖ
53
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AMANTES DE LA HISTORIA DE ALCOHOLICOS ANONIMOS ( AHAA ) ES LA MAYOR WEB SOBRE LA HISTORIA DE ALCOHOLICOS ANONIMOS EN ESPAÑOL AHAA NO E...
-
"Nota de AHAA : La siguiente información relacionada con el padre Ralph Pfau ha sido facilitada por Danilo Ernesto, que dice...
-
Introducidos por primera vez en el libro Alcohólicos Anónimos publicado en 1939, los reconocidos Doce Pasos de AA reflejan ...