En 1939 estaba ocupado en una revisión crítica de las publicaciones sobre alcoholismo. Entre mis lecturas había algunas verdaderas joyas y una abrumadora cantidad de papeles variando en la mediocridad y con franqueza dando vueltas sobre lo mismo.
Un día de ese año, me encontré en mi escritorio un libro con una cubierta de polvo amarillo y rojo. Su título era "Alcohólicos Anónimos".
Con un suspiro me levanté y me dije a mí mismo: "Un poco más de materia mediocre ." Pero apenas había leído unas páginas cuando me di cuenta que tenía una de las joyas más preciosas delante de mí.
Dr. E. M Jellinek
Fuente : Revista Grapevine 1.989