El personal de los Archivos con frecuencia recibe preguntas acerca de la placa de “La humildad” que supuestamente estaba en el escritorio del Dr. Bob en su oficina en Akron. La aseveración, que se se puede encontrar en la página 222 del libro, El Dr. Bob y los buenos veteranos, dice así:
“La perpetua quietud del corazón. Es no tener problemas. Es nunca estar intranquilo o enfadado, irritado o resentido; no sorprenderme de nada de lo que me hagan, no sentir nada que me hagan. Es estar en paz cuando nadie me alaba, y cuando me culpan o desprecian, es tener una casa bendita dentro de mí donde puedo ir y cerrar la puerta y arrodillarme en secreto ante mi Padre y estar en paz, como en un mar profundo de tranquilidad, cuando todo a mi alrededor y en mi cercanía parece ser un problema”
. En 1974, un veterano de Akron describió así al Dr. Bob: “
…el Dr. Bob era silencioso, sencillo, de pocas palabras en la conversación privada, pero lo que decía tenía mucho peso. En una ocasión, cuando su salud estaba muy deteriorada, escuché a alguien preguntarle “¿Tiene que ir a todas esas reuniones? ¿Por qué no se queda en casa y conserva su energía?” El Dr. Bob reflexionó y dio una respuesta en tres partes sobre por qué él quería continuar asistiendo a las reuniones mientras Dios le diera la fortaleza. Dijo, “La primera razón es que funciona muy bien así, ¿para qué hacerlo de otro modo y arriesgarme? La segunda razón es que no quiero privarme del privilegio de conocer, saludar y visitar a mis compañeros alcohólicos, porque es un placer para mí. Y la tercera razón es la más importante. Mi lugar es estar en esa reunión para el beneficio del hombre o mujer recién llegados que entren por esa puerta. Porque yo soy prueba viviente de que A.A. seguirá funcionando mientras yo esté en A.A. Y esa es una deuda que tengo con esa persona. Soy el ejemplo en vivo”.