Bill W. ¿Qué es un padrino dentro de AA ?









¿Qué es un padrino dentro de AA ?

Un padrino es un miembro de A.A. que el recien llegado elige para que le guie por el programa de Alcohólicos Anónimos,
 "Un  padrino es necesariamente un lider;  la apuesta es enorme.Una vida humana, y a menudo la felicidad de una familia dependen de él.Lo que el padrino dice y hace, cómo él evalua las reacciones de su ahijado, el tiempo que el se entrega, como maneja la crítica, y como el maneja su ejemplo de perspectiva espiritual-bueno, todos éstos atributos de liderazgo pueden hacer toda la diferencia, a veces entre la vida y la muerte " .-Bill W. 

Apadrinamiento--Grapevine April 1961

El anonimato










La Undécima Tradición: Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción; necesitamos mantener siempre nuestro anonimato personal ante la prensa, la radio y el cine.
La Duodécima Tradición: El anonimato es la base espiritual de todas nuestras Tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.

En su “último mensaje” a la Comunidad en octubre de 1970, Bill W., cofundador de A.A., afirmó la continua importancia del anonimato. “Si me preguntaran cuál de estas bendiciones era, según mi opinión, la más responsable de nuestro desarrollo como Comunidad y la más vital para nuestra continuidad, yo diría: el ‘Concepto de Anonimato’… A.A. tiene que cambiar y seguirá cambiando a medida que pasen los años. No podemos, ni debiéramos retrasar el reloj. Sin embargo, yo creo firmemente que el principio del anonimato tiene que seguir siendo nuestra salvaguardia primordial y permanente. Mientras aceptemos nuestra sobriedad en nuestro espíritu tradicional de anonimato, continuaremos recibiendo la Gracia de Dios.”


Cuando Bill dijo estas palabras, A.A. tenía 35 años—años que habían sido de gran significación histórica para toda persona interesada en el problema del alcoholismo. Gracias en gran parte al crecimiento y al éxito de A.A., el público tenía cada vez más conocimientos de esta enfermedad; había una variedad de recursos profesionales disponibles para el alcohólico enfermo; y miles de borrachos estaban logrando su sobriedad—muchos de ellos antes de que sus vidas hubieran sido destruidas por el alcoholismo.
Casi 30 años más tarde, el mensaje de A.A. ha sido llevado a 150 países, y hay unos dos millones de miembros en todo el mundo. Las organizaciones que en su estructura han seguido el modelo de A.A., han hecho que las palabras “recuperación” y “trabajo de Paso Doce” formen parte del vocabulario cotidiano. A.A. es reconocido por algunos como uno de los movimientos sociales más importantes del siglo XX. Hay voces — dentro y fuera de A.A.— que dicen con insistencia que, con tantos magníficos logros y éxitos a la vista del público, la Comunidad ya no tiene necesidad del anonimato.
¿Por qué, entonces, se adhiere A.A tan firmemente a esta tradición? Porque, en términos pragmáticos, esta tradición sirve a A.A. hoy tan eficazmente como lo ha hecho durante los últimos 60 años.
El anonimato protege al recién llegado
A nivel práctico, el anonimato protege al recién llegado. En una sociedad en la que se consideraba el alcoholismo un tema moral y se despreciaba al borracho de poca voluntad, los miembros pioneros se aferraban al anonimato como si fuera su salvavidas. Aunque hoy el alcoholismo es reconocido como enfermedad y ha desaparecido en gran parte el estigma social, los sentimientos de miedo, vergüenza y culpabilidad que tiene el alcohólico son tan fuertes como siempre. Puede que el anonimato que A.A. ofrece al alcohólico enfermo y tembloroso sea la única cosa que le permita sentir la suficiente seguridad para llamar por teléfono o ir a una reunión de A.A. y así dar los primeros pasos tambaleantes hacia la recuperación. Sin el anonimato, muchos que necesitan A.A. nunca encontrarían sus puertas.
El individuo es quien decide el grado de anonimato que quiere tener con su familia, sus amigos, sus empleadores e incluso con sus compañeros de A.A.
Doce puntos para asegurar nuestro futuro”
Las Doce Tradiciones fueron publicadas por primera vez en abril de 1946, cuando Bill W. presentó a la Comunidad “Los doce puntos para asegurar nuestro futuro” (que se conocen ahora como la forma larga de las Tradiciones). “Nadie inventó Alcohólicos Anónimos,” escribió Bill. “Brotó y evolucionó. Su desarrollo, logrado por un método de pruebas y tanteos, nos ha producido una rica experiencia. Poco a poco, hemos venido adoptando las lecciones de esta experiencia, primero como normas y luego como Tradición.”
El punto once expuso la política de relaciones públicas de A.A.: “Nuestras relaciones con el mundo exterior deben caracterizarse por la modestia y el anonimato. Opinamos que A.A. debe evitar la propaganda sensacionalista. Nuestras relaciones públicas deben guiarse por el principio de atracción y no por la promoción. No tenemos necesidad de alabarnos a nosotros mismos. Nos parece mejor dejar que nuestros amigos nos recomienden.”
El anonimato al principio desconcertó y luego impresionó a la prensa. Bill escribió en 1946 que “casi todo periodista que hace un reportaje acerca de A.A. empieza quejándose de lo difícil que es escribir un artículo sin nombres. No obstante, al darse cuenta de que se trata de un grupo de gente a quienes no les importa en absoluto ninguna ventaja personal, pronto se ve dispuesto a dejar pasar esta inconveniencia.¼ Por lo tanto, el artículo que escribe es amistoso, y nunca un mero trabajo rutinario. Escribe con entusiasmo, porque el reportero se siente entusiasmado.” (Grapevine, 3/46)
En el punto doce, Bill explicó la esencia de lo que significa el anonimato: “Finalmente, nosotros los Alcohólicos Anónimos creemos que el principio de anonimato tiene una inmensa significación espiritual. Nos recuerda que debemos anteponer los principios a las personalidades; que debemos practicar una modestia verdaderamente humilde. Todo esto a fin de que las bendiciones que conocemos nunca nos estropeen; que vivamos siempre en contemplación agradecida de El que preside sobre todos nosotros.”
Las Lecciones de la Experiencia
La humildad nunca ha sido fácil para los alcohólicos. Los miembros fundadores de A.A., sin guías tradicionales que seguir, aprendieron por un proceso muy doloroso de pruebas y tanteos que el éxito podría ser el peligro más grande para su sobriedad y para la Comunidad todavía en ciernes. Los miembros que volvieron a sus acostumbradas exigencias de poder y atención volvieron a emborracharse, empañando así la reputación de la Comunidad. Y a largo plazo, incluso cuando los miembros con sólida sobriedad trataron de obtener el reconocimiento del público “para el bien de A.A.,” Alcohólicos Anónimos pagó un precio muy caro.
En la revistal Grapevine de enero de 1955, Bill W. describió los resultados devastadores de la búsqueda desastrosa del poder y del prestigio personales, del honor público y del dinero: los mismo impulsos implacables que antes, al ser frustrados, nos hicieron beber; las mismas fuerzas que hoy en día desgarran el mundo….. Poco a poco, empezamos a entender que la unidad, la eficacia e incluso la supervivencia de A.A. siempre dependería de nuestra continua voluntad de sacrificar nuestros deseos y ambiciones personales por la seguridad y bienestar comunes. Así como el sacrificio significaba la supervivencia para el individuo, también significaba la supervivencia y la unidad para el grupo, y para A.A. en su totalidad.” Bill, como buen narrador, nos relató unos ejemplos increíbles de cómo el bienestar a corto plazo puede ser desastroso a largo plazo.
Un jugador de béisbol bastante bien conocido logró su sobriedad en A.A. y ya que su regreso al béisbol fue tan espectacular, aparecieron en la prensa muchos reportajes sobre el caso, en los que se atribuía a A.A. el mérito de su recuperación. “Los alcohólicos vinieron en tropel. Estábamos encantados.” El mismo Bill W. hizo una gira, dando entrevistas personales en nombre de A.A. “Supongo que, durante dos o tres años, yo era el principal violador del anonimato en A.A.” Todo el mundo creía que el anonimato era importante, pero en esos tiempos parecía que si las circunstancias eran favorables se podrían hacer excepciones.
Otros miembros siguieron el ejemplo de Bill, abandonando el anonimato “por el bien de A.A.” Una mujer, miembro de A.A., usando su nombre completo y diciendo que era miembro de A.A., emprendió una campaña de educación sobre el alcohol. “[E]l proyecto tuvo resultados inmediatos.¼ Iba aumentando la comprensión del público acerca del alcoholismo e iba disminuyendo el estigma que se había puesto al borracho; y empezaron a llegar nuevos miembros a A.A. Con toda seguridad, no podía haber nada de malo en ello.
Pero sí lo había. Por tener estas ventajas a corto plazo, nos estábamos exponiendo a futuros riesgos de proporciones alarmantes y amenazadoras.” Un miembro de A.A. empezó a publicar una revista dedicada a la causa de la Prohibición, usando el nombre de A.A. para atacar los males del whisky. Luego, una asociación mercantil de licores propuso que un miembro ocupara un puesto de “educación.” Iba a decir a la gente que el alcohol en cantidades excesivas era malo para cualquier persona y que ciertas personas, los alcohólicos, no debían beberlo en absoluto. Nuestro amigo A.A. tendría que romper su anonimato—causando necesariamente al público la impresión de que A.A. estaba a favor de la “educación,” al estilo de los comerciantes de licor.
Estos acontecimientos y otros parecidos sirvieron para recalcar dramáticamente lo arriesgado que era hacer uso del nombre de A.A. con fines distintos del de llevar el mensaje anónimamente. Cuanto más valioso es el nombre de A.A., tanto más seductora es la tentación. Dentro de pocos años, Bill y otros miembros que habían roto su anonimato se dieron cuenta de que tenían que salirse de la vista del público si A.A. iba a sobrevivir.
Los Washingtonianos
Unos cien años antes, un movimiento parecido, encaminado a ayudar a los alcohólicos, floreció y luego fracasó, principalmente por no tener principios espirituales unificadores. En abril de 1840, seis amigos, compañeros de copas, se reunieron en la Taberna Chase de Baltimore y allí decidieron unánimemente dejar la bebida. Su naciente grupo, al que se puso el nombre de los Washingtonianos, tenía una sola meta: “la redención de los borrachos. Dentro del plazo de un año, habían reformado a 1,000 borrachos y tenían otros 5,000 miembros y amigos; pasados unos pocos años más, el número de miembros ascendió a varios centenares de miles. Sin embargo, los Washingtonianos no tenían un conjunto de tradiciones que les pudiera mantener unidos y enfocados en su objetivo. Los líderes del movimiento estaban muy a la vista del público y pronto se vieron envueltos en causas políticas y en el movimiento antialcohólico. A finales de 1847, los Washingtonianos casi habían desaparecido.
Renunciar al reconocimiento público
En los años 50, década en que las Doce Tradiciones fueron adoptadas por la Comunidad, los A.A., gracias a haber aprendido las lecciones de la historia, ya se dieron cuenta del valor de renunciar al poder y al prestigio y de vivir de una manera genuinamente humilde. Desde entonces los miembros—con muy pocas excepciones—se han mantenido apartados de la vista del público y se han negado a aceptar el reconocimiento público por su afiliación con A.A.
Durante un período de varios años, Bill W. se veía casi inundado de propuestas para darle reconocimiento público por ser uno de los cofundadores de Alcohólicos Anónimos. (El Dr. Bob S., el otro fundador, murió en 1950.) Bill rechazó varios premios universitarios, se negó a tener su nombre e historia personal publicados en el “Quién es quién en América,” dijo que no a la revista Time, la cual hubiera puesto su foto en la portada de un número, y rehusó el premio Lasker (el cual fue otorgado en cambio a la Comunidad de A.A.). En 1954, la Universidad de Yale le ofreció un título honorario de Doctor en Derecho y se negó a aceptarlo. Las razones por haber hecho esto, que todavía tienen resonancia para el nuevo milenio, las explicó en una carta fechada el 2 de febrero de 1954, dirigida al entonces secretario de Yale, Reuben A. Holden:
Si aceptara [tal distinción], los beneficios a corto plazo para Alcohólicos Anónimos y para las legiones de personas que todavía sufren de nuestra enfermedad, serían considerables y de un alcance mundial. No tengo la menor duda de que una muestra de apoyo tan potente aceleraría grandemente la aprobación pública de A.A. en todas partes. Por lo tanto, solamente la más contundente razón podría moverme a privar a Alcohólicos Anónimos de una oportunidad de esta envergadura.
Esta es la razón: La Tradición de Alcohólicos Anónimos—nuestra única forma de gobierno—pide a todo miembro que evite cualquier publicidad u honor personal que pueda vincular su nombre con nuestra Sociedad en la mente del público. La Duodécima Tradición de A.A. dice: ‘El anonimato es la base espiritual de todas nuestras Tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.’
Debido a que hemos tenido ya mucha experiencia concreta en este principio vital, hoy en día todo miembro juicioso de A.A. es de la opinión de que si, en los años venideros, seguimos practicando este principio de manera absoluta, esto servirá para garantizar nuestra eficacia y nuestra unidad, refrenando fuertemente a todos aquellos para quienes el reconocimiento y los honores públicos no son sino un trampolín hacia la dominación y el poder personal.
Al igual que otros hombres y mujeres, los A.A. miramos con profunda aprensión la tremenda lucha por el poder que se desenvuelve a nuestro alrededor, una lucha de múltiples formas que invade todos los aspectos de la vida, desgarrando nuestra sociedad. Creo que los A.A. tenemos la suerte de darnos cuenta claramente de que tales fuerzas no deben regir nunca entre nosotros, porque serían nuestra perdición.
La Tradición de anonimato personal y de negarnos a aceptar honores ante el público es nuestro escudo protector. No nos atrevemos a enfrentarnos indefensos a la tentación del poder"



la foto es del año 1942
y presenta a varios miembros de AA, incluyendo a su cofundador Bill Wilson, enmascarados para preservar el anonimat

Bill W.: El origen de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos








  
By Bill W.



July 1953 A.A. Grapevine


Los AA están siempre preguntando "¿de donde vienen los doce pasos?”En el último análisis quizás nadie lo sepa. Algunos eventos que guiaron a la formulación de los pasos están todavía para mi tan claros como si hubieran ocurrido ayer.
Para la gente involucrada, los principales canales de inspiración para nuestros pasos fueron tres: 1.-los grupos Oxford 2.- el Dr.William D. Silkworth del hospital local, y 3.- el afamado psicólogo William James, llamado por algunos el padre de la psicología moderna. La historia de como estas influencias se juntaron y como condujeron a la escritura de los doce pasos es excitante y se ve extremadamente increíble.
1.- Influencia:
Muchos de nosotros recordaremos los grupos Oxford como un movimiento evangélico moderno que floreció en 1920 y primeros años de 1930, fundado por el que fuera anteriormente ministro luterano Frank Buchman.
Los grupos Oxford (GO) de aquel tiempo ponían mucho énfasis en el trabajo personal de un miembro con el otro. Los doce pasos de AA tienen sus orígenes en esa práctica de vida. La columna vertebral de los GO eran, absoluta honestidad, absoluta pureza, generosidad y amor absoluto. Ellos también practicaban un tipo de confesión que llamaban " compartir"; a realizar reparaciones por el daño hecho le llamaban "restitución"; creían profundamente en su " tiempo parado" la meditación que practicaban tanto individualmente como colectivamente, en los cuales la guía de Dios estaba impregnada por cada detalle de la vida, ya fuera grande o minúsculo.
Las ideas básicas no eran nuevas; podían ser encontradas en cualquier lado. Pero lo verdaderamente valioso para nosotros los primeros alcohólicos que contactábamos con los GO era que ellos ponían mucho énfasis particularmente en estos principios. Y afortunadamente para nosotros era el hecho de que los grupos llevaban los dolores de cada persona a no interferir con los puntos de vista personales sobre religión. Su sociedad, como mas tarde la nuestra, vio la necesidad de ser estrictamente "no confesional"
En el verano de 1.934, mi muy apreciado y alcohólico amigo, y compañero de colegio " Ebbie" había contactado con estas buenas gentes, y había conseguido súbitamente la sobriedad. Siendo un alcohólico, y de los muy obstinados, él no habría sido nunca capaz de " comprar " los puntos de vista, ideas y actitudes de los Grupos Oxford. Sin embargo le movía su sincero agradecimiento por le hecho de que había abandonado su obsesión por la bebida.
Cuando llegó a Nueva York a finales de 1.934, Ebbie pensó en mí. En un desapacible día de noviembre llamó a mi casa. Pronto me estaba viendo a través de nuestra mesa de cocina en el 182 de clinton street, brooklyn, New York.Como recuerdo esa conversación, él constantemente usaba frases como estas :• "encontré que no podía manejar mi vida por mi mismo" ;" tengo que ser honesto conmigo mismo y con alguna otra persona " ; " tengo que restituir el daño que he hecho"; " tengo que rezar a Dios pidiéndole guía y fortaleza, incluso aunque no estuviera seguro que hubiera un Dios "; " y después de haber tratado seriamente de hacer estas cosas encontré que mi ansia de alcohol desapareció "Entonces una y otra vez Ebbie decía algo como esto " Bill, no hay nada como ir en el vagón del agua. No luches con el deseo de beber, tú eres liberado de él. Yo nunca había tenido eses sentimiento anteriormente"
Ese era el resumen de lo que Ebbie extrajo de sus amigos de los grupos Oxford y me transmitió ese día. Mientras estas simples ideas no eran nuevas, ellas me alcanzaron como toneladas de ladrillos. Hoy entendemos porque fue así....un alcohólico hablando a otro como nadie puede hacerlo.
2.- Influencia:

Dos o tres semanas mas tarde, el 11 de diciembre para ser exactos, yo me tambaleaba entrando al hospital local Carles B. en Central Park, New york City. Había estado allí tres veces, por lo tanto ya conocía y amaba al doctor al cargo, el Dr.Silkworth. Fue él, el que pronto iba a contribuir con una gran idea, sin la cual AA nunca hubiera tenido éxito. Durante años él había estado proclamando que el alcoholismo era una enfermedad, una obsesión de la mente unida a una alergia física del cuerpo.
Ahora comprendí lo que esto significaba para mí. También entendí qué clase de combinación fatal podrían tener estos dos ogros gemelos.. Por supuesto una vez espere estar entre la pequeña cantidad de victimas que ahora y siempre escapan a su destino.Pero esta esperanza ahora se había ido. Estaba a punto de tocar el fondo. Ese veredicto de la ciencia-la obsesión que me condenaba a beber y la alergia que me condenaba a morir-estaban a punto de hacer el truco. Allí fue donde la ciencia médica, personificada en este benigno pequeño doctor, empezó a ajustar todo. Puesta en las manos de un alcohólico hablando al más próximo, esta verdad de doble filo podría destrozar el resistente ego de un alcohólico y permitirle que descansara por la gracia de Dios.
En mi caso evidentemente fue el Dr.Silkworth el que me lo trajo mientras que mi amigo Ebbie me trajo los principios espirituales y la gracia que me produjo un repentino despertar espiritual en el hospital tres días más tarde (dic.14, 1.934) Inmediatamente supe que era un hombre libre, y con esta sorprendente experiencia vino un sentimiento de maravillosa certidumbre de que un gran número de alcohólicos pueden un día disfrutar del regalo sin precio que nos ha sido concedido.
3.- Influencia:
En este momento una tercera oleada de influencia se introdujo en mi vida a través de las paginas del libro de William James " variedades de experiencias religiosas " Alguien me lo había traído al hospital. Siguiendo mi repentina experiencia espiritual, el Dr.Silkworth se había esforzado en que no había alucinado. Pero William James hizo incluso más. No sólo, él decía, las experiencias espirituales podían sanar a las personas, podrían transformar a hombres y mujeres para que ellos pudieran hacer, sentir, y creer lo que hasta el momento parecía imposible para ellos. Importaba poco si los despertares eran repentinos o graduales, su variedad podía ser infinita. Pero el mayor desenlace de ese libro fue este: en la mayoría de los casos descritos, los que fueron transformados fueron personas sin esperanza. En alguna área de sus vidas habían tenido una absoluta derrota. Bueno eso me venía bien, en la completa derrota, con ninguna esperanza o Fe de ninguna clase, yo había llamado a un poder superior. Había llevado a cabo el primer paso del programa de AA de hoy en día -" admitimos que no teníamos poder sobre el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables-", Yo había también hecho el paso tres, " tomamos la decisión de poner nuestros deseos y vidas en manos de Dios tal y como lo entendíamos" Esto fue lo que me convirtió en libre. Era tan simple, y tan misterioso, como eso.
Estos hechos eran tan excitantes que instantáneamente me uní a los Oxford Groups, pero para su consternación yo insistí en dedicarme exclusivamente a los borrachos, lo cual inquieto a los GO de dos maneras. Primeramente, ellos querían ayudar a salvar al mundo entero. En segundo lugar, su suerte con los borrachos había sido escasa. Justo cuando me uní ellos habían estado trabajando con un grupo de alcohólicos, lo cuales se habían mostrado muy decepcionados. Uno de ellos, se rumoreaba, había tirado su zapato a una valiosa ventana de la iglesia episcopal cerca del callejón donde los GO tenían su cuartel general. Ninguno de ellos tomo en consideración mi repetida declaración de que llevar la sobriedad a todos los borrachos del mundo. Acertadamente decían que mi engreimiento era demasiado grande.
Algo perdido
Después de seis meses de violento esfuerzo y sin resultados con alcohólicos que encontré en una misión cercana al hospital local, empezó a parecer que los miembros de los GO estaban en lo cierto. Nadie había alcanzado la sobriedad. En Brooklyn siempre teníamos una casa llena de alcohólicos viviendo con nosotros, algunas veces hasta cinco. Mi valiente mujer Lois, una vez llegó del trabajo y se encontró a tres de ellos como una cuba. Aunque eventos como estos me ralentizaron de alguna manera, la persistente convicción de que un tipo de sobriedad podría ser lograda nunca me abandonó, Había en cambio un punto brillante. Mi padrino, Ebbie, con su nueva sobriedad encontrada.
¿Cual era el motivo de todos estos fiascos? Si Ebbie y yo habíamos encontrado la sobriedad, por qué el resto no la podrían encontrar también? Algunos de los que habíamos estado trabajando con ellos ciertamente querían estar bien. Especulábamos día y noche por que motivo nada bueno les había ocurrido. Quizás no podían soportar los pasos espirituales de los GO que son cuatro, honestidad, pureza, generosidad y amor. De hecho algunos de los alcohólicos declararon que ese era el problema. Se quejaban también sobre otro tipo de coerción- algo que los Grupos Oxford llamaban • la guía de otros •, un " equipo", compuesto por grupos de no alcohólicos que se sentaban con un alcohólico y después de un cierto tiempo darían precisas instrucciones de como el alcohólico debería manejar su propia vida. Tan agradecidos como estábamos a nuestros amigos de los Grupos Oxford, esto era a veces duro de tomar. Eso estaba relacionado con el resbalón que seguía.
Pero esa no era toda la razón por la que fallaba. Después de meses vi que el problema estaba principalmente en mí. Había llegado a ser muy agresivo y engreído. Habla mucho sobre mi repentina experiencia espiritual, aunque fuera algo muy especial. Había estado jugando al doble papel de profesor y predicador. En mis exhortaciones olvidé todo sobre el lado médico de nuestra enfermedad. No estábamos usando lo que el Dr.Silworth tan providencialmente nos había dicho.

Finalmente, un día el Dr.Silkworth me puso los pies en la tierra. Me dijo " Bill, por qué no dejas de hablar tanto respecto tesa brillante experiencia tuya, suena demasiado a loco. Aunque estoy convencido que nada mejor que principios morales le vendrá bien a los alcohólicos, creo que tienes que poner la carreta antes que el caballo. El asunto es que el alcohólico no tragara con todas esas exhortaciones morales hasta que no se convenzan por ellos mismos que lo deben hacer. Si yo fuera tu les hablaría primero en términos médicos. Mientras que nunca nada bueno ha sido para mí decirles que fatal es el mal que tienen, puede ser diferente la historia si eres tú el que le lleva esas malas noticias, un alcohólico sin esperanza anteriormente. Porque esta identificación natural que tu tienes con los alcohólicos, tu puedes llegar donde yo no puedo. Háblales primero de la enfermedad, y díselo crudamente. Esto puede ablandarles hasta el punto de que acepten esos principios que en verdad le vendrán bien a ellos"
Entonces vino Akron
Poco después de esta conversación, me encontré en Akron, Ohio, en una aventura de negocios que pronto fracasó. Solo en la ciudad me aterraba de muerte la idea de volver a emborracharme. Yo no era mas un profesor o un predicador, era un alcohólico que necesitaba a otro alcohólico tanto como posiblemente el me necesitaba a mi. Guiado por esa urgencia, pronto me encontré cara a cara con el Dr.Bob. Era evidente que el Dr.Bob conocía mas de asuntos espirituales que lo que yo sabía. El también había estado en contacto con los grupos Oxford en Akron. Pero por algún motivo el simplemente no pudo encontrar la sobriedad. Siguiendo el consejo del Dr.Silkworth hablé sobre la enfermedad. Le dije como era el alcoholismo y lo fatal que podría llegar a ser. Aparentemente esto le llegó al Dr.bob. El 10 de junio de 1.935 él consiguió la sobriedad, y ya nunca más volvió a beber. Cuando, en 1.939, aparece por primera vez la historia del Dr.bob en el libro Alcohólicos Anónimos, él puso un párrafo del mismo en itálicas. Hablando de mi, dice " de más importancia fue el hecho de que el era el primer ser humano con el que había hablado en toda mi vida, que sabía que estaba hablando sobre lo que es el alcoholismo desde la experiencia real"
El vínculo perdido

El Dr.Silkworth nos ha ofrecido ciertamente el vínculo perdido sin el cual la cadena que ahora se ha convertido en nuestros doce pasos jamás se hubiera completado. Entonces, y allí, se encendió la chispa que llegaría a convertirse en Alcohólicos Anónimos.
Durante los tres años siguientes a la recuperación del Dr.Bob el crecimiento en nuestros grupos de Akron, Nueva York y Cleveland evolucionó el llamado programa boca a boca de nuestros tiempos pioneros. En la medida que comenzábamos a formar una sociedad separada de los Grupos Oxford, empezamos a declarar nuestros principios, que eran así:
1.- Admitíamos que éramos impotentes ante el alcohol

2.-Fuimos honestos con nosotros mismos
3.-Fuimos honestos con otra persona, en confidencia

4.-Hicimos reparaciones por el daño hecho a otros

5.-Trabajábamos con otros alcohólicos sin demandar dinero o prestigio

6.-Rezábamos para que Dios nos ayudara a hacer estas cosas lo mejor que pudiéramos.

Aunque estos principios eran llevados a cabo al capricho o gusto de cada uno de nosotros, y aunque en Akron y cleveland todavía estaban atrapados por los principios absolutos de los Grupos Oxford de honestidad, pureza, falta de egoísmo y amor, esta era la esencia de nuestro mensaje a los alcohólicos recién llegados en 1.939, cuando nuestros actuales doce pasos fueron puestos en papel.

Recuerdo muy bien la tarde en que se redactaron los Doce Pasos. Yo estaba tumbado en la cama, sintiéndome bastante descorazonado y sufriendo uno de mis imaginarios ataques de úlcera. Se habían esbozado cuatro capítulos del libro Alcohólicos Anónimos y se habían leído en las reuniones de Akron y de Nueva York. Nos dimos cuenta muy pronto de que todo el mundo quería ser autor. Las riñas acerca de lo que debería ser el contenido de nuestro libro eran tremendas. Por ejemplo, algunos querían un libro puramente psicológico, que atrajera a los alcohólicos sin asustarles. Más tarde podríamos hablarles del "asunto de Dios." Unos cuantos, encabezados por nuestro estupendo amigo sureño, Fitz M., querían un libro más bien religioso, con una buena dosis del dogma que habíamos ido recogiendo por las iglesias y las misiones que habían tratado de ayudarnos. Cuanto más estruendosos eran esto argumentos, más me sentía en el punto medio. Parecía que yo no iba a ser el autor. Iba a ser un mero árbitro que decidiría cuál seria el contenido del libro. No obstante, esto no quería decir que no hubiera un gran entusiasmo por la empresa. Cada uno de nosotros se sentía tremendamente entusiasmado por la posibilidad de llevar nuestro mensaje a todos los incontables alcohólicos que aun no nos conocían.

Al haber llegado al Quinto Capítulo, nos parecía que ya había llegado la hora oportuna de enunciar lo que era en realidad nuestro programa. Recuerdo haber repasado en mi mente las frases del programa de palabra que eran en aquel entonces de uso corriente. Al tenerlas apuntadas, vi que correspondían a los seis principios anteriormente enumerados. Entonces, me sobrevino la idea de que nuestro programa debería ser enunciado de una forma más clara y exacta. Habría que tener una serie de principios bien precisos para nuestros lectores lejanos. Dada la capacidad del alcohólico para justificarse, el texto tendría que estar a toda prueba. No podíamos ofrecerle ninguna escapatoria al lector. Además, un enunciado más comprensivo y detallado nos ayudaría cuando redactáramos los siguientes capítulos, en los que tendríamos que exponer exactamente cómo se debería practicar el programa de recuperación.

Al fin me puse a escribir sobre un bloc barato de papel amarillo. Dividí nuestro programa de palabra en partes más pequeñas y, al mismo tiempo, fui ampliando considerablemente su alcance. Aunque me sentía muy poco inspirado, para mi gran sorpresa, tardé poco tiempo - tal vez una media hora - en establecer ciertos principios, los cuales, al contarlos, resultaron ser doce. Y, por alguna razón inexplicable, había puesto la idea de Dios en el Segundo Paso, casi al principio. Además, me había referido a Dios muy a menudo en los demás Pasos. Incluso sugería en uno de los Pasos que el recién llegado se pusiera de rodillas.

Cuando presenté este documento en nuestra reunión de Nueva York, las protestas fueron muchas y muy ruidosas. A nuestros amigos agnósticos no les gustaba en absoluto la idea de arrodillarse. Otros decían se hablaba demasiado de Dios. Y, ¿por qué debería haber Doce Pasos, si antes teníamos cinco o seis? Mantengámoslo sencillo, dijeron.

Pasamos varios días y noches metidos en estas acaloradas discusiones. Pero tuvieron muy buenas consecuencias para Alcohólicos Anónimos. Nuestro contingente de agnósticos, encabezado por Hank P. y Jim B., acabaron convenciéndonos de la necesidad de hacerlo más fácil para las personas como ellos, empleando tales términos como "un Poder Superior" y "Dios como nosotros Lo concebimos." Esas expresiones, como bien sabemos hoy día, han resultado ser salvavidas para muchos alcohólicos. Nos han hecho posible a miles de nosotros dar un comienzo que no hubiéramos podido dar si hubiéramos dejado los Pasos como los escribí originalmente. Afortunadamente para nosotros, no se hizo ningún otro cambio en el borrador original y el número de Pasos seguía siendo doce. Poco sospechábamos en aquel entonces que nuestros Doce Pasos tendrían muy pronto la aprobación de los clérigos de todas las religiones e incluso de nuestros amigos más recientes, los siquiatras.

Este pequeño fragmento de la historia debe convencer incluso al más escéptico de que nadie inventó Alcohólicos Anónimos.

Simplemente brotó y creció - por la Gracia de Dios.



Ebby T










 
En los Grupos Oxford, que era  una tentativa de volver al primer cristianismo del siglo; antes de que fuera contaminado, complicado y torcido por doctrinas, opiniones y dogmas religiosos, Ebby encontró la revelación de su alcoholismo en prácticas espirituales simples. El programa ofrecido a Ebby era que hiciera un inventario moral personal, admitiendo a otras personas los males que había hecho, reparando y restituyendo y un esfuerzo genuino de estar al servicio de otras personas.
Ebby que era antiguo compañero y amigo de la escuela primaria y de tragos de Bill, le llamó por teléfono. Bill se dio cuenta de que no estaba bebido, aún sabiendo que había sido señalado como un caso desesperado de alcoholismo y que iba a ser recluido en un asilo a causa de su locura alcohólica.

Ansiosamente Bill le dijo “vente para acá y charlamos acerca de los buenos tiempos pasados”……….

En la Convención de California, en 1960 en Long Beach, Bill Wilson escribió esta nota en un libro de A.A.

“Estimado Ebby:
No pasa ningún día que recuerde que me trajiste el mensaje, aquel día de Noviembre de 1934, solo Dios sabe cuanto sufrimiento me ahorraste”
 Con afecto, Bill°

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