El 11 de septiembre de 2001, cuando todavía había una columna de humo caliente que surgía de las torres colapsadas del World Trade, equipos de bomberos, policías, médicos y paramédicos, empleados Center
de construcción y otros comenzaron la exhaustiva operación de búsqueda, rescate y limpieza de los escombros. Como trabajaban prácticamente todo el día y toda la noche, los miembros de A.A. que había entre ellos comenzaron a pedir que se hicieran reuniones en el
lugar del ataque terrorista, que pronto recibió el nombre de Zona Cero. Llamaron a la OSG de A.A., al Intergrupo de Nueva York, a la Cruz Roja, y se llamaron unos a otros. La respuesta fue inmediata, la cooperación entre todos, extraordinaria, y ya en el mes de octubre había dos salas donde los agotados trabajadores podían pasar
directamente de la zona de devastación, conocida como “el montón”, al ambiente comprensivo de una reunión de A.A.
Las salas de reuniones fueron instaladas en el Centro de Descanso 1, una instalación de la Cruz Roja albergada en un edificio de aulas, propiedad de una universidad, a varias cuadras de la zona restringida (zona roja) y que distribuye comidas, ofrece lugares para dormir y otros servicios para los equipos. El Grupo de Zona Cero no ha sido un grupo en el sentido usual, explicó Richard S., presidente del Comité de Cooperación con la Comunidad Profesional (C.C.P.) del Sudeste de Nueva York, en el Grapevine de enero de 2002: “No tenemos un horario fijo de reuniones, no hay servidores ni coordinadores estables del grupo, y todos provienen de un grupo base de algún otro lugar, a veces lejos de la ciudad. Pero aun así es una sala de A.A. La mayoría de las veces las reuniones simplemente se materializan
cuando ha entrado un número suficiente de A.A. y éstos se reúnen con los dos voluntarios que se encuentran permanentemente en el lugar, las 24 horas, en turnos de 6 horas”.
Los trabajadores de la Cruz Roja han contribuido generosamente su tiempo, ayuda y comprensión de los principios de A.A. Las dos salas de A.A., las cuales Richard describe como “una mezcla de reunión maratónica con salón de bienvenida”, son también lugares para descansar, charlar, meditar o llamar a un padrino usando un teléfono celular. “Los hombres necesitan estar allí”, dijo Richard al boletín Box 4-5-9 de la OSG. “Su disposición entera cambia después
de unos minutos de haber estado allí”. Dorothy D., quien preside el comité de Instituciones del Intergrupo de Nueva York, además de ser una enfermera que trabajaba por las noches en el lugar del desastre, dijo que se sintió fuertemente emocionada cuando, el día en que se realizó la primera reunión programada, uno de los hombres escribió en la pizarra, “Grupo Zona Cero de A.A., creado el 28 de septiembre de 2001”.
Un soleado día de octubre, Richard nos cuenta que estaba observando el sitio donde antes se alzaban las Torres Gemelas, “una enorme plaza completamente arrasada, con hombres y equipos repartidos entre montañas y cavernas de escombros, y sobre el suelo, fragmentos todavía reconocibles de las paredes de las torres, que parecían grandes cáscaras de huevo”. Entonces, su mente se detuvo a pensar “en las salas de A.A. que se han establecido aquí... y pensé en cómo hemos transmitido el mensaje por todo el mundo, y
cómo los resultados pueden verse en estas salas, semillas de vida en medio de la desolación. Y a pesar del horror que veo frente a mí, tengo la certeza de que, pase lo que pase en este mundo, mientras la mano de A.A. esté allí, juntos podremos superarlo, un día a la vez”.
